La asistencia de figuras como Eugenia Martínez de Irujo, su esposo Narcís Rebollo y Tana Rivera, hija de Eugenia, reforzó el tono íntimo y familiar del evento que organizó Fernando Martínez de Irujo en Madrid. Según informó Mujer Hoy, el duque eligió comunicar su recuperación del cáncer mediante una cena privada en el Nuevo Club Madrid, en pleno centro de la capital, a la que fueron convocados únicamente allegados y miembros destacados del núcleo Martínez de Irujo. El objetivo principal de la cita fue expresar gratitud ante el respaldo recibido durante el tratamiento oncológico, en un contexto de absoluta discreción y bajo condiciones ajustadas para garantizar la privacidad de los asistentes.
El encuentro se celebró en plena época navideña, lo que aportó un significado doblemente festivo al reunir a la familia en un momento de balance anual y celebración de la vida. De acuerdo con Mujer Hoy, Martínez de Irujo supervisó personalmente los detalles clave de la organización, desde el diseño del menú hasta el recibimiento de sus invitados, procurando que la velada transcurriera sin la habitual atención mediática que acompaña a los miembros de la Casa de Alba. El diagnóstico del cáncer, conocido a inicios del año, generó un prolongado proceso de acompañamiento y apoyo por parte de su entorno, factor que el anfitrión quiso reconocer en esta ocasión selecta.
Mujer Hoy detalló que la exclusividad del evento, limitada solo a personas muy cercanas, se tradujo en una atmósfera marcada tanto por la alegría compartida como por la reflexión sobre los meses difíciles superados. Los testimonios recogidos por el medio remarcaron el sentido de unidad tangible a lo largo de la cena: los asistentes intercambiaron recuerdos, hablaron de experiencias personales relacionadas con la enfermedad y compartieron mensajes de ánimo y futuro. Eugenia Martínez de Irujo manifestó abiertamente su satisfacción por la mejoría de su hermano, sintonizando con el ambiente de entusiasmo general que predominó durante la noche.
El medio también consignó que, en las palabras del propio Martínez de Irujo, predominó el reconocimiento al apoyo constante que recibió de familia y amigos. Los invitados valoraron especialmente la oportunidad de reunirse en torno a un motivo que, según sus propias impresiones, trasciende lo individual y resalta la importancia de una red de afectos en los momentos de mayor vulnerabilidad. La recuperación fue interpretada como un logro colectivo, resultado del acompañamiento ininterrumpido y la solidaridad mantenida desde el diagnóstico hasta la recuperación.
La elección del Nuevo Club Madrid como sede obedeció tanto a razones de privacidad como a una tradición de discreción propia de Fernando Martínez de Irujo dentro de su familia. Mujer Hoy recordó que el duque ha cultivado una trayectoria centrada en la estabilidad y eludir exposiciones públicas sobre cuestiones internas, apostando por fortalecer los vínculos con el resto del linaje de la Casa de Alba. Su presencia constante en actividades familiares es vista como un factor clave para la cohesión grupal, dimensión que se hizo evidente durante la celebración y que refuerza la imagen de Martínez de Irujo como figura de consenso y armonía en el seno familiar.
De acuerdo con la publicación, la velada permitió a los presentes revivir en común los desafíos del último año, consolidar los lazos y definir el cierre del ciclo anual como una ocasión para afianzar la esperanza. Mujer Hoy informó que el clima protegido, lejos del escrutinio, facilitó tanto el apoyo colectivo como una reflexión compartida sobre los aprendizajes derivados del tratamiento oncológico, integrando esa experiencia en la memoria familiar y proyectando un mensaje de resiliencia de cara al futuro.
Si bien el balance del proceso resultó positivo, Martínez de Irujo deberá someterse a revisiones médicas regulares, conforme a los protocolos posteriores a la superación del cáncer. Mujer Hoy precisó que su entorno interpreta esta circunstancia como un motivo adicional para sostener el acompañamiento cotidiano. La reunión no solo marcó la conmemoración de la recuperación física sino que representó, para la familia, una reafirmación del valor del soporte emocional recibido durante el tratamiento. La celebración quedó registrada como ejemplo del papel que ejerce la unidad familiar en la recuperación de la salud, mostrando cómo el sostén colectivo influye en los momentos de dificultad prolongados.
Los relatos recogidos por Mujer Hoy indican que la cena destacó por los intercambios de mensajes positivos, la satisfacción por superar la enfermedad y la esperanza renovada en las relaciones personales. Para los allegados, este encuentro no solo reforzó el agradecimiento por el apoyo compartido, sino que aportó un marco de solidaridad y hermandad que resignificó el proceso vivido en común como una muestra de superación y de cohesión ante la adversidad.
