La memoria, un pilar esencial de la vida cotidiana, enfrenta desafíos con el paso del tiempo. Según un análisis de la Escuela de Medicina de Harvard, publicado en National Geographic, existen hábitos prácticos que pueden fortalecer la memoria y preservar la agilidad mental en todas las etapas de la vida.
Entre las estrategias destacadas por Harvard, se encuentra el aprendizaje continuo, que estimula las conexiones neuronales y fortalece las células cerebrales. Actividades como leer, resolver rompecabezas o aprender nuevas habilidades son herramientas clave para mantener la mente activa.
Además, involucrar múltiples sentidos al aprender, como identificar ingredientes de un plato mientras se huele y prueba, puede mejorar significativamente la retención de información al activar diversas áreas del cerebro.
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La actitud hacia el envejecimiento también juega un papel crucial. Según el informe, las personas que adoptan pensamientos positivos sobre sus capacidades mentales tienen un mejor desempeño en tareas de memoria. Por el contrario, los mensajes negativos sobre el envejecimiento pueden afectar la confianza y el rendimiento cognitivo.
Otra recomendación es el uso de herramientas externas, como agendas o calendarios, para liberar la mente de tareas rutinarias y permitir una mayor concentración en actividades complejas. Asimismo, repetir información en voz alta o escribirla puede consolidar datos importantes en la memoria, mientras que distribuir el aprendizaje en sesiones breves a lo largo del tiempo, en lugar de jornadas intensivas, facilita el almacenamiento y recuperación de información.
Las técnicas mnemotécnicas también son destacadas como métodos efectivos para recordar datos específicos. Asociar palabras con imágenes mentales llamativas o utilizar acrónimos son estrategias que, según Harvard, permiten que la información se grabe de manera más rápida y duradera.
Hay algunos hábitos cotidianos que pueden perjudicar la salud cerebral y acelerar el deterioro cognitivo. Entre ellos, el impacto de los pensamientos negativos, que incrementan los niveles de estrés y pueden derivar en ansiedad o depresión. La psicoterapeuta Amy Morin recomienda reemplazar estas ideas por afirmaciones positivas para mejorar el bienestar emocional y mental.
La exposición prolongada a ambientes oscuros también afecta la producción de serotonina, una hormona clave para el estado de ánimo. Los expertos sugieren aumentar el tiempo al aire libre y la exposición a la luz solar para contrarrestar este efecto. Además, el consumo excesivo de cafeína, presente en bebidas como el café, té o mate, puede generar desequilibrios emocionales y estrés, por lo que se recomienda limitar su ingesta a 400 mg diarios.
El uso de dispositivos electrónicos al despertar o antes de dormir es otro factor que puede alterar el funcionamiento cerebral. La luz de las pantallas interfiere con la adaptación del cerebro al ambiente, afectando el sueño y la memoria. Asimismo, escuchar música a volúmenes altos puede dañar el sistema auditivo, lo que a largo plazo impacta en la capacidad cognitiva.
El descanso adecuado es fundamental para la salud cerebral. Dormir menos de ocho horas por noche incrementa el riesgo de pérdida de memoria, dificulta la concentración y puede generar estrés crónico. Además, la falta de interacción social, como el aislamiento o la ausencia de comunicación con familiares y amigos, puede derivar en depresión y angustia, afectando directamente el cerebro.
En cuanto a la pérdida de memoria, la plataforma Mayo Clinic indicó que, aunque el envejecimiento puede implicar ciertos cambios en la memoria, estos no suelen alterar significativamente la vida diaria. Sin embargo, cuando la pérdida de memoria afecta la capacidad de trabajar, interactuar socialmente o realizar tareas cotidianas, podría tratarse de demencia. Este término engloba síntomas como cambios en el razonamiento, juicio y lenguaje, y puede ser causado por enfermedades como el Alzheimer, la demencia vascular o la demencia con cuerpos de Lewy.
El deterioro cognitivo leve, una condición intermedia entre el envejecimiento normal y la demencia, también fue analizado por Mayo Clinic. Aunque no impide realizar actividades diarias, puede evolucionar hacia formas más graves de demencia. Por ello, es crucial buscar atención médica ante síntomas como olvidar palabras comunes, extraviar objetos o experimentar cambios de humor sin motivo aparente.
Existen, además, causas reversibles de pérdida de memoria, como deficiencias de vitamina B-12, hipotiroidismo, apnea del sueño o efectos secundarios de medicamentos. Identificar y tratar estas condiciones puede mejorar significativamente la memoria y prevenir complicaciones mayores.
Los especialistas destacan la importancia de un diagnóstico temprano para gestionar los síntomas, planificar cuidados futuros y acceder a recursos comunitarios. Organizaciones como la Alzheimer’s Association ofrecen apoyo a pacientes y familiares, ayudándoles a enfrentar los desafíos asociados con la pérdida de memoria y la demencia.