El desayuno es la primera ingesta del día tras las horas de ayuno nocturno y desempeña un papel clave para iniciar la jornada en condiciones óptimas, tanto física como intelectualmente. Esta primera dosis de energía es esencial para cubrir las necesidades diarias de nutrientes fundamentales como vitaminas, minerales, calcio, magnesio, zinc y vitamina B6. Además, facilita un plan alimenticio más equilibrado, evitando el consumo excesivo de tentempiés como bollería u otros productos altos en grasas y azúcares.
A pesar de los beneficios, muchas personas aún descuidan esta comida. Tal vez, no sepan que, al contrario de lo que podría pensarse, omitir el desayuno no favorece el control de peso, sino que lo complica. No desayunar provoca una mayor inclinación a picar entre comidas y dificulta la construcción de un plan alimenticio saludable y equilibrado. El impacto de esta práctica puede ir más allá, según un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología (REC), que establece una relación entre desayunar incorrectamente y los problemas cardiovasculares.
Por qué no saltarse el desayuno
La investigación, realizada en los hospitales de San Juan de Alicante y el General de Valencia, analizó los hábitos alimenticios de 181 pacientes ingresados por síndrome coronario agudo (SCA), una condición que incluye afecciones graves como infarto de miocardio y angina inestable. De estos pacientes, un 42% presentó patrones de desayuno deficientes, ya fuera porque no consumían esta comida o se limitaban a ingerir solo líquidos. Este grupo mostró mayores tasas de sedentarismo, tabaquismo y una mayor tendencia a sufrir infartos agudos de miocardio,
El desayuno tiene un papel relevante dentro de los ciclos circadianos del organismo, encargados de regular las funciones biológicas a lo largo de las 24 horas del día. Durante las primeras horas de la mañana, el cuerpo activa la producción de cortisol, una hormona crucial que incrementa la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre.
En este momento, resulta vital proporcionar al organismo los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento. Saltarse esta primera comida no solo retrasa la sensación de saciedad, sino que también altera el equilibrio biológico del organismo, como advierte la Sociedad Española de Cardiología (SEC). De hecho, cuando no se desayuna, el cuerpo recurre a mecanismos alternativos para obtener energía, liberando ácidos grasos almacenados en el hígado y los músculos. Sin embargo, este proceso puede desencadenar problemas de salud, ya que los ácidos grasos circulantes en la sangre resultan tóxicos para los vasos sanguíneos y aumentan el riesgo de diabetes, triplicando incluso la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Qué se debe desayunar
Ante estos riesgos, la SEC subraya la importancia de realizar un desayuno completo y equilibrado cada mañana. Este debe incluir tanto líquidos como sólidos que aporten los nutrientes necesarios para garantizar el máximo beneficio para el organismo. Según la entidad, un desayuno ideal debe contener:
- Proteínas e hidratos de carbono de absorción rápida: Incluyendo pan, tostadas, cereales o galletas integrales.
- Lácteos: Opciones como leche, yogur o café con leche, que pueden ser reemplazadas por té en caso de preferencia.
- Vitaminas y minerales: Provenientes de frutas frescas, frutos secos o zumos naturales.
- Fibra: Incorporada a través de cereales integrales, pan integral o frutas frescas.