Entre la fama y la introspección: cómo Brenda Asnicar aprendió a reírse, soltar y reinventarse tras el éxito

admin

Brenda Asnicar es una reconocida actriz, cantante y compositora argentina. Comenzó su carrera en televisión a los 11 años, participando en programas infantiles como Cantaniño y Chicos Argentinos. Alcanzó fama internacional gracias a su icónico papel de Antonella Lamas Bernardi en la telenovela musical Patito Feo (2007-2009), con la que realizó giras, grabó tres bandas sonoras y se convirtió en ídola adolescente.

Posteriormente, protagonizó la serie Sueña conmigo (2010), participó en Los Únicos (2011) y en la telenovela Corazón Valiente de Telemundo (2012). En 2013 se incorporó a Cumbia Ninja, donde interpretó un doble papel y también formó parte de la banda sonora. En 2019 lanzó su álbum Vos Sos Dios, compuesto y producido por ella, con colaboraciones de lujo como la de Charly García. En 2021 presentó el EP Bandida Records y, más recientemente, estrenó su single Savior, acompañado de un videoclip disponible en YouTube.

En Instagram reúne a una comunidad de más de un millón de seguidores. Actualmente, es co-conductora del programa de streaming Había que decirlo en eltrece prende, junto a Gastón Dalmau. El ciclo se emite de lunes a jueves a las 16:30 y cuenta con la participación de Fausti Bo, Pauli Vetrano, Tomi Messi y Paulita Pareto, quienes suman frescura a través de juegos, entrevistas y charlas divertidas.

La actriz y cantante compartió su experiencia en el streaming, su matrimonio en Croacia y su regreso a Argentina

Luli: — ¿Cómo estás? ¿En qué momento de tu vida te encontrás?

Brenda: — En un momento muy feliz, me siento agradecida, la verdad. Trabajando ahora en streaming. Fue todo un desafío porque yo no veía streaming, solo algunos clips por las redes sociales, y nunca me había sentado ahí. Tengo un compañero, Gastón Dalmau, que es una maravilla. Es un Casi Ángeles, pero él es un ángel absoluto. Yo estoy acostumbrada a no mirar a cámara y tener un guion. Y en el stream mirás a la cámara y no tenés guion. Era como ¿y ahora qué hago? Me sentía un poquito nerviosa, pero después ya se me fue yendo. Es tan importante los compañeros, un equipo de trabajo que te acompaña, te entiende, te comprende y una producción maravillosa. Todo cayó como del cielo en un momento en el cual yo lo necesitaba mucho. Quería reírme. Para mí reírme es como básico, ¿viste? Si no, no hay vida.

Luli: — Me llama la atención lo que dijiste: “Me llegó en un momento en que lo necesitaba”. ¿Qué te pasaba?

Brenda: — Estoy escribiendo mucho. Ahora soy escritora… Estoy escribiendo proyectos porque quería dejar salir y capitalizar muchas experiencias que tuve, pero no contando que me habían sucedido a mí, sino como que estuve analizando la humanidad, el ser humano, la sociedad, los comportamientos. En ese camino empecé a identificar mis emociones, arranqué terapia y eso me hizo muy bien. Entonces, empecé a poner en palabras todo.

Luli: — Como a canalizar lo vivido…

Brenda: — Exacto. Yo creo que en ese momento empecé a querer estar motivada por otra cosa. Si yo hubiera sabido que haciendo streaming me divertía tanto, quizá lo hubiera buscado antes. Y eso es lo que tiene de mágica de la vida, que de repente yo no lo busqué y lo que necesitaba llegó cuando no lo estaba buscando y por ahí estaba buscando otra cosa. Porque en estos años yo me casé, me separé. pasó de todo…

El amor, el matrimonio en Croacia y la experiencia en Colombia

Luli: — Tuviste como muchas vidas en una. Sos muy jovencita y de golpe te casaste en Croacia con un muchacho que… ¿De dónde era?

Brenda: — De Colombia.

Luli: — Hagamos un repaso por todo ese rock and roll porque me parece espectacular todo lo que fuiste construyendo.

Brenda: — Es que fueron muchos años. Yo empecé a trabajar a los 11 años y, después de Patito Feo y de otras cosas, hice Cumbia Ninja en Colombia. Fueron tres temporadas sin parar, hasta que me enamoré y dije: “Quiero tener una casa con él”. Me compré una casa, 50-50, la remodelamos y fue como “bueno, ahora quiero tener hijos”…

Luli: — ¿A qué edad?

Brenda: — Cuando me casé tenía 21 y ya existía el proyecto de hijos… Yo pensé que tenía cuarenta años, nada que ver (risas).

Luli: — ¡Qué chiquita!

Brenda: — Igual mi mamá me tuvo a esa edad, entonces era más lógico para mí que, pues después de haber trabajado tanto, necesitaba un parate y pensara más en mi vida personal. Me hacía bien descansar un poquito, estar feliz con una pareja, compartir con alguien que por ahí no sabía tanto de mi trayectoria, de mi profesión…

Luli: — ¿Él no tenía que ver con el medio?

Brenda: — No, él es ingeniero. Lo amo y lo adoro.

Luli: — ¿Y cómo conociste un ingeniero en Colombia, grabando Cumbia Ninja?

Brenda: — Porque él era el mejor amigo de una compañera mía que es actriz, Carla Giraldo, que hacía la telenovela de Lolita.

Luli: — Entonces, se conocen, se enamoran y arman un proyecto de vida: casa, perro, auto, todo. ¿Por qué se casan en Croacia?

Brenda: — Estuvimos siete años juntos. Y elegimos Croacia porque estaba Argentina y Colombia y el pasaje costaba lo mismo. Entonces, dijimos: “Casémonos en otro lugar del mundo” para que no sea que los colombianos tienen que ir a Argentina y los argentinos tienen que ir a Colombia; y ayudamos un poquito a la gente que no lo podía hacer para que todos pudieran lograrlo.

Brenda destacó el valor del amor propio, la terapia y la búsqueda de equilibrio entre la vida personal y profesional

Conexión con la naturaleza y el regreso a Argentina

Luli: — Y te casaste, pero volvés a Colombia porque residías allá.

Brenda: — Exactamente. Y después fue heavy porque para mí llegó un momento donde dije: “Necesito volver a mi país, volver a compartir con mi familia”. A mí Colombia me cambió la vida porque me mostró otra cultura, otra forma de ver la vida. Me volví fanática de sembrar, sembré 150 árboles desde la semilla, o sea, hice bosques. Y bueno, mientras toda la gente me decía: “¿Dónde estás?”, “¿Qué estás haciendo?” “Vos tendrías que haber hecho tal cosa”, yo estaba sembrando árboles feliz y me encanta. Ahora sembré tres árboles de palta (risas) y me encanta.

Luli: — Te escucho con atención y muchas de las mujeres que me tocó entrevistar en este ciclo, hacen hincapié en la necesidad de conectar con la naturaleza sobre todo después de situaciones de tanto éxito.

Brenda: — Sí, mi abuela, mi mamá y mi papá siempre fueron de sembrar sus árboles en el jardín de casa. Yo estuve más desconectada, pero es como cuando te pica el bichito de ser madre, ¿viste? Como que de repente decís: “Bueno, che, ¿qué onda?” Yo me mudé a ese departamento que habíamos comprado, estaba todo sin plantas y vivíamos enfrente de unos farallones divinos. Fui y me compré un romerito en el vivero de un supermercado. Y después fue como que empezaron a caerse semillas a la terraza. Fue como que la naturaleza me dijo: “Hola, estoy aquí”. Cuando vos estás conectado con la naturaleza, estás conectado con lo esencial, con tus raíces. Quise volver a Argentina porque extrañaba mi familia, básicamente. Y eso era importante, porque también trabajé mucho tiempo y quise armar mi propia familia. Pero me di cuenta de que todavía tengo una familia hermosa para que podamos compartir juntos.

Luli: — ¿Y en qué momento eso hizo cortocircuito?

Brenda: — Yo creo que en el momento de los tiempos y el hecho de que las relaciones a distancia son complejas. Él tiene su empresa de construcción en Colombia, es el gerente y financiero de eso y hacen un muy buen trabajo. A mí no me gustaba la idea de: “Te venís conmigo o nos separamos”. Entonces, fue como: “Che, necesito irme, te amo, te adoro y sigamos siendo amigos”. Y eso es lo que también hoy hace que seamos siendo grandes “panas”, como quien dice.

Luli: — O sea que el corte del vínculo lo hiciste cuando tomaste la decisión de venirte para acá. Es muy sano, también.

Brenda: —Sí, lo hicimos juntos. Además nos re queremos. Yo creo que uno sabe con quién se casó cuando se separa.

Luli: — Totalmente. Y si tenés hijos, ni hablar.

Brenda: — Exacto. Él quería tener muchos hijos y yo también. Pero dije: “¿Cómo vamos a hacer? ¿Dónde lo voy a tener? ¿En Argentina? ¿En Colombia? Mucho lío todo”. Pero estuvo muy bien porque aprendí mucho con él.

Luli: — Y también el amor es saber irse en el momento que hay que irse y no esperar a que la cosa se pudra.

Brenda: —Sí. Yo creo que el amor siempre se transmuta, evoluciona en algo mucho más profundo. Cuando hay amor de verdad, no hay daño, no hay agresión, no hay gritos. Cuando hay amor de verdad, se entiende, se comprende, se acompaña y todo se evoluciona de una forma más sagrada que es la de la comprensión y de la empatía. Si yo me estoy yendo porque quiero estar con mi familia, es hermoso.

Luli: — Y es saludable y es esperable, siendo tan chica.

Brenda: — Eso fue cuando yo tenía 27 años. Ahora tengo 33, pero en ese momento yo pensaba que tenía 40…

Luli: — ¿Y te arrepentiste?

Brenda: — No, no me arrepentí. Pero me di cuenta que era un vínculo muy sagrado. No me arrepentí, pero hace poco cuando fui a Colombia le dije: “¿Nos volvemos a casar?” Nos reímos los dos, obviamente. Igual seguimos como casados porque seguimos siendo nosotros, Alejandro y Brenda, que se re aman. Pero si me di cuenta que lo que teníamos y lo que construimos no se consigue tan fácil. Por eso es lindo haberlo cuidado también. ¿Quién sabe? El día de mañana quizás ser padre de mis hijos, quizás no tengo hijos, no lo sé, las expectativas las dejo de lado, porque en definitiva lo más lindo es estar feliz con el presente y con lo que hay. Si no es como estar añorando… Si en ese momento me fluyó así, está bien. Yo hoy me siento feliz con las lecciones que pasé también. La intención mía fue estar con mi familia, fue el último cumpleaños que pasé con mi abuela. No siento que me haya equivocado. Sí siento que esa melancolía y extrañar es porque lo que tenía estaba bueno y por suerte lo conservo.

Luli: — Cuando hablabas de la importancia de cuidar la semilla y de regar la plantita, ¿en qué momento hiciste ese giro y empezaste a hacerlo en vos misma en tu vida personal?

Brenda: — Cuando di un montón por un montón de gente y esa gente cuando yo realmente la necesité, no estuvo. Por eso la canción y el video que salió ahora se llama Savior, Salvador. Está dedicada a esa persona que justamente cuando yo más la necesité, después de haber dado un montón, pues me dejó ahí, sin poder, sin tener las herramientas, porque a veces la gente no hace mala persona, no tiene las herramientas.

Luli: — ¿Esa persona está identificada públicamente o es una utopía?

Brenda: — No, es una utopía del amor propio. Cuando vos confiás en un proceso y no es que te desilusiona, pero decís: “Che, no me salió como yo esperaba”. Por ejemplo, cuando te dicen: “Necesito que me ayudes con tal cosa”. “Yo te ayudo”, le decís. Pero cuando yo estoy en la misma, vos no me pudiste ayudar. Y claro, si vos no te podías ayudar en su momento, ¿cómo me vas a poder ayudar a mí? Y además esta cosa de que yo no soy salvadora de nadie. La hermosa cuestión de la canción es que a veces esas personas que nos dejan sin poder ayudarnos o que no nos consideran lo vemos como una victimización, pero en realidad son nuestros salvadores porque nos hacen elegirnos a nosotros.

Luli: — Y qué cambios se producen en la vida cuando uno empieza a elegirse, a priorizarse.

Brenda: — El famoso egoísmo, que está mal visto. No digo el ego como “no me importa el otro” sino como “primero yo”. ¿Viste cuando te hacen poner la máscara en el avión y después se la pones al otro? Es lo mismo.

Luli: — ¿Cómo hacías para acomodar el ego después de tanto éxito? Porque eras muy chiquita y naturalmente todo lo que sube…

Brenda: — Por suerte baja para poder ir al supermercado tranquila (risas). La gente y los medios se encargan de bajarte de un hondazo. En realidad yo nunca me subí ni me bajé. Siempre traté de mantenerme normal. Nosotros éramos menores y eran otros tiempos, pero las críticas eran fuertes. No había redes sociales como ahora, pero estaban los medios. Mi familia me decía: “No te metas en eso, no te metas en polémicas”. Pero había muchas injusticias también para una menor y no estaba bueno eso. Pero en un punto, lejos de naturalizarlo, forma parte de mi historia. Por eso hoy me planto donde me planto. “Vos decí lo que quieras de mí, pero en algún punto ponete en mis zapatos y después charlamos”, me sale decir. Te criticaban por lo que decías, lo que te ponías, pero llega un momento en que decís: “Bueno, yo me lo puse porque me gustaba”. Ahora no me gusta tanto, ahora lo veo y digo: “Bueno, ok. Lo entiendo, pero no había que ser tan malo”. Y eso que no se sabe por ahí un 70% de miles y millones de cosas que no las compartiría nunca porque tiene que ver con no exponerme. En terapia yo hablo mucho de eso. No exponerse hace que uno pueda preservarse y tener su espacio. Yo tengo un terapeuta y hago las constelaciones. Fui probando diferentes terapeutas. Ya ni hablo tanto de mis temas con mis amigos porque me parece que es más sano con un profesional.

Luli: — ¿Te reencontraste en algún momento con ese deseo que tuviste a los 20 y pico de formar una familia?

Brenda: — Sí, quiero tener una familia. Re quiero tener una familia. Quiero tener un campo, caballos y familia. Bien argentina (risas).

Luli: — O sea, toda esa idealización…

Brenda: — Sigue estando ahí. Solo que me di cuenta en el camino que por ahí estaba acelerada. Era muy chiquita para todo eso, porque todavía tenía que disfrutar con mi familia, hacer música, seguir trabajando y donde yo estaba viviendo en Cali no estaba pudiendo hacer eso.

“Yo creo que uno sabe con quién se casó cuando se separa

Luli: — Y en esos movimientos de ir y venir, del tratar de equilibrar carrera y vida personal, ¿en qué momento estás hoy?

Brenda: — ¡Ay! No sé, en reírme o pasarla bien. En el aquí y ahora.

Luli: — ¿Estás soltera?

Brenda: — Sí, sí.

Luli: — Yo siempre les digo a mis amigas que están solteras: “¡Ay! Beba, vos estás haciendo casting”. ¿Vos estás en esa?

Brenda: — Estoy haciendo casting, banco de suplentes, todo (risas). Igual no soy tan de las dates. Soy exigente porque la vara de los tipos está muy baja.

Luli: — Es la típica charla en todas las reuniones de amigas. ¡¿Qué está pasando con los hombres?! ¿Cuáles son las características básicas que estás buscando?

Brenda: — No sé qué le pasa a los chabones y a las chabonas. Yo me doy una vida de princesa, yo me doy una vida de reina ¿Ok? Yo trabajo desde los 11 años para tener una vida tranquila, con risas, con flores en mi casa, estar feliz con mis animales. Es como que si vos no podés sumarte a eso, no te digo que quiero que me des nada, pero no me arruines el environment.

Luli: — ¿Pero qué tipo de cosas te gustan? ¿Qué cosas te llevan a vos a esa vida de reina?

Brenda: — Quiero detalles, que me hagan reír. Quiero viajar, divertirme. Quiero que me escuchen, que me admiren como yo admiro a los demás. Yo siempre estuve con personas que admiré mucho. Pero siempre me pasó como que estuve con personas que no sé si me admiraban tanto. Al principio sí, pero después obviamente hay que conocerse mucho en profundidad. Yo he admirado mucho.

Luli: — ¿Cuál sería la primera salida ideal?

Brenda: — Ir a tomar un helado me parece un planazo, ir a tomar una copa de vino. Lo de ir a comer no me gusta mucho porque no podes charlar. Vamos a comer si querés, pero como quiero saber… La última cita que tuve. Era como que hice todas las preguntas tipo interrogatorio: : ¿Tenés tatuajes? ¿Qué te gusta? Le pregunté todo, parecía un chiste. Pasa que como que siento que los hombres están medio pudorosos de decir que les gusta la bisexualidad o no, y yo como que en algún punto soy bastante mente abierta en ese sentido y me gusta saberlo. No me gusta que me mientan.

Luli: — Pero no es que te condiciona. Lo preguntas de curiosidad.

Brenda: — No me gusta lo de la doble vida. Prefiero un hombre seguro de su sexualidad. “Si probé, no probé. Quise, no quise” y no me molesta para nada. De hecho, me parece muy moderno, pero me gusta saberlo. Yo pregunto todo.

Luli: — ¿Alguna vez sentiste que te mintieron en esas respuestas?

Brenda: — Sí, sí, lo supe. Lo he comprobado. Por eso te digo a mí que para mí tiene que liberarse también un poco el hombre y la mujer, pero liberarse un poco más hace que también uno pueda ser más feliz con el otro. Y además no me gusta hacer planteos, detesto a la gente que hace planteos. Yo quiero saber con quién estoy. Basta impostores.

Luli: — ¿No serás muy exigente y por ahí creo la gente te idealiza?

Brenda: — La gente piensa que yo soy de una forma y yo soy muy de muchas formas. Quizás piensan que yo los voy a… No sé, no sé. Igual ojo. Viene bien la cosa. El año viene bien…

Luli: — ¡Está funcionando el casting! Pero me quedó la duda: ¿con tatuajes o sin tatuajes?

Brenda: — Con tatuajes. Lamentablemente (risas). Pero de acá para abajo (señala el cuello).

Luli: — Eso es importante (risas). De acá para arriba ya no más. Ya probaste, experiencias…

Brenda: — Ya está.

Luli: — ¿Solo aceptás dates con gente que más o menos conozcas, que te hayas cruzado en el medio o estás super abierta a conocer?

Brenda: — No, yo lo único que no recibo son dates de Instagram. Inbox, no. Algunos me dicen: “Che, yo que no soy nadie, ¿cómo voy a hacer para tomar un café con vos?” Yo no sé si sos un psicópata… Es peligroso.

Luli: — ¿Dónde castineas?

Brenda: — Tuve experiencia con un vecino del edificio. Mi edificio es grande, es un buen lugar. Para mí es difícil. A veces me dicen: “Porque para vos es re fácil”. Y yo les digo: “¿Por qué me hablas así? O sea, no me conocés. Qué portal te leíste como para llegar a esa conclusión”. Pero he tenido suerte. Este año ha sido un año muy positivo por el trabajo, por los dates, por las personas que me he encontrado.

Luli: — Para cerrar la entrevista siempre hago esta pregunta: si pudieras tomarte un mate hoy, con este presente, con la Brenda de hace 10 o 15 años atrás, ¿qué le dirías?

Brenda: — Le diría que es espectacular, que no se apresure, que sea feliz y que siga adelante que va a lograr todo lo que siempre soñó.

Deja un comentario

Next Post

Una ola, un truco de magia y salir del país para reencontrar mucho más que trabajo: “Todavía no entiendo cómo se fijó en mí”

Fernando Funes dejó su querido San Martín en medio de la crisis del 2001 sin imaginarse que no sólo encontraría un nuevo destino sino también al gran amor de su vida:: “Lo que menos me imaginé es que en el país del Norte iba a conocer a una mendocina que, […]
Una ola, un truco de magia y salir del país para reencontrar mucho más que trabajo: “Todavía no entiendo cómo se fijó en mí”

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!