La sobreprotección parental puede tener efectos duraderos en la salud mental de los niños, influyendo directamente en su desarrollo emocional y social. Rafa Guerrero, psicólogo con más de 134.300 seguidores en TikTok, ha destacado para el pódcast Lo que tú digas los efectos negativos que una crianza basada en una protección excesiva puede causar en la vida adulta.
“¿Qué va a ocurrir con un adulto que ha tenido este tipo de infancia donde mamá y papá le han sobreprotegido?”, ha manifestado Guerrero. Según el psicólogo, las personas que han vivido bajo la constante vigilancia y control de sus padres suelen presentar mayores dificultades para tomar decisiones, establecer límites y manejar la ansiedad cuando crecen y encaran la vida adulta con las responsabilidades que eso conlleva.
Consecuencias emocionales y sociales
Guerrero asegura que aquellos que crecen en entornos sobreprotectores tienden a “no saber decir que no” y se convierten en personas que se les puede “invadir muy fácilmente y serán muy maleables”. Estas, a su vez, desarrollan mayor dependencia emocional y una incapacidad para manejar las frustraciones de la vida cotidiana, lo que se traduce en una ansiedad constante ante situaciones simples, como la toma de decisiones.
El psicólogo apunta que una de las características más comunes en estos adultos es su falta de confianza en sí mismos y en sus propias capacidades: “Constantemente van a estar en duda. ”¿Y qué hago, qué hago?“, ”¿Cojo la bici o qué hago?”. Este tipo de educación genera personas indecisas, con baja tolerancia a las decepciones y una gran dificultad para afrontar situaciones de incertidumbre.
La baja tolerancia a la frustración también es una consecuencia destacada. Estas personas, acostumbradas a que sus padres resuelvan todos sus problemas y les protejan de cualquier dificultad, no desarrollan las habilidades necesarias para gestionar situaciones adversas. Como resultado, tienen dificultades para afrontar el estrés, las críticas o los fracasos, y su capacidad de resiliencia es limitada. Este fenómeno puede ser un factor de riesgo para desarrollar trastornos de ansiedad o depresión en la edad adulta.
El impacto en la salud mental infantil
En España, los problemas de salud mental infantil son cada vez más frecuentes. Según el informe de la Fundación ANAR (2019), el 10% de los niños y adolescentes en el país sufren algún trastorno emocional, siendo los más comunes la ansiedad, la depresión y los trastornos de conducta. La sobreprotección parental es uno de los factores que puede contribuir a la aparición de estos desórdenes, ya que limita el desarrollo de la autonomía emocional de los niños, un aspecto clave para su bienestar psicológico.
El informe también subraya que los adolescentes que perciben un control excesivo de sus padres sobre sus vidas tienden a presentar mayores índices de estrés y ansiedad. La imposibilidad de gestionar situaciones complicadas por sí mismos genera una sensación de inseguridad que afecta su autoestima y su capacidad de resolución de problemas. A largo plazo, estos jóvenes son más propensos a sufrir trastornos de salud mental, como la depresión, que afectan negativamente su calidad de vida y su integración social.