La temporada de huracanes en el Atlántico suele extenderse oficialmente hasta el 30 de noviembre. Sin embargo, en gran parte de Texas y la costa del Golfo, las probabilidades de enfrentar un ciclón peligroso disminuyen drásticamente hacia finales de septiembre. Aunque el calendario marca todavía varias semanas bajo riesgo, los especialistas en climatología aseguran que, en la práctica, la etapa más crítica para el Estado de la Estrella Solitaria parece estar por terminar.
El umbral del 25 de septiembre: un antes y un después para los huracanes en Texas
El Dr. Phil Klotzbach, investigador principal en la Universidad Estatal de Colorado y uno de los pronosticadores de huracanes más respetados, explicó en diálogo con Chron que la posibilidad de que un huracán toque tierra en Texas después del 25 de septiembre es mínima.
Las estadísticas lo confirman: en los últimos 125 años, solo tres ciclones cruzaron la línea costera del Texas luego de esa fecha. El primero ocurrió en 1912, el segundo sucedió en 1949 y el último fue Jerry, en 1989.
“Desde el 25 de septiembre en adelante, las probabilidades de que un huracán golpee Texas bajan considerablemente”, aseguró Klotzbach. Aun así, aclaró que bajo ninguna circunstancia se puede hablar de un riesgo nulo.
Por qué disminuye la amenaza de huracanes en Texas después del 25 de septiembre
Los cambios estacionales que se producen en la atmósfera y en las aguas del Golfo de México explican la disminución del peligro para Texas a partir de fines de septiembre.
- Vientos en altura más intensos: durante octubre, los vientos de niveles altos soplan con más fuerza desde el oeste, impulsados por la llegada de frentes fríos que atraviesan Texas. Según Klotzbach, este patrón tiende a desviar las tormentas hacia Florida en lugar de permitir que se dirijan al oeste.
- Aire seco en el Golfo: los mismos frentes arrastran masas de aire seco hacia la región, lo que inhibe la formación de tormentas fuertes que actúan como “ladrillos” de los huracanes.
- Aumento del cizallamiento vertical del viento: esta condición interrumpe la organización de los sistemas tropicales, al debilitar su estructura interna.
- Enfriamiento de las aguas superficiales: el viento más fuerte sobre el Golfo provoca mezcla en la superficie marina, lo que reduce la temperatura y resta energía para que los ciclones se intensifiquen.
Cada uno de estos factores crea un ambiente mucho menos propicio para que los ciclones tropicales prosperen y logren impactar en la costa texana.
Aunque las estadísticas señalan un descenso pronunciado en el riesgo, el especialista subrayó que los huracanes aún son una posibilidad. “Las probabilidades son bastante bajas”, aclaró.
La temporada oficial continúa hasta el 30 de noviembre y los meteorólogos mantienen su vigilancia sobre el Golfo y el Caribe occidental, donde aún pueden formarse tormentas tardías. Sin embargo, para la mayor parte de Texas —en especial las zonas del interior y la costa sur—, la franja más peligrosa del calendario está por llegar a su fin.
El panorama que se anticipaba en junio para la temporada de huracanes 2025
En junio, el equipo de Klotzbach de la Universidad Estatal de Colorado había actualizado su pronóstico para la temporada 2025, y los expertos advertían que se esperaba una actividad mayor a la habitual.
El informe señalaba que las condiciones del fenómeno conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) permanecerían en una fase neutral, sin que predominara el calentamiento de El Niño ni el enfriamiento de La Niña. Eso, sumado a temperaturas del Atlántico tropical más cálidas que lo normal, creaba un ambiente favorable para la formación y fortalecimiento de huracanes.
En aquel momento, las proyecciones incluían:
- Tormentas con nombre: 17
- Huracanes: nueve
- Huracanes mayores (categorías 3, 4 o 5): cuatro
Hasta el momento hubo:
- Tormentas con nombre: siete (Andrea, Barry, Chantal, Dexter, Erin, Fernand y Gabrielle)
- Huracanes: dos (Erin y Gabrielle)
- Huracanes mayores (categorías 3, 4 o 5): dos (Erin y Gabrielle)