SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Gracias a un evento completamente extraordinario, esta noche podrían verse auroras australes en los cielos patagónicos. Aunque generalmente estos efectos se dan en las zonas polares, en las últimas horas se dieron con fuerza en Australia y Nueva Zelanda, y los amantes de la astronomía cruzan los dedos para que el sol mantenga su actividad.
La luz difusa proyectada en la atmósfera terrestre, fenómeno típico de las auroras australes, se debe a una eyección de masa solar que choca con los polos norte y sur de la magnetosfera terrestre. Tal como explican desde el Museo Marítimo de Ushuaia, las auroras aparecen en dos óvalos centrados encima de los polos magnéticos de la Tierra, que no coinciden con los polos geográficos. Eso ocurre cuando partículas cargadas (protones y electrones) procedentes del Sol son guiadas por el campo magnético de la Tierra e inciden en la atmósfera cerca de los polos.
“Cuando esas partículas chocan con los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno, que constituyen los componentes más abundantes del aire, parte de la energía de la colisión perturba a esos átomos y moléculas, llevándolos a estados excitados de energía. Al cabo de un tiempo muy pequeño, del orden de las millonésimas de segundo o incluso menor, los átomos y moléculas vuelven al nivel fundamental y devuelven la energía en forma de luz. Esa luz es la que vemos desde el suelo y denominamos auroras”, suman.
El viernes pasado, el Sol hizo una emisión de masa coronal (Coronal Mass Ejection o CME, por sus siglas en inglés) muy fuerte, que fue detectada por varios telescopios y con predicción de nivel G4: se trató de una tormenta severa que comenzó ayer y hoy empieza a debilitarse (las partículas del viento solar viajan a velocidades de entre 300 y 1000 kilómetros por segundo, por lo que recorren la distancia que va del Sol a la Tierra en aproximadamente dos días). Si bien no hay consecuencias negativas para la Tierra, sí pueden observarse auroras como resultado de esa actividad solar.
“A través de explosiones o eyecciones de masa coronal, el Sol emite partículas. Esas partículas viajan por el espacio hasta que llegan a la Tierra. Aquí interactúan con la atmósfera, y ahí se producen estos efectos. Cada 11 años, el Sol tiene un periodo de máxima actividad. Ahora estamos en ese periodo, por eso son más frecuentes estos eventos como el que ocurrió en mayo de 2024. Eso dura unos meses, no es un único momento”, cuenta Daniel Chiesa, aficionado a la astronomía y su divulgación. Él diseñó el Observatorio Astropatagonia, que funciona en el paraje rural Ñirihuau Arriba, en las afueras de Bariloche.
Los eventos extraordinarios no siempre se ven en latitudes bajas. Bariloche, por ejemplo, se ubica en los 41º Sur, y en mayo del año pasado pudo verse -al igual que en otros puntos de la Patagonia- una aurora austral desde aquí: si bien el evento era difícil de ver a simple vista, pudo ser registrado en imágenes con algunos segundos de exposición. Había que hacer fotos con al menos 10 segundos de exposición para ver el cielo teñido de rojo. “El fenómeno se llamó plasmasfera, por la eyección de materia desde el Sol, debido al impacto de estas corrientes de partículas de alta energía desde el Sol en la plasmasfera de la Tierra. En los días previos se vieron unas enormes manchas solares y nos preparamos para las auroras australes”, explicó en ese momento Chiesa.
Si bien las auroras se dan generalmente de forma espectacular en las zonas polares, en la Antártida o en Islandia, Finlandia y Noruega, también pueden verse de manera infrecuente en latitudes como las de la Patagonia argentina y chilena. Los aficionados se mantienen alertas y siguen el evento de cerca a través de la web www.swpc.noaa.gov/products/aurora-30-minute-forecast
“En realidad, nadie sabe si se va a ver aquí. Anoche no tuvimos suerte. Estuvieron muy fuertes en el sur de Australia y Nueva Zelanda, pero cuando llegó la noche aquí descendió la actividad. Así que no sabemos qué puede pasar hoy, ojalá se mantenga la actividad solar. No queda otra que esperar”, sonríe Chiesa.