
Decir que una película es “la mejor de la historia” es un cliché muy manido, una opinión muy subjetiva y que se ha puesto a debate centenares de veces. Más allá del criterio propio, de discernir o no con los críticos de cine, los cineastas también tienen mucho que decir. ¿Qué pasaría si ellos eligieran, a su juicio, la mejor película de todos los tiempos?
Esto es lo que propone cada década la lista Sight and Sound, que elabora el British Film Institute. En una, los críticos votan; en otra, son los propios cineastas los que se mojan para ordenar las mejores 100 películas de la historia. La última vez que se realizó fue en 2022, con la participación de 480 directores de todo el mundo, una cifra que supone un gran salto respecto a su primera edición en 1992, cuando apenas votaron 101.
Empezando por abajo, la número 100 (104, en realidad) fue el drama histórico Trono de sangre (1957), dirigida por el japonés Akira Kurosawa, y la número 1, 2001: Una odisea del espacio I (1968), la obra maestra de Stanley Kubrick. ¿Y por género? Si hablamos de wéstern, que se desarrolló especialmente durante la primera mitad del siglo XX, moldeó durante mucho tiempo la imagen que Estados Unidos tenía sobre sí mismo, creando una mitología alrededor del desierto y los vaqueros y explorando valores como la independencia, el honor y la libertad.
El wéstern, en el número 46
A raíz del género surgieron nuevas corrientes, entre ellas el spaghetti western, desarrollado por directores italianos como Sergio Leone (El bueno, el feo y el malo) en la segunda mitad del siglo pasado. Es precisamente una de sus historias la que fue considerada en 2022 como el mejor wéstern de todos los tiempos, según los 480 directores que participaron en la encuesta.
Se trata de Hasta que llegó su hora (C’era una volta il West), estrenada en 1968, la película está ambientada en el viejo Oeste y cuenta la historia de Jill McBain (interpretada por Claudia Cardinale), una mujer que llega a una pequeña localidad con la intención de empezar una nueva vida, pero se ve atrapada en un conflicto por unas tierras codiciadas por el avance del ferrocarril. A su alrededor se cruzan tres figuras masculinas: Frank (Henry Fonda), un asesino a sueldo al servicio de una compañía ferroviaria; Cheyenne (Jason Robards), un forajido de buen corazón; y Harmonica (Charles Bronson), un misterioso pistolero que busca venganza.

La película ocupa el puesto 46 en la lista general, por encima de cualquier otro título del género. Sight & Sound la describe como “un compendio épico de las situaciones que Leone había tomado prestadas de los wésterns que tanto amaba”. En la revista se ensalza su legendaria secuencia de apertura, su banda sonora inolvidable compuesta por Ennio Morricone y los duelos que definen el estilo de Leone. Como definió el crítico de cine Alan Mattli: “Es, en suma, uno de los espectáculos cinematográficos más puros jamás llevados al cine”.
Entre los directores que la eligieron figuran el iraní Asghar Farhadi (Nader y Simin, una separación), el indio Sanjay Leela Bhansali, el danés Nicolas Winding Refn (Drive), el británico Asif Kapadia (Amy), el finlandés Juho Kuosmanen (Compartment No. 6) y el documentalista estadounidense Alex Gibney (Taxi to the Dark Side). Todos ellos coincidieron en reconocer en la obra de Sergio Leone un hito cinematográfico que trasciende el género.
