DAMASCO.- Israel bombardeó el miércoles el cuartel general del ejército sirio en Damasco, tras la amenaza de intensificar sus ataques contra las fuerzas gubernamentales si no se retiran de Sweida, ciudad de mayoría drusa en el sur de Siria en donde murieron más de 300 personas en varios días de violencia.
Los enfrentamientos comenzaron el domingo entre combatientes drusos y tribus beduinas sunitas, después del secuestro de un comerciante de verduras druso, que desencadenó una serie de raptos en represalia, según la versión del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El ejército israelí atacó cerca de la entrada del Ministerio de Defensa sirio en Damasco y varias horas después realizó un ataque de mayor envergadura contra el mismo lugar.
🚨 #URGENTE | Imágen más nítida del momento del bombardeo de Israel al Ministerio de Defensa de Siria en Damasco. pic.twitter.com/I5eXlCUEp4
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El Ministerio de Defensa sirio había culpado previamente a las milicias de la zona de Sweida, de mayoría drusa, de violar el acuerdo de alto el fuego alcanzado el martes, lo que provocó que los soldados del ejército sirio respondieran. Afirmó que estaban “cumpliendo las normas de combate para proteger a los residentes, prevenir daños y garantizar el regreso seguro a sus hogares de quienes abandonaron la ciudad”.
Más de 300 personas murieron desde el domingo por los combates en Sweida, una ciudad del sur de Siria, de mayoría drusa, informó este miércoles el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), revisando al alza un balance previo de 248 decesos.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, afirmó que el ejército seguirá atacando a las fuerzas sirias hasta que se retiren y avisó que el nivel de respuesta aumentará, según informaron el miércoles medios de comunicación locales.
Katz también dijo que el gobierno sirio debería “dejar en paz a los drusos” tras los recientes enfrentamientos en la ciudad siria de Sweida, informaron medios israelíes.
Israel también lanzó una serie de ataques aéreos contra convoyes de fuerzas gubernamentales en el sur de Siria desde que estallaron los enfrentamientos y reforzó sus fuerzas en la frontera.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo en un comunicado el martes por la noche que Israel tiene “un compromiso de preservar la región suroeste de Siria como un área desmilitarizada en la frontera de Israel” y tiene “la obligación de salvaguardar a la población drusa”.
Israel adoptó una postura agresiva hacia los nuevos líderes de Siria desde la caída de Bashar Al-Assad y aseguró que no tolerará milicianos islamistas cerca de sus fronteras. Las fuerzas israelíes han tomado una zona de amortiguamiento patrullada por la ONU en territorio sirio a lo largo de la frontera con los Altos del Golán y han lanzado cientos de ataques aéreos sobre sitios militares en Siria.
Los drusos son considerados por Israel como una minoría leal y a menudo sirven en el ejército. En Siria, los drusos han estado divididos sobre cómo tratar con los nuevos líderes del país. Algunos abogan por integrarse en el nuevo sistema, mientras que otros desconfían de las autoridades en Damasco y han presionado por una región drusa autónoma.
El gobierno del presidente Donald Trump pidió ayer a Israel que detenga sus ataques contras las fuerzas militares sirias en el sur del país, informó Axios, que citó a un funcionario estadounidense. La misma fuente informó que Israel estaba de acuerdo en cesar los ataques ayer por la noche.
Mientras tanto, seguían apareciendo informes de ataques contra civiles y los drusos con familiares en la zona de conflicto buscaban desesperadamente información sobre su suerte en medio de cortes de comunicación.
Una ofensiva rebelde liderada por grupos insurgentes islamistas derrocó en diciembre al veterano líder despótico de Siria, Al-Assad, poniendo fin a una guerra civil de casi 14 años. Desde entonces, los nuevos gobernantes del país han luchando por consolidar el control.
Los líderes, mayoritariamente musulmanes sunitas, han sido objeto de sospechas por parte de las minorías religiosas y étnicas, cuyos temores aumentaron tras los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados pro-Assad en marzo, que derivaron en ataques sectarios de venganza. Cientos de civiles de la minoría religiosa alauita, a la que pertenece Al-Assad, fueron asesinados.
El temor de los drusos
En Jaramana, cerca de la capital siria, Evelyn Azzam, de 20 años, teme la muerte de su esposo, Robert Kiwan, de 23. Los recién casados viven en el suburbio de Damasco, pero Kiwan viajaba a Sweida para trabajar cada mañana y quedó atrapado allí cuando estallaron los enfrentamientos.
Azzam dijo que estaba hablando por teléfono con Kiwan cuando las fuerzas de seguridad lo interrogaron a él y a un colega sobre su afiliación a las milicias drusas. Cuando el colega de su esposo alzó la voz, oyó un disparo. Kiwan recibió un disparo mientras intentaba hablar.
“Por lo que pude entender, le dispararon a mi esposo en la cadera”, dijo, conteniendo las lágrimas. “La ambulancia lo llevó al hospital. Desde entonces, no tenemos idea de qué pasó”.
La secta religiosa drusa surgió en el siglo X como una rama del ismailismo, una rama del chiismo. Más de la mitad del millón de drusos que hay en todo el mundo vive en Siria. La mayoría de los demás drusos residen en el Líbano e Israel, incluyendo los Altos del Golán, territorios que Israel arrebató a Siria en la Guerra de los Seis Días de 1967 y anexó en 1981.
La última escalada en Siria comenzó con secuestros y ataques ojo por ojo entre tribus beduinas sunitas locales y facciones armadas drusas en la provincia del sur.
Las fuerzas gubernamentales que intervinieron para restablecer el orden se enfrentaron entonces con los drusos.
No se han publicado cifras oficiales de víctimas desde el lunes, cuando el Ministerio del Interior sirio anunció la muerte de 30 personas. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, indicó que más de 250 personas habían muerto hasta la mañana del miércoles, entre ellas cuatro niños, cinco mujeres y 138 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad.
Agencias AFP, AP y Reuters