CÓRDOBA.- Un stand de yerba mate “León” llamaba la atención en el hall de La Derecha Fest que se realizó en la capital cordobesa. Es un emprendimiento familiar de Oberá, Misiones, que “aprovecha” el marketing del apodo que se autoadjudicó el presidente Javier Milei. La coincidencia es una paradoja, ya que el nombre en rigor es un “homenaje” a Pedro Peczak, fundador del Movimiento Agrario Misionero, asesinado en 1976 por la dictadura. La yerba la elabora su familia.
En diálogo con LA NACION, Ian Bracamonte Sobol cuenta: “Venimos de tres generaciones de yerbateros. Toda la vida en la chacra, con el cultivo, la naturaleza, el esfuerzo y la lucha por mejores precios para el productor. Hace unos años mi madre y tíos decidieron agregar valor y tener nuestra propia yerba. Los trámites comenzaron con el gobierno nacional anterior, pero son largos y pudimos salir con todos los papeles en regla con esta administración. El nombre ‘León’ ya estaba decidido. Nos sirve como marketing que coincida la marca con su apodo, de la misma manera que coincide con el Papa León XIV”.
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“León” es el apodo de su tío, Pedro, “un homenaje por su fortaleza, su garra”. Admite que aprovechan el marketing que les genera ahora el apodo de Milei, a la vez que dice: “También recibimos quejas y críticas del otro lado”. Inscribe el tener un stand en la reunión libertaria como parte de esa estrategia de marketing. “Va por ese lado. Es un negocio, es la forma de salir adelante”, dice.
Fue su bisabuelo materno, Cirilo Peczak -inmigrante ucraniano- quien empezó con las plantaciones de yerba y té en Oberá a mediados del siglo pasado. Todo lo aprendió en la Argentina. Su hija Ana y su nieta Gladys (hermana de Pedro) continuaron.
Tienen producción propia en 30 hectáreas, donde obtienen unos 30.000 kilos de yerba canchada y, además, trabajan con otros pequeños productores, para poder responder a la demanda. Hace una década se focalizaron en la yerba y dejaron de hacer té.
“La familia resolvió avanzar en una yerba propia porque el precio que reciben los productores no es tan justo -añade Bracamonte Sobol-. Es una producción sin químicos ni conservantes. Llevó mucho tiempo sacar la marca. Tenemos el proceso de molienda tercerizado y vendemos en todo el país, con distribuidores instalados en determinadas provincias”.
Subraya que demoraron en salir al mercado hasta cumplir con todas las exigencias legales y desliza que hay “mucha competencia desleal, muchos que envasan en papel madera y salen a la venta como ‘yerba orgánica’ sin ninguna certificación y abusándose del consumidor que no conoce”.
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Con la gestión de Milei, el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) perdió facultades; dejó de establecer precios de referencia para la hoja verde y la yerba canchada, elementos clave en las primeras etapas de la producción. Con el nuevo esquema, los precios comenzaron a determinarse libremente mediante acuerdos entre las partes involucradas.
“Seguimos siendo yerbateros -sostiene Bracamonte Sobol-. Con la libre competencia el precio para los productores no mejoró; hay sobreoferta de yerba y mucho peso de los molinos a la hora de fijarlo. Hay enojo entre los productores”.