Estrategias de manipulación emocional que afectan la confianza y dificultan la recuperación tras el abuso psicológico

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Las tres estrategias de manipulación emocional que pueden pasar desapercibidas incluso para quienes creen conocer el gaslighting (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Me hace dudar de todo lo que siento y pienso. Esta expresión, frecuente entre víctimas de gaslighting, refleja el profundo efecto de una de las formas más sutiles de manipulación emocional en las relaciones personales.

El gaslighting es una estrategia de abuso psicológico en la que una persona manipula a otra hasta lograr que dude de su percepción, su memoria o incluso de su salud mental. Quienes lo sufren pueden perder la confianza en sí mismos y en su capacidad para distinguir la realidad.

Un análisis publicado por GQ subraya que el gaslighting no solo destruye la confianza en uno mismo y la percepción de la realidad, sino que puede manifestarse de maneras difíciles de detectar, incluso para quienes ya conocen el término.

De acuerdo con la Cleveland Clinic, se trata de una forma de violencia y manipulación en la que una persona aplica patrones de conducta precisos para que otra dude de su cordura y de su capacidad de tomar decisiones.

El objetivo es que la víctima termine creyendo que sus pensamientos y emociones no tienen validez, o que los hechos que percibe no suceden realmente. Este abuso afecta cualquier tipo de vínculo interpersonal y, según advierte la publicación, sus consecuencias pueden ser devastadoras.

Tres formas de gaslighting en las relaciones de pareja

La psicóloga, autora e investigadora canadiense Jennifer Fraser Ph.D., especialista en abuso psicológico, bullying y prevención de la manipulación emocional, clasifica el gaslighting en tres formas habituales dentro de las relaciones de pareja, las cuales suelen disfrazarse de gestos positivos o de interés genuino, lo que dificulta su detección y permite que el abuso continúe bajo apariencia de normalidad.

El gaslighting puede disfrazarse de gestos positivos, dificultando su detección (Imagen Ilustrativa Infobae)

La primera modalidad es la del falso mentor. El control ocurre mediante la adulación y la complacencia, provocando que la víctima se sienta especial. Fraser explica que esta dinámica aparece cuando la persona abusiva alterna maltrato y una falsa sensación de exclusividad, atrapando a la víctima en una realidad distorsionada.

Los cumplidos y halagos funcionan como herramientas para mantener el poder y el control, no como muestras sinceras de afecto.

La segunda manifestación responde al falso moralista. En este caso, quien ejerce gaslighting realiza acciones aparentemente altruistas para obtener un beneficio personal y construir una imagen positiva ante su entorno.

Esta “fachada” de generosidad actúa como barrera para que ni la víctima ni quienes la rodean identifiquen el abuso. Fraser advierte: “Las buenas acciones actúan como distractores cuando se denuncia una conducta abusiva. Son formas intencionales de disfrazar al lobo con piel de oveja”.

Gestos disfrazados de afecto o altruismo pueden perpetuar el abuso en relaciones cercanas y dificultar que la víctima lo advierta  (Imagen Ilustrativa Infobae)

La tercera variante es la del líder de amor duro. El agresor utiliza críticas constantes y desaprobación como forma de intimidar y controlar a la pareja. Aunque pueda sostener que su intención es motivar o ayudar, en realidad busca someter y reforzar la desigualdad de poder en la relación.

Esa táctica genera sensaciones de insuficiencia y humillación, dejando a la víctima atada a una dinámica de dependencia y sumisión.

Consecuencias y estrategias para romper el ciclo

Las consecuencias del gaslighting afectan profundamente la autoestima, la percepción de la realidad y la confianza tanto en uno mismo como en los demás. Las víctimas suelen sufrir desconexión emocional y dudas persistentes sobre sus propios juicios, como resultado de la manipulación continua.

Según GQ este tipo de abuso puede estar relacionado con traumas infantiles, carencias de atención, evasión de responsabilidades o deseos de control.

Para evitar ser víctima de gaslighting, la publicación recomienda identificar las señales y comprender el origen del fenómeno, lo que facilita una intervención temprana. La comunicación abierta y honesta permite analizar de manera directa los comportamientos dañinos y, al tratar los problemas desde etapas iniciales, previene que se consolide el abuso.

El gaslighting deteriora la autoestima y la percepción de la realidad en las víctimas (Imagen Ilustrativa Infobae)

También resulta fundamental establecer límites claros que protejan el propio bienestar y frenen dinámicas tóxicas antes de que se profundicen.

El autocuidado, físico y mental, refuerza la autoestima y aumenta la capacidad de detectar y rechazar conductas abusivas. Además, es esencial contar con una red de apoyo compuesta por personas que promuevan el respeto y el bienestar. Esta base permite contar con una referencia saludable y facilita dejar atrás relaciones perjudiciales para comenzar a reconstruir la confianza personal.

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