
La identificación de que los sonidos de baja frecuencia, en particular el ruido rosa, pueden sobresalir mejor entre el bullicio urbano debido a su similitud con el funcionamiento natural de un automóvil ha guiado los recientes experimentos de un equipo del Instituto Americano de Física en Estados Unidos, según reportó la agencia Europa Press. Estas pruebas, presentadas en la Sexta Reunión Conjunta de la Sociedad Acústica de América y la Sociedad Acústica de Japón, organizada del 1 al 5 de diciembre en Honolulu, evaluaron nuevas señales acústicas para vehículos eléctricos, con el objetivo de incrementar su perceptibilidad y evitar atropellos, especialmente en entornos concurridos.
Europa Press detalló que Mei Suzuki, estudiante de posgrado, describió el trabajo de su grupo focalizado en el diseño de sonidos de advertencia personalizados. A diferencia de los vehículos tradicionales de motor de combustión, los automóviles eléctricos destacan por su bajo nivel de ruido, lo que supone ventajas para la reducción de la contaminación acústica, pero plantea desafíos adicionales de seguridad para peatones. En entornos urbanos e intersecciones, la ausencia de sonido puede dificultar que transeúntes e incluso personas con discapacidad visual detecten la presencia de estos automóviles en movimiento.
Actualmente, las regulaciones obligan a los fabricantes de vehículos eléctricos a incluir sonidos de alerta cuando circulan a baja velocidad, según reportó Europa Press. No obstante, fuera de los requisitos básicos de volumen, existe amplia libertad respecto al tipo de sonido que pueda utilizarse. Esta flexibilidad ha abierto la puerta a iniciativas como la presentada en la conferencia de Honolulu, con investigadores generando, evaluando y clasificando distintos estímulos sonoros.
De acuerdo con lo publicado por Europa Press, los responsables de este estudio crearon una biblioteca con sonidos inspirados en onomatopeyas asociadas a la idea de un vehículo silencioso y en variantes de ruido rosa. El equipo realizó pruebas tanto en laboratorio como en situaciones reales de tráfico, pidiendo a voluntarios que evaluaran los sonidos en función de criterios de urgencia y facilidad de percepción. Los resultados de estas mediciones guiaron el desarrollo del estímulo acústico más efectivo.
Europa Press puntualizó que entre las opciones analizadas, la versión de ruido rosa obtuvo una puntuación destacada por su predominancia de notas en frecuencias bajas y su analogía con el sonido habitual de un vehículo en operación. Los investigadores argumentaron que este tipo de distribución sonora evita perderse entre el resto del ruido ambiental de las ciudades, facilitando que cualquiera detecte la aproximación de los automóviles eléctricos bajo diferentes condiciones.
El mismo trabajo, según consignó Europa Press, sugiere una ampliación del estudio hacia vehículos de micromovilidad como bicicletas eléctricas y patinetes. Estas modalidades, cuya investigación sobre alertas acústicas permanece escasa, podrían beneficiarse de la introducción de sonidos similares, aportando a la reducción de incidentes con peatones y favoreciendo la inclusión de grupos vulnerables como las personas con discapacidad visual. De acuerdo con las conclusiones presentadas en la conferencia, el perfeccionamiento de señales acústicas adaptadas podría convertirse en una medida estándar para mejorar la convivencia segura de peatones y dispositivos eléctricos en entornos urbanos.
