Por más de dos semanas, los familiares de Ashley Vargas esperaron una respuesta que no llegaba. En silencio, recorrieron la base de Pisco, las playas de Paracas y los despachos fiscales. El rostro de la joven alférez se volvió símbolo de una búsqueda que parecía no tener fin. El 20 de mayo, su avión de instrucción desapareció sin dejar rastro visible. A pesar del despliegue oficial, solo el mar parecía guardar el secreto de lo ocurrido.
La incertidumbre terminó este jueves, cuando se confirmó el hallazgo del cuerpo dentro de la cabina del KT-1P, sumergido frente a la playa Mendieta. Los restos estaban aún sujetos al asiento de eyección, con el cinturón de seguridad colocado. La escena, revelada por un robot operado desde el BAP Carrasco, cerró una etapa, pero abrió otra: la de la investigación judicial y técnica.
La familia quiere saber por qué Ashley no logró salir del avión. Sospechan que no se trató de un accidente fortuito. La hipótesis central: un fallo mecánico que la mantuvo atrapada dentro del aparato mientras se precipitaba al mar.
El doloroso hallazgo llevó a la familia a planear una solicitud formal: un peritaje técnico completo al sistema de eyección del avión y al localizador de emergencia. La defensa no descarta una denuncia penal.
La cadena de información
La recuperación del cuerpo no fue informada de manera directa por la Fuerza Aérea del Perú (FAP) a la familia. Según Ocampo, los padres se enteraron por terceros, y luego confirmaron los hechos a través de la Fiscalía y la Policía de Pisco. “Toda la coordinación la hizo la Fuerza Aérea”, explicó el abogado en diálogo con Canal N. “A raíz de la publicación de Perú21, nosotros contactamos con la Fiscalía y con la Policía, que ya habían sido informadas por la FAP de que el cuerpo estaba en el Carrasco”.
La información oficial detalló que el cuerpo fue hallado junto al asiento, lo que encendió una alarma inmediata. “Nos dice dos cosas”, apuntó Ocampo. “Primero, que el avión, por la velocidad que llevaba, probablemente se desintegró. Pero debido a lo seguro que son esos asientos, ella no pudo eyectar. Se desintegró el avión, pero ella se mantuvo en su asiento”.
La defensa legal sostiene que el análisis técnico deberá concentrarse en los cartuchos del sistema de eyección, el asiento mismo y el sistema de localización ELT, que no emitió señal. Ese dispositivo debió activarse automáticamente tras el impacto.
El foco de la investigación podría girar hacia dos componentes claves: el asiento de eyección y el localizador ELT. “El tema central va a pasar por ahí”, señaló el abogado. “Toda esa situación tiene que ser materia de un peritaje”.
El asiento de eyección está diseñado para garantizar la supervivencia del piloto en situaciones extremas. Ocampo explicó que, si ese mecanismo no funciona, puede configurarse un escenario de dolo eventual. “Las certificaciones del asiento pueden representar que esto puede generar la muerte a alguien. Entonces, efectivamente, eso calificaría como un homicidio simple”, declaró.
La familia no descarta solicitar que el fabricante del sistema de eyección remita directamente a la Fiscalía los documentos que acreditan su correcto funcionamiento. “Yo no voy a recibirlo, yo voy a pedir que el fabricante lo haga llegar directamente a la Fiscalía”, insistió. El objetivo es asegurar que no se altere ninguna prueba que pueda influir en la investigación penal.
El localizador que no emitió señal
Otro elemento crucial es el ELT, un localizador automático diseñado para activarse ante un impacto. “Ese dispositivo debió activarse en el momento”, afirmó Ocampo. Su ausencia de señal prolongó la búsqueda por más de dos semanas. Según peritos consultados por la defensa, este aparato suele ubicarse en la parte posterior del avión y debe activarse automáticamente. Tiene una duración estimada de dos días para emitir señales de emergencia.
“Ese es otro punto de investigación”, remarcó. Si el localizador hubiera funcionado, la ubicación del fuselaje y del cuerpo habría sido más rápida. La familia considera que su falla agravó la incertidumbre y el desgaste emocional de los allegados.
Además del peritaje técnico, la defensa solicitará tomar declaración a los otros alféreces que participaron en la jornada de instrucción del 20 de mayo. Se busca precisar en qué momento se perdió contacto con Ashley y qué maniobras realizaron sus compañeros. “Eso lo vamos a ver en la investigación”, añadió Ocampo.
No se descarta que la Fiscalía pida también informes a la Dirección General de Aeronáutica Civil y a especialistas en aeronaves militares. La intención es comprender si la falla fue puntual o si existen antecedentes en la flota de entrenamiento de la FAP.
El abogado adelantó que la investigación será larga, técnica y compleja. No solo se analizarán mecanismos de seguridad, sino también los protocolos internos de respuesta ante emergencias. La defensa pedirá que los peritajes sean realizados por especialistas externos con experiencia en aeronáutica militar.
