La gravedad de la situación hídrica en el centro y oeste bonaerense generó una mezcla de desesperación y bronca entre los productores, que en varios lugares aseguran sentirse abandonados por las autoridades. Desde febrero último, la acumulación de lluvias y la falta de obras de drenaje derivaron en inundaciones que dejaron sin tierra útil a miles de hectáreas en Bragado y, por consiguiente, en los cuarteles de Comodoro Py y Olascoaga. Aunque algunos establecimientos han logrado trasladar su hacienda a sectores más altos, los pequeños y medianos se quedaron sin posibilidades de sembrar ni mantener el ganado.
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La emergencia agropecuaria fue declarada hace unas semanas en algunos partidos, es decir, llega con meses de retraso, cuando parte de la producción ya estaba perdida. Para los productores, la crecida del agua expone la inacción de los gobiernos provincial y local, donde estos últimos, afirmaron, continúan cobrando la tasa vial. La Patrulla Rural y la Policía, no obstante, ayudan a que la gente que no puede llegar a los alimentos o medicamentos los reciba.
En el caso de Bragado, los productores piden que se le haga mantenimiento a los caminos para poder entrar y salir de los campos en zonas anegadas, donde hay familias que corren el riesgo de quedar aisladas. El intendente, Sergio Barenghi (PJ), dijo a LA NACION que el municipio no cuenta con recursos ni capacidad técnica para ejecutar obras hidráulicas de gran magnitud. Solo pueden mantener canales limpios con dos retroexcavadoras, una de ellas prestada por la provincia.

Santiago Alzaga, productor de Bragado, dijo que reciben toda el agua de los distritos de 9 de Julio y Carlos Casares, ya que no hay ningún tipo de obra que la contenga. “La provincia no actúa de ninguna manera. Cuando vamos a la intendencia, te dicen: ‘Nos vamos a reunir’, después los llamamos para darles las noticias de que nos ocupamos’, y nunca más te llaman», relató Alzaga.
El productor fue lapidario con el gobernador Axel Kicillof: “El nivel de lentitud y de falta de reconocimiento del problema es atroz en la provincia. El gobernador no le da importancia alguna, es más, es un gran negador de esta situación”.
Aseguró que los funcionarios ni siquiera asisten a las mesas de crisis sobre las inundaciones. Según el productor, el abandono es transversal, porque no depende del color político. “Estamos viendo cada vez más gente en situación dramática. Hay muchos que ni siquiera exteriorizan las cosas porque no creen que alguien les vaya a atender. Para poder sobrevivir, con todo el campo agrícola inundado, tenés que empezar a vender animales. Pero si debés un mínimo impuesto, no te dan guía. Y recién ahora nos están otorgando la emergencia agropecuaria por la inundación, que arrancó en febrero”, dimensionó.
Carlos Gutiérrez también es productor, asesor y socio de la Sociedad Rural de Bragado. Explicó que el partido recibe los excesos hídricos del oeste provincial desde hace dos meses. Las zonas más comprometidas son los cuarteles de Comodoro Py, Olascoaga, Rauch Viejo y Asamblea, donde “solo se puede acceder por un camino; el resto están todos cortados”.
«Hoy hay más de 40.000 hectáreas bajo el agua; entre anegadas e inundadas. El total supera las 50.000 hectáreas sobre un partido de unas 210.000 hectáreas″, estimó. Canales clave como el Mercante, la Cañada del Saladillo y el San Emilio están “totalmente desbordados”.
El agua amenaza el casco urbano de Bragado. Gutiérrez advirtió que el canal de vinculación entre las dos lagunas principales está rebalsado y, si el terraplén de protección cede, “varios barrios quedarían comprometidos”.

Los productores coinciden en que la catástrofe que se ha generado se debe a la falta de obras de infraestructura y de mantenimiento durante los meses de sequía. “Venimos de tres años de sequía (Niña), con canales y caminos secos: era el momento ideal para intervenir. Vivimos reclamando a los distintos municipios y nunca tomaron el mantenimiento de caminos y canales como una cuestión de Estado”, explicó Gutiérrez.
Alzaga también coincidió: “Los municipios no se ocuparon de hacer obras. Las obras se hacen en seca: son más baratas, más sencillas y más viables. Pero nunca piensan en hacerlo cuando hay seca, y ahora dicen que no pueden porque están colapsados”.
Hay producción perdida, según los productores. Muchos no pudieron hacer la campaña fina [trigo] y creen que la campaña gruesa [soja y maíz] estará comprometida. Lo mismo que la ganadería: los productores deben malvender hacienda o buscar campos en zonas menos afectadas. El aislamiento es total: hay familias sin víveres y sin acceso a servicios médicos o educativos, expresaron.
Walter Malfatto, otro productor de la zona, lamentó la falta de visión a largo plazo: “El agua cala por todos lados: después de que pase esto hay que ponerse a trabajar, para no olvidarse después. Porque la gente, cuando baja el agua y viene otro período de seca, se olvida”. Mientras tanto, la parálisis es total: “Trajeron una retro de hidráulica, pero no la hacen trabajar. Hidráulica no permite que los privados hagan los trabajos, pero ellos tampoco los hacen”.
Recordó que cuando se pudo no se hicieron las obras necesarias y desde otros lados están mandando el agua a Bragado. “El agua viene por los campos, al no estar las obras hechas. Si existieran los canales, vendría encauzada, contenida por donde tiene que venir. Pero hay un grupo de productores que siempre se oponen a las obras, diciendo que se iban a inundar o que iban a perjudicar otras zonas, y al final el agua viene igual: se inunda y se desaprovecha más campo, porque el agua avanza y se inundan los caminos”, contó.
El intendente Barenghi describió a la localidad como “una olla” que recibe agua de 2,5 millones de hectáreas, lo que agrava naturalmente el impacto de las lluvias. Dijo que un tramo de la canalización del Río Salado se detuvo hace dos años cuando el Fondo Hídrico —financiado con un impuesto al combustible— dejó de transferirse a la provincia. El funcionario contó que la provincia reactivará una obra llamada “Nodo Bragado, que incluye canalización, dragado y ampliación de puentes”.
Indicó que le enviaron una nota al ministro de Economía, Luis Caputo, para pedir exenciones impositivas a productores que no pueden sacar la cosecha y recursos extraordinarios -maquinaria y herramientas- para reparar caminos rurales. “El esfuerzo es muy grande y se reparan los caminos, pero vuelven a romperse si vuelve a llover, y así, los recursos de un municipio se vuelven escasos”, precisó. El municipio cobra una tasa vial de 0,70 litros de gasoil por hectárea, que se destina a mantenimiento de caminos y seguridad rural, explicó.

