Luego de una denuncia realizada por una estafa millonaria en la compra de hacienda, el viernes pasado, en el pueblo de Berabevú, en el departamento santafecino de Caseros, la policía realizó un allanamiento en un feedlot de la zona que resultó fundamental para la causa en curso que lleva adelante la Justicia de Azul, Buenos Aires. Hace ya un tiempo que las autoridades judiciales buscan esclarecer un hecho delictivo ocurrido en febrero pasado. Fue la patrulla rural de Olavarría que se desplazó hasta el lugar, junto con los denunciantes, y en el establecimiento de engorde a corral encontró 365 cabezas de ganado, pertenecientes a 14 productores, por un valor aproximado de $300 millones.
Según pudo saber LA NACION, se trata de una presunta maniobra fraudulenta contra una reconocida consignataria -pidió reserva de su nombre- que realiza remates feria en la localidad bonaerense de Olavarría y se vio afectada por el incumplimiento en los pagos por la compra de animales.
En este sentido, gracias al operativo policial se pudo recuperar los 365 terneros livianos negros y colorados de la raza Angus, que fueron identificados como propiedad de unos 16 productores de Olavarría. Si bien los animales eran propiedad de los productores, la que responde en última instancia ante hechos así es la consignataria.
La fiscal Paula Serrano, titular de la Unidad de Fiscalización Inmediata (UFI) N°4 del Departamento Judicial de Azul, fue la encargada de ordenar el allanamiento del establecimiento. En diálogo con LA NACION contó que la denuncia se presentó el 25 de marzo pasado por parte de la consignataria de hacienda por una estafa en la que un cliente, en el término de menos de 10 días, en el mes de febrero hizo cuatro compras sucesivas.
“Algunos los compró directo a la consignataria y otros en remates de feria en la Sociedad Rural de Olavarría. Así que tenían diferentes marcas de distintos propietarios. Como era un cliente habitual de la firma, le hicieron las facturas y quedó en pagar a las 48 horas, como había hecho en otras oportunidades. Pasado el tiempo, no pagó y al intimarlo empezó con excusas de que tenía una situación de salud familiar y que estaba complicado. Pasaron diez días de la última compra y se presenta en un concurso de acreedores en el Juzgado Civil de Olavarría. Y ahí denuncia una parte de la deuda, solo por la mitad de los animales, pero bueno, oculta también el resto de la compra”, describió la fiscal.
Una fuente cercana a la casa consignataria coincidió con la descripción de la fiscal y relató cómo se sucedieron los hechos, donde este productor oriundo de Olavarría, cuyo nombre está en reserva y que venía operando de manera habitual con la firma, en enero presentó su cesación de pagos. Aun así, en febrero compró unos 365 animales para días después presentarse en concurso. Recordó que ya lo vinculaban con la estafa de más US$2 millones en una compraventa de hacienda en Olavarría el año pasado, pero que el productor decía “que su conexión con el imputado de ese hecho era que le había prestado unos $300 millones”.
Según describió, luego de cargar la hacienda en la feria, el 24 de febrero, inmediatamente el productor vendió toda la hacienda y la envió en camiones hacia la provincia de Santa Fe. “Compró a su nombre para llevar a su campo por papeles, pero al otro día ya estaban vendidos. Estaba habilitado a comprar desde julio del año pasado y en febrero, cuando se presenta en concurso, se justifica con ese préstamo de plata a ese productor de la estafa anterior. Nunca supimos que en enero ya estaba en cesación de pagos. Y en febrero se presenta en convocatoria, pero no muestra la totalidad de las facturas nuestras: presentó una factura por $180 millones y no por los $260 millones que era lo que realmente nos debía para que le quede un menor valor y llegar a un acuerdo con sus acreedores. Omitió facturas, eso es muy grave”, dijo la fuente.
“Nosotros nos enteramos del concurso dos semanas posteriores. En ese tiempo estuvo diciendo que tenía problemas personales para poder emitir los pagos. Lo que nosotros no sabíamos era que estaba la cesación de pagos. Por eso inventó problemas personales para tomar tiempo. Confiados lo esperamos, nuestro rubro es un negocio de confianza”, agregó.
Cuando se enteraron de la maliciosa operación, realizaron la denuncia correspondiente y comenzó la investigación hasta dar con el paradero de dónde estaban los animales. Luego, a través de la información que les remitió el Senasa, la municipalidad y la oficina de guías, se mostró hacia adonde se trasladaron los animales.
“Creemos que hay una vinculación con la estafa del año pasado. Es un productor agropecuario de volúmenes chicos que tenía su feedlot en Olavarría y cuando necesitaba plata le vendía a terceros. Cuando llegamos al allanamiento en Santa Fe, el dueño del feedlot dijo que estaba en desconocimiento de que no se habían pagado los terneros. Aun no sabemos si hay complicidad o si este feedlotero le pagó los animales al productor que nos estafó. Es un establecimiento muy grande y cuando empezamos a revisar los corrales fuimos encontrando los animales. Procedimos a leer caravanas y pelar marcas y apareció la totalidad de la hacienda”, señaló la fuente.
Por último, la fiscal de la investigación pidió que quedara como depositario judicial el denunciante. Pero la jueza de garantías interviniente, del Juzgado 1, la doctora Fabiana San Román, entendió que, como el comprador podría ser un tercero de buena fe, por el momento quedó como depositario judicial.
“Así que se constató que efectivamente los animales estuvieran ahí. Se hizo el acta correspondiente. La causa sigue su trámite. Probablemente, el dueño del feedlot deberá mostrar si los compró de buena fe o si es parte de la operatoria del denunciado”, finalizó Serrano. Ahora los terneros permanecen en custodia mientras avanza la investigación y la firma espera que pronto se resuelva la causa.