La ciencia sumó un nuevo integrante a la notable diversidad de peces de agua dulce de América del Sur. Se trata del primer registro en la historia del Titanolebias calvinoi, “un rocker”, como lo catalogó Felipe Alonso, investigador principal y líder del equipo que lo descubrió, por la vertiginosa vida que tienen. Son estacionales. Su vida comienza y termina en pequeños charcos que se evaporan conforme deja de llover y el sol pega en el Impenetrable chaqueño. “Viven una vida apurada”, detalló.
Tienen el tamaño de la palma de una mano, su color es grisáceo y sus ojos son rojos. Fueron hallados por primera vez entre el barro de un pequeño estanque casi seco. Estaban por morir. Hace dos años, Francisco González Táboas, Malena Maroli y Matías Jesús Almeida los encontraron mientras recorrían una zona repleta de quebrachos dentro del parque nacional El Impenetrable. Este tipo de peces tiene algo parecido a los mosquitos: antes de morir ponen huevos. “Se secan los charcos y los huevos quedan enterrados. Pueden pasar años bajo la tierra y cuando llueve los huevos eclosionan”, describió González Táboas.
En aquella época él trabajaba en la Administración de Parques Nacionales y sobre peces, no sabía mucho, así que le envió una foto de aquellos ejemplares cadavéricos a Alonso, que no solo es experto en peces, sino en los Killis, que en neerlandés significa pez de arroyo o mojarrita. Son animales que mueren rápido cuando son adultos.
Dos días después, Alonso estuvo con su equipo en el parque nacional, tomando muestras de aquel pez. Hicieron un análisis de ADN, de morfología y de fisiología. Determinaron que nadie había registrado esta especie en ninguna parte del mundo. Cuando se enteró, González Táboas se puso eufórico. Un descubrimiento tan ínfimo para algunos, provocó una sensación de inmensidad tanto en él como en sus dos acompañantes. “Para nosotros es como el sueño del pibe. Encontrar una especie que nadie vio, para mí fue masivo”, recordó.
A diferencia de González Táboas, Alonso ha descubierto varias especies como esta, y aunque la emoción no es la misma, le parece que la importancia de este descubrimiento recae en las posibilidades que se abren al estudiarlo. “Para mí, entender especies como esta nos da herramientas que pueden aplicarse a la tecnología o a la medicina”, destacó Alonso. Los huevos del Titanolebias calvinoi son extremadamente resistentes a condiciones adversas como la sequía o las altas temperaturas. Cuando no tienen agua entran en diapausa, que es un estado de animación suspendida. “Esto permite que la especie subsista por mucho tiempo”, añadió.
Para ambos descubridores, el sitio en donde se encontró es clave. “Que haya especies como esta en parques naturales da cuenta de su importancia”, reflexionó Alonso. Lo que piensa es que las condiciones remotas que estos sitios permiten es uno de los aspectos que provocan que nuevas especies surjan y se mantengan.