A través de sus abogados, Fabiola Yañez apeló la recusación del juez federal Julián Ercolini en la causa por violencia de género contra el ex presidente de la Nación Alberto Fernández. Así, el caso puede llegar hasta la Corte Suprema de Justicia y demorarse indefinidamente la elevación a juicio oral y público.
Este martes vencía el plazo para que quedara firme la decisión de la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, que a principio de mes apartó a Ercolini del caso a pedido de la defensa del exmandatario. Fernández alegó una falta de imparcialidad del magistrado por entender que existía una relación previa de amistad y posterior enemistad entre ambos, con aristas personales, académicas y políticas, según definió.
Horas antes del vencimiento del plazo, el abogado Mauricio D’Alessandro, en representación de Yañez, interpuso un recurso extraordinario federal ante la Casación para que conceda la posibilidad de ir en queja a la Corte Suprema.
Este trámite trabó el avance de la causa, que por sorteo había recaído en el Juzgado Federal N° 3 de Daniel Rafecas. Tras la recusación de Ercolini, la defensa de Alberto Fernández pidió la nulidad de toda la investigación y reclamó que todo vuelva a empezar de cero, bajo la premisa de que el proceso se desarrolló con un juez parcial.
La validez de lo actuado
En el fallo que había apartado a Ercolini, la Sala II de la Cámara de Casación dejó a salvo la instancia a la que llegó la causa y afirmó que el cambio de magistrado debía ocurrir “sin perjuicio de la validez de los actos ya cumplidos”.
De cualquier forma, es Rafecas quien tiene que decidir sobre el planteo de nulidad, aunque no lo hará hasta que quede firme la decisión de que el expediente tramite en su Juzgado. Y, a su vez, su eventual decisión es apelable ante la Cámara Federal porteña.
El expresidente está procesado por amenazas coactivas, lesiones leves y graves, agravadas por el vínculo y por haber sido cometidas en un contexto de violencia de género. El fiscal federal Ramiro González, quien investigó el caso, ya dio por concluida la instrucción y pidió elevar el caso a debate oral y público.
En paralelo, tras su regreso a la Argentina, Fabiola Yáñez hizo cambios en su patrocinio y designó nuevos representantes en una causa civil y en otro expediente del fuero penal y contravencional de la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, todos litigios que mantiene con su expareja y padre de su hijo Francisco.
Sus nuevas abogadas son Marcela de Leonardis y María Eugenia Sosa. En la causa penal que tramita en Comodoro Py seguirán al frente D’Alessandro y Mariana Gallego.
El pedido para que siga Ercolini
Según la querella, Alberto Fernández sostuvo ante la Cámara de Casación haber “ayudado” a Ercolini para que sea juez durante el proceso de selección de jueces federales, cuando era jefe de Gabinete.
Los abogados de Yañez advirtieron que “es dudoso” que “ello haya sido cierto, si no más bien una jactancia del imputado” para “demorar esta investigación y apartar al juez natural de la causa”.
“Como su supuesta interferencia terminó con Ercolini como juez, creyó que eso le daba derecho a manipular sus decisiones judiciales. Como Ercolini cumplió su deber y falló a su leal saber y entender, se convirtió en su enemigo”, continuó la querella en su apelación.
El planteo de recusación de Alberto Fernández, no obstante, también incluyó otras cuestiones, como el hecho de que durante su mandato instruyó al Ministerio de Justicia para denunciar penalmente a Ercolini por el viaje de varios jueces y funcionarios a Lago Escondido.
Luego, al pedir que la investigación vuelva a empezar de cero, el ex jefe de Estado presentó ante el Juzgado una serie de “reflexiones sobre intrigas, abusos e injusticias” que sostiene haber sufrido durante el proceso, y enumeró 18 arbitrariedades que “dejan al descubierto que todo el proceso estuvo plagado de una animadversión en mi contra que determinó mi imposibilidad de acceder al debido proceso propio de un Estado de derecho”.
Todo esto fue detallado en un extenso planteo de 187 páginas, al que tuvo acceso Infobae. En el mismo comparó su situación procesal con la de Josef K., personaje de la novela a El Proceso de Franz Kafka.
“Ahora me toca a mí. Al igual que en la novela, otro “K.” que soporta cargos por hechos que jamás ha cometido y cuyo derecho a defenderse le ha sido hasta aquí sistemáticamente negado”, reprochó Fernández.