El otoño suele ser una de las estaciones predilectas para todo el mundo. Las temperaturas bajan, los paseos se hacen más agradables y la clásica alfombra de hojas secas se convierte en un escenario irresistible. A la hora de salir a pasear con un perro, el simple hecho de pasar entre hojas crujientes ya es toda una experiencia sensorial. Igual que el barro, más frecuente también con el regreso de las lluvias tras el verano, que en ocasiones parece llamar a los canes a rebozarse. Sin embargo, los especialistas advierten de que esto último podría ser más peligroso de lo que se suele intuir.
El “Alabama rot”, o la vasculopatía glomerular cutánea y renal
Según indican desde el portal web especializado Animal’s Health, el otoño es periodo de riesgo para una enfermedad poco frecuente, pero potencialmente muy grave: la vasculopatía glomerular cutánea y renal (CRGV), conocida comúnmente como “Alabama rot” (podredumbre de Alabama). Desde el Kennel Club advierten: “Aunque los paseos otoñales con tu perro pueden ser maravillosos, es importante tener en cuenta los peligros estacionales que pueden ser perjudiciales para ellos”. El Alabama rot bloquea y daña los vasos sanguíneos tanto de la piel como de los riñones de los perros. Aunque la causa sigue sin identificarse, el Kennel Club destaca que “se cree que está relacionada” con paseos por zonas embarradas. El patrón parece repetirse en muchos de los casos: perros que enferman tras haber estado caminando en áreas con barro o humedad.
Los síntomas no siempre son muy evidentes al principio. Aparecen llagas, heridas o úlceras de origen desconocido, normalmente localizadas en las patas, la cabeza o alrededor del hocico. En fases más avanzadas, puede asociarse a cuadros de insuficiencia renal, con signos como letargo, pérdida de apetito o vómitos. En palabras de David Walker, jefe de especialistas veterinarios en Anderson Moores (Hampshire, Reino Unido), la enfermedad puede evolucionar hacia una microangiopatía trombótica, que provoca inflamación de los vasos, formación de trombos y una bajada en el número de plaquetas circulantes.
Desde la clínica veterinaria Anderson Moores se confirmó recientemente la detección de seis nuevos casos de Alabama rot en lugares como Surrey, Londres, Cornwall y Manchester. Estos síntomas se suman a los 177 diagnósticos registrados en Reino Unido desde noviembre de 2012, año en que la enfermedad fue identificada por primera vez en ese país. David Walker, reconocido por el Real Colegio de Veterinarios británico (RCVS) y la Asociación Británica de Veterinarios (BVA) como experto en CRGV, recuerda el primer brote conocido en galgos a principios de los años ochenta en el estado estadounidense de Alabama.
Una de las particularidades de la enfermedad es que, a día de hoy, solo puede diagnosticarse de forma definitiva tras el fallecimiento del animal, cuando se observan los daños renales característicos en los tejidos. Walker resalta que “las lesiones cutáneas y la detección de cambios en las analíticas de sangre pueden dar pie a sospechar que el perro en cuestión está afectado por la CRGV”. Por el momento, la distribución de los casos parece estacional, viéndose con mayor frecuencia entre los meses de noviembre y mayo, y no existe un patrón claro en relación a la edad, raza, peso o sexo del animal, aunque sí se ha observado más prevalencia en ejemplares de Springer Spaniel Inglés, Labrador y Vizsla. Eso no significa que otras razas estén exentas de riesgo, ya que cualquier perro puede verse afectado si se dan las circunstancias.
Ante la presencia de cualquier herida, úlcera o signo de malestar tras un paseo por zonas húmedas o embarradas, los especialistas recomiendan consultar de inmediato con un veterinario. El Kennel Club puntualiza: “Los perros que solo presentan úlceras cutáneas suelen recibir tratamiento no invasivo, mientras que los que empiezan a mostrar problemas renales requerirán cuidados de soporte más intensivos. Por el momento, el Alabama rot solo puede confirmarse una vez que el perro ha fallecido, así que es imposible saber cuántos sobreviven. Se cree que la tasa de supervivencia es baja, por lo que para ofrecer a tu perro la mejor oportunidad, es importante que los cuidados de apoyo comiencen lo antes posible”.
Como medida preventiva, los veterinarios sugieren evitar paseos por zonas especialmente embarradas o, en caso de no poder hacerlo, lavar y secar bien al animal tras cada paseo. También recuerdan que el origen exacto de la infección continúa en investigación y existe una organización británica dedicada a recaudar fondos para avanzar en el conocimiento y el tratamiento de la Alabama rot.