El día a día de un cocinero profesional está marcado por el tic tac de los temporizadores, los fogones con altas llamas naranjas y la impronta personal en cada platillo. Para el argentino Ariel Amoroso, actual sous-chef del restaurante Amal Miami, esa impronta nace del aprendizaje junto a sus abuelos en San Isidro y de la búsqueda constante de nuevos sabores.
Sus inicios en la cocina y cómo fue su llegada a EE.UU.
Ariel nació en San Isidro, Buenos Aires, y desde pequeño estuvo rodeado de sabores y aromas familiares. Su abuela le enseñó el ABC de la cocina casera, mientras que su abuelo le transmitió la pasión por la gastronomía al fuego, una tradición que marcaría sus primeros pasos como cocinero.
“Mi abuela fue un soporte en cuanto a la enseñanza de la cocina casera. Muchos platos de los que yo preparo hoy en Miami son un reflejo de ella. Mi abuelo, en cambio, ligado al campo en la Argentina, fue quien me transmitió todo lo relacionado con el fuego: carnes a las brasas, a la chapa, esa cultura tan nuestra, tan argentina“, recordó el chef en una entrevista con LA NACION.
Esas bases fueron el impulso que lo llevó a dedicarse de lleno a la cocina. Tras finalizar la escuela secundaria, se matriculó en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y consiguió sus primeros trabajos en restaurantes.
Con el tiempo, al incorporar los conocimientos detrás de cada plato, fundó tres emprendimientos gastronómicos, entre ellos Vida Sana, un restaurante en Ramos Mejía reconocido por su propuesta sin agregados químicos ni conservantes, con platos como la lasaña de vegetales sin masa y la pizza siciliana de harina integral.
Pese al éxito alcanzado, Amoroso se enfrentó a reiterados robos en su restaurante. Esa situación lo llevó a cerrarlo y emigrar a EE.UU., en busca de un entorno más seguro para continuar con sus proyectos.
«Fue una época muy complicada», reconoció el chef sobre aquellos años. “Cuando tuve mi restaurante en Ramos Mejía era muy difícil ir de zona norte a zona oeste, y no podía estar tranquilo. Viví muchas situaciones de inseguridad”, agregó.
Su contacto con la gastronomía en Miami y sus diferencias con la Argentina
Amoroso llegó a Miami, Florida, en 2014, acompañado por el apoyo de su madre y su hermana, que ya residían en la ciudad. Esa contención fue clave para que pudiera insertarse en la industria gastronómica, donde dio sus primeros pasos en un restaurante argentino.
Después de ese primer trabajo en EE.UU., incursionó en otros restaurantes de prestigio, como la Mansión Versace y un establecimiento en el complejo privado Santa María. Estos lugares fueron su base para conocer el estilo gastronómico de Miami, caracterizado por su diversidad en los sabores y texturas.
“Acá en Miami aprendí sobre esa diversidad de sabores y la experiencia de combinar productos que antes no tenía tan claros en mi cabeza“, analizó el chef. “Por ejemplo, el uso cotidiano del arroz, que no es tan común en la Argentina, mezclado con frijoles y acompañado de plátano maduro, es una mezcla que realmente despierta los sentidos», continuó.
Amoroso sostiene que, a diferencia de Buenos Aires –que suele enfocarse en una gastronomía de raíz española e italiana-, Miami ofrece una amplia variedad de experiencias culinarias gracias a su carácter cosmopolita, lo que favorece una mayor globalización de productos.
La impronta de Ariel Amoroso como chef en Florida
Ariel Amoroso tuvo la oportunidad de trabajar en al menos cinco restaurantes en Miami. Asegura que logró aprovechar las oportunidades culinarias en la ciudad, y que su esencia argentina lo ayudó a marcar la diferencia en su cocina.
“Tuve un chef referente cuando era joven que me dijo lo siguiente: ‘Cuando no aprendas nada más en un restaurante, cambia a otro’. Eso fue lo que hice durante mi carrera: ir a trabajar a distintos lugares y aprender todo lo posible. Esa experiencia me dio la versatilidad para hacer de todo”, reflexionó el chef.
“Al mismo tiempo, nosotros tenemos una identidad, como un ADN propio. A mí siempre me arrastra mi toque argentino; por más que quiera hacer otra cosa, tengo mi marca y está en todos los platos que yo hago”, agregó.
“Fue duro”: la experiencia de Ariel Amoroso como migrante en EE.UU.
El chef ya cumplió diez años en EE.UU., una etapa marcada por éxitos y aprendizajes. Aunque contó con el apoyo de su familia desde el inicio, la adaptación a la cultura estadounidense fue uno de los desafíos más grandes al llegar al país norteamericano.
“Mi experiencia fue más fácil que la de otros migrantes en general, por tener a mi familia en Miami. Sin embargo, fue duro en lo cultural“, dijo.
Entre los beneficios destacados por Ariel de Miami se encuentra el manejo del español. En efecto, remarcó que el inglés fue uno de sus grandes limitantes, dado que no dominaba el idioma al llegar a EE.UU.
“Creo que Miami, para el latino, es mucho más fácil por el tema del lenguaje. La mayoría habla español y hasta hay carteles en la vía pública en el mismo idioma. Sin embargo, uno se va un poquito más para el norte y ya todo es en inglés. Entonces, creo que el idioma fue mi primer limitante, porque cuando vine acá, no lo dominaba”, detalló.
Pese a estas dificultades, el chef sostiene que el español le ayudó a adaptarse un poco más rápido a las diversas culturas que ofrece Miami, en su mayoría latinas.
El próximo plato de Ariel Amoroso y su “sueño americano”
Ariel Amoroso es el actual sous-chef (subjefe de cocina) del restaurante Amal Miami ubicado en 3480 Main Highway, Miami, Florida. Sin embargo, desde hace meses está coordinando la apertura de su propio local en Miami Beach llamado Nonna, en honor a su abuela. Se prevé que su lanzamiento sea a principios del año que viene.
“Siempre he estado a cargo de cocinas y ahora estoy con un emprendimiento en un hotel de Miami Beach, en el cual voy a abrir por primera vez un restaurante mío en EE.UU.”, anunció con emoción durante la entrevista.
Con la mirada puesta en su nuevo desafío culinario, Ariel señaló que su historia no corresponde al tipo “sueño americano” estadounidense, sino que representa un logro personal en el que pudo reconstruir lo que dejó atrás en la Argentina.
“La realidad es que no vine en busca del sueño americano. Pero sí que logré todo como chef, que era tener mi lugar, que la gente apueste por mí”, remarcó. “Es un logro personal y creo que mi vida se basa en eso. Siempre digo lo mismo: quien no sueña, no logra», cerró.