La defensa del exdiputado Íñigo Errejón ha pedido que se investigue por un delito de obstrucción a la Justicia a la actriz Elisa Mouliaá, a la que acusa de tener una «conducta coactiva e intimidatoria» con Soraya, una de las organizadoras de la fiesta en la que presuntamente el exdirigente la agredió sexualmente.
En un escrito, al que ha tenido acceso Europa Press, la representación de Errejón pide que se deduzca testimonio contra Mouliaá y que se le investigue. En el documento, alude a las conversaciones aportadas a la causa en las que Mouliaá trata de que Soraya, que declaró como testigo, «secundara su declaración judicial y su denuncia».
En esos mensajes, recogidos en un oficio de la Policía Nacional al que ha accedido esta agencia de noticias, Soraya pidió a la actriz en una conversación privada que dejase de «inventar» y Mouliaá le advirtió de cara a su declaración como testigo: «Si luego vas y dices que yo estaba súper happy me jodes viva».
«Si me citan me ceñiré a los hechos que yo vi y viví, no a lo que otros piensan o dicen de Errejón. Esto no va de ver si el chaval es buena o mala persona, esto va de una denuncia de acoso sexual que tú has puesto y a eso me ceñiré. Plantéate porque no hay nadie de esa fiesta que esté de acuerdo con tu testimonio en vez de intentar convencer a todos de que Errejón es un monstruo. Eso si quieres lo dejas para los platós de televisión. Nosotros somos personas con integridad», le indicó Soraya.
Mouliaá envió varios mensajes a Soraya pidiéndole que dijese «la verdad» y asegurando tener «pruebas de todo». «No amenaces Elisa. Yo responderé a lo que me pregunten que viví y se. Punto. No más y no menos. Es mi deber como ciudadana. Lo que le haya hecho a otras, no lo sé. Y tampoco es el caso», le espetó la testigo.
MENSAJES DE TEXTO Y AUDIO
La representación de Errejón sostiene que, «a fin de lograr su espurio objetivo, y ante el miedo a tener que enfrentarse a un eventual procedimiento por denuncia falsa, Mouliaá acosó, intimidó y presionó durante días y horas» a la testigo «mediante mensajes de texto y de audio, para convencerla de que lo que sucedió la noche del 8 de octubre de 2021 fue lo que la denunciante expuso en sede judicial».
Todo ello, añade, «a pesar de que la testigo le insistió, firmemente, en que lo que vio, vivió y le narró la propia denunciante en esas fechas, fue muy distinto y, desde luego, no era constitutivo de ningún delito. «Así como que ella se limitaría ‘a contar la verdad’, porque era su obligación legal y deber como ciudadana íntegra», apostilla.
A juicio de la defensa del exdiputado, «basta leer la totalidad de los mensajes intercambiados entre ambas para verificar el contexto de coacción e intimidación en el que se desarrolla toda la conversación». «La finalidad de la denunciante la era que (la testigo) secundara los hechos denunciados o, por lo menos, no la contradijera, comprobándose que esta, a medida que avanza la conversación, va subiendo de tono, tanto de forma verbal como por escrito, llegando a los insultos», afirma.
En este contexto, la abogada del exdirigente apunta que el artículo 464.1 del Código Penal «describe el delito de obstrucción a la justicia, y castiga, entre otros, al que con intimidación intente influir directa o indirectamente en quien sea testigo en un procedimiento para que modifique su actuación procesal».