Cali será sede del Foro Prosperidad Compartida 2025 del 1 al 3 de octubre, con una convocatoria que reúne a más de quinientos participantes del mundo empresarial, académico, ongs, gubernamental y de la cooperación internacional. La organización está a cargo de la Asociación de Fundaciones Familiares y Empresariales (AFE Colombia), con el objetivo de realizar un encuentro que ordene prioridades y permita tomar decisiones sobre problemas que ya no admiten diagnósticos abstractos.
La agenda se apoya en tres líneas de trabajo. Primero, crecimiento económico inclusivo y sostenible: no como consigna sino como discusión sobre movilización de recursos, conocimiento y alianzas para fortalecer modelos productivos con impacto territorial. Segundo, equidad en oportunidades: abordar brechas que restringen el acceso a educación, empleo y bienestar y, por lo tanto, condicionan cualquier promesa de movilidad. Tercero, democracia viva: abrir espacios de conversación pública, reconstruir confianza y promover participación ciudadana como base de un pacto democrático renovado. La apuesta es cruzar financiamiento, capacidades y gobernanza para que los proyectos tengan escala y continuidad.
El programa incluye más de cincuenta voces de América Latina, Estados Unidos y Europa. Entre ellas, María Eugenia Dávalos (Banco Mundial), Lyana Latorre (The Rockefeller Foundation), Celina de Sola (Glasswing International), Sara Lomelín (Philanthropy Together) y Martín Burt (Fundación Paraguaya). El valor está en el contraste: instituciones globales, organizaciones de filantropía y experiencias locales que permiten revisar qué funciona y bajo qué condiciones.
Además, se han previsto visitas al Valle del Cauca para observar proyectos en territorio y conversar con quienes los sostienen día a día. Se suman laboratorios de ideas y espacios de relacionamiento —incluido un cóctel de bienvenida— que buscan acelerar acuerdos, alinear agendas y destrabar cuellos de botella habituales entre financiadores, implementadores y gobiernos locales. La intención es que los debates se verifiquen en campo y que la cooperación sea medible.
En la presentación, Aura Lucía Lloreda Mera, directora ejecutiva de AFE Colombia, sintetizó el espíritu de la cita: “La prosperidad compartida exige confianza, diálogo y cooperación. En este foro queremos mostrar cómo, desde distintos sectores, es posible sumar esfuerzos para fortalecer la democracia, ampliar oportunidades y avanzar hacia un desarrollo más equitativo y sostenible”.
El contexto institucional ayuda a leer la escala. AFE Colombia reúne a 85 fundaciones familiares y empresariales y fija su propósito en cuatro frentes: articular esfuerzos, producir conocimiento, promover estándares de calidad y defender un entorno favorable para el impacto social. En 2024, según sus datos, las fundaciones AFE invirtieron más de 260 millones de dólares en proyectos sociales, con 16 millones de personas alcanzadas en el país. Ese volumen explica por qué una reunión de estas características puede traducirse en decisiones concretas si los actores logran alinear prioridades y responsabilidades.
Los organizadores insisten en que, más que sumar paneles, interesa ordenar problemas y compromisos. La ecuación se completa con el componente cívico: sin participación y sin confianza institucional, cualquier política pública o iniciativa privada se vuelve frágil. En ese nudo —economía, oportunidades y democracia— se juega el sentido del encuentro.