JERUSALÉN.- Pasadas las fanfarrias por la resonante guerra contra Irán, la atención israelí e internacional volvió a centrarse en la Franja de Gaza, donde este viernes estalló una controversia por el “sistema militarizado” de entrega de ayuda humanitaria, que habría causado cientos de muertes de palestinos necesitados en los sitios de distribución.
El gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu se desayunó con una nota del diario Haaretz, uno de los medios más prestigiosos del país, referida a la “masacre” de palestinos en esas circunstancias.
“Es un campo de masacre: soldados de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) recibieron la orden de disparar deliberadamente contra gazatíes desarmados que esperaban ayuda humanitaria», tituló Haaretz, en un informe que despertó polémica hasta en la sede de la ONU.
El diario cita a varios soldados, desde luego bajo anonimato, que afirman haber recibido órdenes de disparar contra las multitudes concentradas cerca de los centros de distribución de ayuda para dispersarlas, incluso cuando no representaban ninguna amenaza.
El informe se suma a las denuncias del Ministerio de Salud de Gaza, según el cual casi 550 personas han muerto y más de 4000 han resultado heridas en las enormes colas que se forman para llegar a los centros de distribución de ayuda la cuestionada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF).
A principios de marzo, Israel impuso un bloqueo humanitario al territorio palestino, lo que provocó una grave escasez de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales. El bloqueo se levantó parcialmente a finales de mayo, cuando la GHF, apoyada por Israel y Estados Unidos, empezó a distribuir la ayuda. Los centros de distribución suelen abrir solo una hora cada mañana, explica Haaretz.
“Según los oficiales y soldados que prestaron servicio en sus zonas, las Fuerzas de Defensa de Israel disparan contra las personas que llegan antes de la hora de apertura para impedir que se acerquen, o de nuevo después del cierre de los centros, para dispersarlas. Dado que algunos de los incidentes con disparos se produjeron por la noche, antes de la apertura, es posible que algunos civiles no pudieran ver los límites de la zona designada”, señala.
Un soldado dijo que es “un campo de muerte”. “Donde yo estaba destinado, mataban entre una y cinco personas por día. Se las trata como a una fuerza hostil: sin medidas de control de multitudes, sin gas lacrimógeno, solo fuego real con todo lo imaginable: ametralladoras pesadas, lanzagranadas, morteros. Luego, una vez que abre el centro, los disparos cesan y saben que pueden acercarse. Nuestra forma de comunicación son los disparos”.
“Abrimos fuego a primera hora de la mañana si alguien intenta ponerse en la cola desde unos cientos de metros de distancia y, a veces, simplemente cargamos contra ellos desde corta distancia. Pero no hay peligro para las fuerzas”. Según él, “no tengo constancia de ningún caso de fuego de respuesta. No hay enemigo, no hay armas”, añadió.
Haaretz escribió que el fiscal general militar encargó a una estructura interna del Ejército investigar presuntos “crímenes de guerra” en los casos donde civiles palestinos murieron por disparos israelíes cerca de estos centros.
“Gaza ya no le interesa a nadie”, dijo un reservista que completó otra ronda de servicio en el norte de la Franja esta semana. “Se ha convertido en un lugar con sus propias reglas”. Añadió que “la pérdida de vidas humanas no significa nada”, y que ya ni siquiera es un “incidente desafortunado”, como se solía decir.
Consultado por la AFP el Ejército israelí reconoció que, en varias ocasiones, en este tipo de situaciones, sus soldados abrieron fuego contra “sospechosos” que representaban una “amenaza”. “Rechazamos firmemente la acusación planteada en el artículo de Haaretz”, indicó sin embargo un vocero.
En una declaración difundida tras la publicación de la nota, Netanyahu y su ministro de Defensa, Israel Katz, rechazaron las acusaciones, a las que calificaron de “calumnias sangrientas”.
“El Estado de Israel rechaza categóricamente las repugnantes acusaciones de asesinato ritual [sic] publicadas en el periódico Haaretz“, escribieron en un comunicado conjunto. “Son mentiras malintencionadas diseñadas para manchar a las Fuerzas de Defensa de Israel, el Ejército más moral del mundo”, añade el texto.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo desde Nueva York que buscar comida no debe suponer “nunca” una “condena de muerte”, al denunciar el nuevo sistema “militarizado” de distribución de ayuda humanitaria.
“La gente muere simplemente por intentar alimentarse a sí misma y a sus familias. Recoger alimentos nunca debería ser una sentencia de muerte”, dijo a la prensa Guterres.
“Hay que resolver el problema de la distribución de la ayuda humanitaria. No hay necesidad de reinventar la rueda con sistemas peligrosos”, insistió Guterres, en un momento en que la ONU y las ONG humanitarias reconocidas se niegan a trabajar con la GHF por dudas sobre sus procedimientos y su neutralidad.
Agencias AFP y Reuters