Cada vez más argentinos eligen otros países para capacitarse porque quieren enriquecerse personal y profesionalmente, o porque buscan de mejores oportunidades económicas y laborales. Según el último informe Open Doors, unos 3100 estudiantes argentinos eligieron a los EE.UU. como su destino académico entre 2023 y 2024.
Las áreas de estudio más elegidas suelen ser las Ciencias de la Computación y Matemáticas (25%) Ingenierías (19%), Negocios (14%) y Ciencias Exactas y Naturales (8%).
“La migración de jóvenes argentinos hacia los Estados Unidos y Europa es una tendencia clara. Es natural que los jóvenes quieran salir, ver el mundo y experimentar algo nuevo. Lo que me da pena es que muchos se sienten ‘obligados’ a irse por razones económicas o laborales, y no solo por elección”, dice Maggie Brennan, estadounidense que vive en la Argentina hace 13 años y se dedica a la asesoría de Admisiones Internacionales.
Pero, ¿por qué este destino? “Estados Unidos ofrece un sistema universitario donde podés estudiar y a la vez desarrollarte como deportista, investigador o profesional, con acceso a recursos impresionantes. Y es importante tener en cuenta que estudiar afuera no siempre significa irse para siempre. Muchos vuelven con otra mirada, contactos y una formación que enriquece al país”, señala Paolo Verzeri, director de Playpro Global, agencia de Becas Deportivas.
Por su parte, Emilce Ruiz, asesora ICANA y coordinadora de la feria EducationUSA, también sostiene que la decisión de estudiar en el exterior no debe entenderse únicamente como una fuga de talentos. “En la Argentina contamos con una educación pública y privada de enorme calidad y universidades muy prestigiosas, pero lo que ofrece la experiencia en los Estados Unidos es distinta. Permite vivir en un campus multicultural, tener acceso a laboratorios con tecnología de punta, contar con programas de investigación financiados, posibilita la práctica diaria del idioma inglés y convivir con estudiantes de todo el mundo. Muchos jóvenes lo ven como una etapa complementaria, no necesariamente como un reemplazo a lo que nuestro país ofrece”, afirma.
Cuánto dinero es necesario
Aunque es verdad que muchas universidades ofrecen becas es importante tener en cuenta que estudiar en los EE.UU. es costoso. “Solo la matrícula universitaria suele costar entre US$30.000 y US$70.000 por año, a lo que hay que sumar otros US$20.000 a US$30.000 para alojamiento, comida y gastos de vida”, detalla la asesora de Admisiones Internacionales.
Al mismo tiempo Brennan aclara que las becas pueden reducir mucho esos números, especialmente en universidades menos competitivas, que suelen ser más accesibles. “En mi experiencia algunos alumnos han logrado pagar alrededor de US$25.000 al año en total, combinando una universidad con precios moderados y una beca parcial”, dice.
Todos los entrevistados coinciden con que las becas 100% existen, pero son muy difíciles de conseguir. “Es importante tener en cuenta que durante el proceso de postulación casi todas las universidades piden evidencia de fondos familiares. Eso implica presentar extractos de cuentas o una declaración jurada que demuestre ahorros disponibles en efectivo líquido, no en bienes, ni inversiones”, aclara Brennan.
El director de Playpro Global coincide con sus colegas y aclara que existen becas del 100%, sobre todo para deportistas de elite o perfiles académicos excepcionales, que en algunos casos cubren todos los gastos.
“Y desde este año, además, surgió algo inédito: la posibilidad de que los estudiantes reciban pagos por competir en sus equipos. En deportes menores esos ingresos rondan entre US$5000 y US$20.000 anuales, mientras que los grandes contratos se concentran en básquet, fútbol americano y béisbol. De todas maneras, aún con beca hay que sumar gastos adicionales como la visa, gestorías, pasajes, material y gastos personales. En promedio, se necesitan entre US$3000 y US$5000 extra al año para esos ítems”, agrega.
Es importante tener en cuenta que, a diferencia de lo que sucede en otros países, en los Estados Unidos los estudiantes internacionales no pueden trabajar libremente. “Ellos tienen la visa F-1, la cual les permite trabajar dentro del campus hasta 20 horas semanales durante el período lectivo. Esto brinda cierta ayuda económica, aunque no cubre la totalidad de los gastos”, aclara la coordinadora de la feria EducationUSA.
Cómo aplicar, paso a paso
Estudiar en los Estados Unidos requiere de un proceso largo que suele llevar más de un año. Aunque parece complicado la clave es dividirlo en etapas para poder organizarse adecuadamente. Entre los pasos más importantes a seguir los especialistas mencionan:
- Investigar carreras y universidades. Lo primero es definir qué se quiere estudiar y dónde. “Recomiendo no quedarse con las universidades más conocidas; hay muchos centros de estudio de gran nivel. Lo importante es encontrar el adecuado para cada perfil”, sugiere Verzeri.
- Rendir exámenes. Para carreras de grado se suele pedir el SAT o ACT, y para posgrado el GRE o GMAT. En todos los casos es obligatorio rendir un examen de inglés, como el TOEFL, IELTS o Duolingo English Test. En este punto los especialistas sugieren armar un perfil académico sólido. “Es importante contar con un buen promedio académico y alto nivel de inglés, además de los exámenes estandarizados, si es que los solicitan”, aclara Verzeri.
- Buscar financiamiento. Las becas normalmente se piden en el mismo formulario de aplicación y casi siempre provienen de la propia universidad. La mayoría de los estudiantes logra alguna ayuda financiera, pero lo usual es que la beca cubra solo una parte, y el resto se paga con ahorros o apoyo familiar.
- Tomar la decisión final y gestionar la visa. Una vez que llegan las respuestas de las universidades, el estudiante debe elegir en función de la oferta académica, la beca, el presupuesto y la ubicación. Luego hay que confirmar la admisión, pagar el depósito y tramitar el formulario I-20, que se presenta en la Embajada estadounidense para obtener la visa.
- Completar las postulaciones. Es fundamental aplicar con tiempo. Las postulaciones incluyen llenar formularios, escribir ensayos, conseguir cartas de recomendación, presentar el analítico o el título traducido por un traductor público, y en algunos casos, entrevistas y CV.
Aquellos que estén por iniciar el proceso y tengan dudas pueden recurrir a EducationUSA, organismo que brinda información y asesoría gratuita. “Además de las becas de las universidades, que suelen otorgar ayudas financieras basadas en mérito o necesidad económica, también hay programas externos como Fulbright, que pueden cubrir un porcentaje importante de los costos, dependiendo del perfil del estudiante y de la institución. La embajada de los EE.UU. en la Argentina también brinda programas de intercambio para jóvenes talentosos y con curiosidad. Es importante que conozcan todas las posibilidades”, aconseja la asesora de ICANA.
Beneficios y aportes
Estudiar en los Estados Unidos ofrece acceso a redes profesionales globales, pasantías y, en muchos casos, a un nivel de innovación tecnológica y de investigación que es difícil de encontrar en la región. Otra de las ventajas que destaca Verzeri es la gran oportunidad que ofrece a estudiantes que se destacan en un deporte. “En la Argentina muchos se ven obligados a elegir entre el deporte que aman y los estudios, mientras que allá las universidades los apoyan para potenciar ambas cosas. Además, nuestro país tiene buena educación, pero afuera hay infraestructura y un horizonte profesional mucho más amplio”, dice.
Y, del otro lado, los estudiantes argentinos también suman aportes interesantes a los centros de estudio estadounidenses. “Los argentinos ofrecen diversidad cultural, creatividad y resiliencia. Venimos de un país de crisis permanentes y eso nos vuelve muy adaptables. Además, nos destacamos en deportes, en áreas artísticas y en carreras STEM. Estados Unidos valora mucho esa mezcla donde se fusionan buenos estudiantes, con perfil internacional y muy fáciles de integrar”, agrega el director de Playpro Global.
Otro punto que valoran las universidades estadounidenses, según Ruíz, es la participación de los argentinos en la vida académica y social. “Muchos comparten experiencias de liderazgo, participan de olimpíadas, voluntariados y logros artísticos o científicos que enriquecen los campus. Sin dejar de mencionar la flexibilidad y rápida adaptación que observamos de los alumnos argentinos”, enumera.
“Creo que mi doble perspectiva, como norteamericana y como consultora educativa en la Argentina, me permite ver que ambos sistemas tienen distintas ventajas. El modelo norteamericano ofrece prestigio, comunidad y proyección internacional; mientras que el argentino ofrece calidad académica, accesibilidad y contención social”, resume Brennan.
Antes de concluir, los entrevistados destacan que estudiar en este país del norte ofrece una experiencia distinta y enriquecedora. “Muchos estudiantes vuelven con nuevas miradas, contactos internacionales y experiencias que luego aplican en proyectos en nuestro país. Lo importante es que cada joven encuentre el camino que más se adapta a su vocación y posibilidades”, finaliza Ruiz.