Fabian Holland, el gigante holandés que soñaba ser como Messi y terminó jugando en los All Blacks

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Al observarlo es imposible evitar que a uno se le venga a la mente la imagen de Wout Weghorst, el neerlandés que le hizo los dos goles a la Argentina en el mundial de fútbol de Qatar y mandó a los penales el cruce de cuartos de final. Alto, rubio, ojos claros, rasgos marcados. Cara angelical, temerario en el campo de juego. La descripción se ajusta igualmente a Fabian Holland, el enorme segunda línea que Nueva Zelanda importó de Holanda, como su apellido lo delata. De chico jugaba al fútbol y tenía como ídolo a Lionel Messi, pero creció rápido y se inclinó por el rugby, un deporte no tan popular pero emergente en Países Bajos.

A los 16 años se fue a Nueva Zelanda a estudiar y a desarrollarse como jugador, y desde entonces su ascenso fue irrefrenable: el primer equipo del colegio, Otago, Highlanders, Nueva Zelanda XV, hasta que este año Scott Robertson lo convocó a los All Blacks. Holland jugó todos los partidos de la temporada como titular y es una de las amenazas de las que deben cuidarse los Pumas este sábado a partir de las 18.10, cuando por la segunda fecha del Rugby Championship vuelvan a enfrentarse con los hombres de negro, esta vez en la cancha de Vélez.

Su magnitud es directamente proporcional a su amabilidad y su humildad: Holland es un gigante cordial, que a sus 22 años visita por primera vez Sudamérica.

“Siempre fui un chico grandote. Como todos en Holanda, y sé que en Argentina también, primero jugué al fútbol”, cuenta en el encuentro con la prensa en el subsuelo del Hotel Emperador. “Sé que hay una gran rivalidad entre el fútbol argentino y el neerlandés. Puede sonar controvertido, pero mi ídolo era Lionel Messi. Lo seguía desde muy chico y era fanático de Barcelona. Empecé a seguirlo cuando tenía cuatro o cinco años y desde entonces miré todos sus partidos. Pero además de fútbol hice un poco de judo y, cuando empecé a crecer más, pensé que tenía que aprovechar mi tamaño. Así fue como me crucé con el rugby, y desde entonces todo se encaminó”.

Nacido en Alkmaar, en la región de Holanda del Norte, Países Bajos, Holland tiene 22 años, mide 2,04 metros y pesa 124 kilos. Un diamante en bruto con el que se encontró el rugby neozelandés casi por casualidad y que no iba a dejar pasar. Gracias a la regla de residencia, por la que bastan tres años para representar al país que lo adopta, pudo cumplir su sueño de jugar en el equipo que anhelaba de chico.

Carrera entre gigantes: Holland y Marcos Kremer corren por la pelota en el estadio Kempes; este sábado el entrerriano será suplente, pero estará fresco en el desenlace del encuentro.

“No sé si lo esperaba, pero sí era un sueño desde que pisé por primera vez una cancha de rugby, desde que me puse los botines. Siempre miré a los All Blacks y disfruté mucho del rugby estando en mi casa”, relata Holland sin que nunca se le borre la amplia sonrisa. “A los 16 decidí dar un salto e ir a Christchurch Boys High School por un año, solo para desarrollarme, sin pensar en llegar a ningún equipo en especial. Lo veía como a una gran experiencia de vida, para crecer como persona y como jugador. Ahí tuve la chance de jugar en el primer equipo y desde entonces todo fue una suerte de montaña rusa: me fui al sur, a Dunedin, para jugar en Highlanders, y tuve la suerte de escuchar mi nombre cuando anunciaron el equipo [de los All Blacks]. Fue muy especial”.

—¿Cómo es el rugby en Holanda?

—Está creciendo, lo cual es fantástico. El nivel más alto es semiprofesional. Existe la selección nacional y ahora hay diferentes caminos, con un sistema de academias en lugar de depender solo de escuelas o clubes. Se empieza en un club, se juega en él y luego se puede ser convocado para el seleccionado. Tengo recuerdos muy lindos del rugby en Holanda por las amistades que hice, amigos de toda la vida con los que todavía hablo todas las semanas. Mi familia entera terminó adoptada por el club. Yo empecé a jugar y después se sumó mi hermano, que ahora me acompaña en Nueva Zelanda. Luego, mi hermana, que hoy juega en la selección femenina de Holanda. Y hasta mis padres: mi mamá y mi papá empezaron a jugar al rugby social. Así que el rugby se convirtió en parte enorme de nuestras vidas, y muchos de los valores que tengo vienen de esa influencia familiar.

—¿Es la primera vez que venís a la Argentina?

—Sí, es la primera vez en Argentina y también en Sudamérica. Estoy encantado; la gente es muy amable, muy abierta. Estoy empezando a aprender un poco de la cultura, de cuánto disfrutan de la comida y cómo eso conecta a las personas. Para mí es especial; siempre me interesa conocer otras culturas, quizás también por mis propios orígenes de distintos países. Estoy disfrutándolo mucho.

—¿En qué trabajaste para ganarte un lugar y mantenerte entre los 15 titulares?

—Se trata de hacer mi trabajo para el equipo. Los entrenadores me simplifican mucho las cosas, solo me piden que cumpla mi rol; tacklear, limpiar rucks, asegurar una pelota en el line. Tenemos mucho talento en la cancha, así que el resultado depende de que cada uno haga su parte y trabajemos juntos. Yo me concentro en eso, en mejorar cada semana, paso a paso, día a día. Trato de aprovechar cada jornada para ser mejor jugador y mejor persona. Por ahora me ha ido bien, pero no pienso demasiado en el futuro: disfruto del presente y de lo que me gusta hacer, que es jugar al rugby.

Fabian Holland en acción

—¿Dónde pusieron el foco en los entrenamientos en esta semana?

—En seguir construyendo lo que queremos establecer, esa base que intentamos crear, puliendo algunas cosas en nuestro juego. La definición fue un punto enorme para nosotros esta semana. Los Pumas son un equipo muy fuerte: si no aprovechamos las oportunidades, ellos van a capitalizarlas y van a volver, como lo hicieron en el segundo tiempo del primer partido. Así que trabajamos mucho en ese aspecto, en pulir y en reflexionar sobre lo que necesitábamos hacer mejor.

—Son un pack bastante grande, y ahora se suma Simon Parker [octavo, 1,97 metros] en su debut. En el banco regresan Tamaiti Williams y Wallace Sititi. ¿Ayuda ese tamaño extra?

—Sin dudas, ayuda. Todos son jugadores de gran calidad. Es fantástico que Simon tenga su debut. Jugué un poco con él en el rugby colegial y, mirándolo en perspectiva, es muy especial. Tener de vuelta a Wally y a Tamaiti tras sus lesiones es enorme para nosotros, no sólo en la cancha sino también fuera de ella. Con Wally crecí jugando en los sub 20, y jugar ahora con él es para mí muy especial. Tam es un jugador increíble, muy físico, de grandes destrezas; así que tenerlo de nuestro lado otra vez es una gran noticia.

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