Jason Hardesty, a quien sus vecinos y clientes llaman con cariño Jay, se convirtió en mucho más que un repartidor en Nueva Orleans, en los Estados Unidos. Desde hace algunos años, además de cumplir con sus entregas diarias, decidió sumar un detalle especial que conquistó a toda la comunidad: posar en divertidas fotografías junto a los perros que encuentra en su recorrido. Esta costumbre, que comenzó de manera espontánea, terminó por darle un sello único a su trabajo y lo acercó aún más a las personas y a sus mascotas.
Sin pensarlo demasiado, comenzó a compartir las simpáticas fotos en Instagram bajo el hashtag #pupsofjay. La respuesta no tardó en llegar: rápidamente sumó una gran comunidad de seguidores que quedaron fascinados con la ternura de la iniciativa, la cual se consolidó con el tiempo hasta convertirse en una costumbre.
En una entrevista con el programa matutino estadounidense Good Morning America (GMA), Jay dio a conocer cómo empezó todo. Justamente, recordó que la primera imagen que compartió en redes sociales, en la que se lo veía jugar un perro, obtuvo “más ‘me gusta’ que nunca”, y fue en ese momento cuando decidió repetir la experiencia cada viernes.
En relación con los dueños de las mascotas, Hardesty destacó que siempre se muestran “muy comprensivos” cuando les propone tomarse fotos con sus perros para cumplir con su ya tradicional publicación semanal. Incluso, según contó entre risas, suelen responderle con frases como: “Vas a hacer famosa a mi mascota”.
Además, aseguró que la mejor parte del trabajo ocurre cuando se permite hacer descansos para compartir tiempo con sus amigos de cuatro patas. Entre ellos, mencionó a Mac, un golden retriever con el que mantiene un lazo muy especial desde hace aproximadamente cinco años. “Somos amigos, nos sentamos, relajamos y tenemos una agradable conversación sobre algunos gatos”, señaló con humor sobre el vínculo que lo une a este compañero tan particular.
Fuerte repercusión en redes sociales
La iniciativa de Jay no solo transformó su rutina de trabajo, sino que también le abrió un espacio destacado en el mundo digital. Gracias a esta costumbre, logró reunir hasta el día de hoy una comunidad de más de 169.000 seguidores en Instagram, donde algunas de sus publicaciones superan con facilidad los 15.000 “me gusta”.
El propio Jay aseguró que lo que más valora de esta experiencia son los mensajes que recibe en cada publicación, por lo que manifestó estar agradecido por la gran cantidad de comentarios positivos.
Hoy en día, su perfil se transformó en un auténtico diario visual de perros de todas las razas y tamaños, fotografiados con la misma ternura tanto durante sus recorridos laborales como en cualquier paseo por la ciudad. En cada imagen, aparece cargando a los animales y regalando una sonrisa a la cámara, gesto que los seguidores no dejan de elogiar.
De un encuentro casual a un lazo eterno: la historia de Jay y Tiger Lily
Entre todas las historias que compartió en su perfil, una de las más recordadas es la de Tiger Lily, una pitbull de pelaje marrón que se cruzó en su camino mientras hacía sus entregas. Jay contó que la perra corrió hacia él en busca de ayuda, y que de inmediato quedó claro que se trataba de un animal muy dulce. Tras comprobar en distintos refugios que no tenía dueño ni microchip, tomó la decisión de adoptarla apenas una semana después de haberla rescatado.
Con emoción, compartió la noticia en redes sociales. “Tiger es parte de la familia. Feliz cumpleaños para mí”, escribió en su momento. De inmediato, la publicación se llenó de felicitaciones y mensajes cariñosos de sus seguidores. Así, Jay no solo consolidó su vínculo con la comunidad digital, sino que además encontró una compañera inseparable que representa el espíritu solidario y afectuoso que lo caracteriza.