No todas las entradas a un casamiento son iguales. Mientras la mayoría llega en auto o caminando, Jenny Dillon, la primera mujer piloto de acrobacia en la Argentina, sorprendió irrumpiendo en el cielo con su avión acrobático. La aviadora participó del encuentro Mujeres Líderes, organizado por LA NACION, donde compartió cómo nació su pasión por la acrobacia aérea.
“Yo siempre digo que uno no puede soñar con ser algo que no sabe que existe. A mí me pasó eso con la acrobacia aérea, no sabía mucho de ella hasta que asistí en Tandil a un taller, cuyo fin era difundir la variedad de actividades que hay en la aviación”, inició Dillon, la única piloto en el país que participa activamente en competencias internacionales.
En ese taller tuvo su primer acercamiento a los aviones de acrobacia, aunque ya sabía que su futuro estaría ligado a la aviación. De hecho, apenas terminó el colegio se formó como tripulante de cabina de pasajeros.
“En ese momento se asociaba al piloto con la figura masculina y a una azafata con una figura femenina. Por suerte eso ahora está más mezclado y hay más pilotos mujeres”, dijo Dillon, quien dirige la escuela aeronáutica Proflite.
En el evento, comentó que el hecho de haber sido la única mujer en el proceso de formación no le jugó una mala pasada, sino todo lo contrario; ella era la “más mimada” del grupo. Sin embargo, afirmó que se vinculó con otras mujeres con experiencias que no fueron del todo gratificantes como la de ella.
En paralelo, la piloto contó que la profesión también se la transmitió su padre, un piloto de vuelos ejecutivos. “Él es un apasionado y es feliz de hacer lo que hace y la pasión se transmite mucho así. De chica tuve la posibilidad de ver los aviones de cerca y volar con él en algunas ocasiones”, relató en diálogo con la periodista Dolores Pasman, de LA NACION.
No obstante, ella no fue por el camino tradicional y eligió el de la adrenalina y el de la competencia. Y luego de una larga formación, hoy es piloto de acrobacias.
“La acrobacia es dar vueltas con el avión de un lado a otro”, dijo entre risas y agregó: “En mi caso yo decido competir, ahí hay toda una estructura con un programa que detalla las maniobras que debemos hacer y cada una tiene distintos grados de dificultad. Luego se juzga la precisión con la que se realizan las mismas. Pero lo más desafiante es que en las competencias te dan programas sin que antes uno los pueda ver, si bien son maniobras que sabemos hacer, hay que hacer la secuencia tal cual nos la piden”.
Además, aprovechó para comparar su trabajo con distintos estilos de baile. La disciplina libre, la asemejó al cuarteto y la etapa de competición, al baile clásico o la gimnasia artística.
Cómo es ser una competidora de acrobacia aérea
Dillon dice que no le tiene miedo a realizar acrobacias con el avión y que no registra peligro en la actividad. Pero, sí afirmó que la respeta y que no la minimiza, se fija si descansó bien el día anterior o si tiene alguna preocupación personal antes de subirse al avión, entre otras cuestiones por fuera de la preparación física.
De hecho, contó una de las experiencias “más peligrosas” que vivió realizando lo que le apasiona. “Estaba en Dallas (EE.UU.) realizando una maniobra que se llama ‘caída en cola’, en la que el avión sube a 90 grados y cuando pierde velocidad cae para abajo y cuando toma velocidad la cola hace un campaneo y así caes de trompa», explicó. En esa maniobra a ella se le plantó el motor y la hélice quedó “seca”. “Ahí le dimos arranque y lo solucionamos. En el video se escuchan risas, porque a veces cuando me pongo nerviosa me río”, agregó.
A pesar de ello, explicó, no hay experiencia que se compare con volar uno de esos aviones. Justificó que se trata de un “movimiento en tres dimensiones” y que ni la velocidad que se pueda alcanzar con un auto iguala la vivencia de volar en estas aeronaves.
Para cerrar, esta gran referente argentina le aconsejó a los y las jóvenes que independientemente de lo que quieran hacer, que se suban a uno de estos aviones por la experiencia. “Después con respecto a la acrobacia, les recomiendo que busquen y que se informen. Es una carrera en la que hay que tener mucha paciencia porque requiere de una acumulación de horas determinada y de mucho dinero”, dijo.
“Sin embargo, hay que disfrutar del paso a paso, gozar de cada parte del proceso y ser perseverante”, cerró.