Un gasto inesperado, una factura atrasada, un crédito rápido o incluso una pérdida de empleo pueden desencadenar una cadena de impagos difícil de frenar. Tras situaciones como estas, es habitual comenzar a acumular deudas que crecen constantemente y cada vez se vuelven más difíciles de aforntar. Muchas veces las cuotas parecen pequeñas, pero sumadas mes a mes se convierten en una carga imposible. Es entonces cuando entran en juego las empresas de recobro, que contactan con los deudores para obligarles a pagar.
Evitar cometer errores al interactuar con empresas de recobro puede marcar la diferencia en la gestión de deudas, alerta el abogado Sebastián Ramírez en sus redes sociales. En un video publicado en su cuenta de TikTok (@leyesconsebas), el letrado y creador de contenido explioca que, a pesar de que las llamadas constantes puedan causar estrés, existen acciones que pueden agravar la situación si no se entienden las implicaciones legales de cada paso.
Ramírez advierte de que no se debe admitir la existencia de una deuda en una llamada telefónica, ya que estas conversaciones pueden ser grabadas y utilizadas por la empresa para interrumpir los plazos de prescripción, es decir, el tiempo que es necesario que transcurra sin notificaciones de la deuda por parte de la empresa para que esta expire. “Una vez han pasado cinco años sin que nadie te recuerde que tienes esta deuda, es como si desapareciera”, explica el abogado. Añade también que uno de los principales objetivos de las empresas de recobro al llamar reiteradamente es precisamente reiniciar ese plazo y así mantener vigente el derecho a cobrar.
“No tienes que reconocer nada”
Entre los consejos fundamentales, Ramírez subraya la importancia de solicitar siempre la pruebas por escrito sobre la deuda antes de afirmar o aceptar cualquier dato. “Tú no tienes que reconocer nada por teléfono, que te aporten con documentación lo que te están diciendo por teléfono”, recomienda. Solo con información fehaciente y comprobable se puede analizar la validez de la reclamación.
Otro de los puntos más críticos es la presión que ejercen estos servicios para que el deudor acuerde el pago de una cifra determinada, que podría resultar perjudicial para el mismo. Ramírez aconseja no aceptar ningún acuerdo sin la supervisión previa de un abogado, enfatizando que “muchos préstamos y tarjetas tienen intereses que son totalmente desmesurados y la justicia ha reconocido que no se tienen que pagar”.
Sentencias por intereses desproporcinados
En España, numerosos préstamos y tarjetas de crédito, especialmente las denominadas revolving, han sido declarados usurarios por los tribunales debido a los intereses desproporcionados que aplicaban. El Tribunal Supremo ha fijado que un contrato puede considerarse usurario cuando el tipo de interés supera de manera significativa la media del mercado, algo habitual en productos que han llegado a aplicar tasas anuales superiores al 25% e incluso a superar el 1.000% en el caso de microcréditos.
Las consecuencias para las entidades financieras son claras: la nulidad del contrato en lo relativo a los intereses, lo que obliga al cliente a devolver únicamente el capital recibido y permite exigir la devolución de las cantidades cobradas de más. La nulidad por usura no caduca, aunque la acción para reclamar los pagos indebidos prescribe a los cinco años. Miles de consumidores se encuentran aún en condiciones de reclamar y recuperar su dinero.