Enzo Aguilar, el tucumano de Bendita: del bullying de su infancia a cumplir el sueño de lucirse en la tele, la radio y el teatro

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Enzo Aguilar nació en Esquina Leales, un pequeño pueblo de Tucumán de apenas 3500 habitantes. De muy chico soñó con trabajar en televisión, como lo hacían sus ídolos Tato Bores, Antonio Gasalla, Olmedo y Porcel, Susana Giménez. Llegó a Buenos Aires en el 2020 con la idea de inspirarse en algunas obras de teatro y volver para montar espectáculos en su provincia, pero a los pocos días declararon la pandemia y debió quedarse. A la fuerza. Generar contenido en Tik Tok fue una manera de pasar el tiempo y divertirse en el encierro, hasta que Lali Espósito reposteó un video y se hizo viral. Lo llamaron del reality El hotel de los famosos y esa fue la puerta de entrada al mundo del espectáculo. Desde hace un par de años es parte de Bendita en Canal 9, está en la Rock and Pop todas las mañanas en Nadie nos para, con Beto Casella, tiene un unipersonal y además conduce junto a Charlotte Caniggia ¡Qué tupé!, de lunes a jueves a las 15, por el streaming eltrece prende. LA NACION habló con Enzo para conocer más de su historia.

–Llegaste para conquistar la gran ciudad y la pandemia te dio una bofetada…

–Exactamente. Con el diario de lunes suena más lindo porque el tiempo convierte la tragedia en humor, pero eso fue lo que pasó. Llegué en el 2020 de paseo desde Tucumán, donde estaba trabajando de mozo desde que terminé la escuela secundaria. Mi gran sueño era conocer Buenos Aires con el objetivo de poder ver obras de teatro y ‘chorear’ algunas ideas, como buen tucumano que soy (risas). Quería desarrollar el teatro en Tucumán, no acá. Me había comprado un ticket para ver una obra de Pepe Cibrián que se llamaba Por el nombre del padre, con Viviana Saccone. Iba a quedarme unos días y tenía plata para eso nomás. Y a los días, pandemia mundial.

Enzo Aguilar quedó

–¿Y qué pasó?

El mundo se paralizó y yo estaba solo, solísimo. Lo primero que hice fue llamar a mis papás para preguntar si podía ir a la casa de algún pariente acá. Y por suerte me salvó una familia amiga, me acogieron en su casa en Lanús durante un tiempito, hasta que se me terminó la plata, y tenía que laburar. Ellos tenían a su abuelita, muy mayor, y me dijeron que si salía a trabajar entonces ya no podía quedarme porque era en ese momento decir COVID era sinónimo de muerte. Lo entendí y me fui; trabajé de cadete, de vendedor en una concesionaria de autor, de peluquero sin saber ni cortar el pelo porque soy un gran caradura. Aprendí a hacer cualquier cosa con tal de poder generar un poco de dinero. Un día vi que estaban armando una especie de hotel en Palermo, pregunté y me dijeron que iban a recibir pacientes con COVID, así que pedí laburo y me quedé como recepcionista. Vivía en una pensión en Ramos Mejía y durante el día estaba como un rey en un hotel boutique divino de Palermo. Ahí me di cuenta de mi poder de comunicación porque tenía que hablar con los familiares de los pacientes y contenerlos.

–¿Cómo llegaste a los medios?

–En ese contexto comencé a hacer videos de TikTok a la noche, cuando llegaba a mi casa, y le contaba a la gente lo que me estaba pasando. Sabía que era una situación particularmente especial, y estaba lejos de mi casa haciendo un trabajo que no tenía nada que ver conmigo. Un día Lali Espósito reposteó un video mío, con mucho énfasis, y eso me trajo mucha gente. Al poco tiempo me convocó una productora diciendo que había visto el video y se había reído mucho y me dijo que había una oportunidad de entrar a El hotel de los famosos, un reality que ya conocía porque había tenido una primera temporada. Y yo era el menos famoso, claro. Dije que sí enseguida porque era lo más parecido a lo que quería hacer. Cuando el reality estaba en el aire recibí un llamado de Beto (Casella) y casi me muero porque soy fanático de Bendita, como toda persona que ama la tele. Con mi hermano teníamos la costumbre de volver del colegio y mirar Bendita. Y como todo homosexual de bien, miraba chimentos para enterarme de todas las cosas. De chico me retaban y me mandaban a jugar a la pelota o a hacer cosas de hombrecito, y yo miraba la tele y me decían para qué, de qué me iba a servir…. Mirá si no me sirvió tanto backup (risas).

Aguilar comparte el streaming ¡Qué tupé! con su amiga Charlotte Caniggia

–La tele era tu escape.

–Sí. En la escuela sufrí bullying. Todos querían jugar a la pelota y yo quería que hiciéramos un sketch tipo Gasalla y Susana. Era algo atípico y nadie me daba bola. Entonces yo me escribía los sketches, yo los dirigía, yo los protagonizaba. Nadie me acompañaba porque todos los demás jugaban a la pelota. Bueno, mis compañeras mujeres siempre estaban conmigo porque las chicas y las profesoras siempre fueron mis aliadas. Y en mi casa siempre encontraba contención de mis padres y mis hermanas y mi hermano; en casa nunca la pasé mal. No se hablaba de sexualidad en casa, pero se daban cuenta porque era muy notorio.

–¿Y qué mirabas en la tele?

–Mi papá tiene mi mismo sentido del humor y mirábamos Olmedo y Porcel, La peluquería de Don Mateo. Yo era muy chiquito mirando un humor que no era para chicos, pero me permitía entender de remates de humor que usé años después. Veíamos La biblia y el calefón, Enrique Pinti, Antonio Gasalla, Tato Bores. Y yo quería hacer humor… Quería ser Susana en realidad, pero como no podía me inclinaba al humor. Cuando terminé la secundaria me mudé a Tucumán, que queda a 30 kilómetros del pueblo, y trabajé de mozo durante mucho tiempo. Hasta que llegué a Buenos Aires y encontré mi lugar, sin querer.

ESPECTACULOS. Entrevista a Enzo Aguilar.

–Y hoy estás en tu programa favorito…

–Sí, Beto me llamó como invitado a Bendita y terminé quedándome. Y a la mañana estoy en la Rock and Pop con él, en Nadie nos para. Este año ganamos el Martín Fierro de Oro. A veces no puedo creer lo que estoy viviendo. ¡Jugaba a todo eso de chico! Suena fatalista, pero si me muero pronto, va a ser haciendo lo que quise toda mi vida.

–También conducís un streaming en eltrece.

–Sí, con Charlotte Caniggia hacemos ¡Qué tupé!. Nos hicimos muy amigos en El hotel de los famosos y desde ese momento soñamos con hacer algo juntos. Es un programa hermoso y tenemos la libertad de hacer absolutamente todo. Renuncié a Los profesionales para venir acá y fue una gran jugada. Por suerte me fui muy bien y cuando Florencia de la V está de vacaciones, a veces soy el conductor invitado.

Enzo Aguilar miraba en la tele con su papá a los mejores cómicos como Olmedo, Porcel, Gasalla y Tato Bores

–¡Y además estás en Sex!

–Empecé hace un mes y no lo puedo creer. Ahora que me siento más expuesto, con menos ropa, intento entrenar y no comer harinas. Pero solo por este mes porque amo las harinas.

–En poco tiempo hiciste mucho, ¿qué te falta?

Un programa de cocina. Me encantaría porque además cocino muy bien. Estudié gastronomía porque cuando terminé la escuela secundaria mis viejos me dijeron que tenía que estudiar algo serio (risas). Y fue lo más serio que encontré y además me sirve para la vida; jamás pido delivery. Tengo un buen back up de recetas para poder enamorar a cualquier hombre. Quiero ir despacito y quedarme en el medio. Creo que cuando haces todo muy rápido y te la crees, es más fácil que el medio te saque rápido.

Enzo Agular junto a Charlotte Caniggia en la presentación del streaming ¡Qué tupé!

–¿Volvés a Tucumán?

–Sí claro. Y es gracioso porque hay gente que me odiaba y ahora, de repente, me quiere. Cuando vivís el bullying hay cosas que se marcan a fuego, y no se olvidan nunca más. Entonces yo sé quiénes me odiaban, qué me decían. Y cuando vuelvo estas personas se acercan a decirme lo increíble que estoy y lo lindo de todo lo que hago. Y me dicen “siempre creí en vos, porque sos tan gracioso”. No hay lugar para el rencor. Ya pasó.

–¿Estás en pareja?

–No. Hace tres meses moría por estar de novio, pero ya no porque empecé a ‘chonguear’ bien. Ahora no quiero por nada del mundo que aparezca un novio. Tuve varias parejas y conviví, pero hace un tiempo tuve una relación que no estuvo buena y eso me tiró para atrás. Además, no soy de las personas que puede poner la energía en tantas cosas al mismo tiempo, y ahora mi libido está en el laburo.

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