Los Grobo Agropecuaria, en concurso de acreedores desde febrero pasado, cerró su balance anual [entre el 1° de julio de 2024 y el 30 de junio de 2025] con una pérdida total de $77.976.923.000, según se desprende de la información que envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV). A la empresa la suma del pasivo y el patrimonio le dio $221.408.492.000, por debajo de los $322.488.410.000 a igual fecha de 2024.
En la compañía hablan de que esos números representan una “foto mala”, pero no es toda la película. La foto fea es por los seis meses previos que desembocaron en el concurso de acreedores y los primeros posteriores al concurso, de baja actividad y dificultades. La película completa, señalan, ya refleja un presente de recuperación.
Hoy la compañía, controlada en un 90% por el grupo inversor Victoria Capital Partners y en un 10% por Gustavo y Matilde Grobocopatel, informó ante este organismo que el 13 del mes próximo realizará su Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria. Allí se pondrá sobre la mesa el resultado del ejercicio que, detalló, “arrojó una pérdida por la suma de $ -77.976.923.000 que lleva el saldo de resultados no asignados a una pérdida de $ -130.029.726.000”. La propuesta de la firma es que se pase ese rojo al nuevo ejercicio “para que sea absorbido con utilidades futuras”.

Además del mal resultado de Los Grobo Agropecuaria, se conoció también que Agrofina, su controlada empresa de agroquímicos, tuvo en el mismo período un rojo de $-79.977.339.000.
Los Grobo Agropecuaria empezó con problemas en diciembre pasado cuando incumplió pagarés por US$100.000. Ese bajo monto, sin embargo, abrió la puerta a otros quiebres de compromisos y la posterior presentación en el concurso de acreedores. En su momento desde la firma argumentaron inconvenientes por la caída del mercado, arrastre de una situación difícil por la sequía anterior y hasta un mercado de pagarés que se complicó para las renovaciones.
Según dijeron allegados, “los resultados del ejercicio 2024-2025 reflejan un período especialmente desafiante para la compañía, que abarca los seis meses previos al default y los primeros seis meses posteriores a la presentación del concurso preventivo, donde se incluyen el freno de la actividad a cero y todos los gastos de reestructuración”.
Agregaron que “los indicadores más recientes comienzan a mostrar señales concretas de recuperación que nos permiten sostener un optimismo prudente respecto a la evolución futura”.
Hoy la compañía posee 850 clientes activos y alcanzó un volumen de 150.000 toneladas en el primer trimestre. Apuntan a un acopio de 800.000 toneladas para la campaña en curso. La firma, vale recordar, venía originando unos 2 millones de toneladas de granos antes de entrar en crisis.
Del total de los clientes, en torno de la mitad, proveedores ya antes del concurso, reciben un plus de US$7 por tonelada por seguir entregando granos a la compañía.
“Los negocios de originación y distribución de insumos ya recuperaron el 40% de su actividad, con la meta de alcanzar el 70% en el próximo año”, dijeron las fuentes consultadas. Para destacar, también bajó las siembras que hacía en sociedad con otros productores en un proceso de hacer más eficiente el negocio.
En este contexto, una jugada importante que hizo la compañía en este tiempo posconcursal fue sumar al grupo brasileño Amaggi como aliado comercial para la recepción de granos. Eso, dijeron, sigue funcionando muy bien. “Es una relación comercial que le da tranquilidad al productor”, explicaron.

En la síntesis enviada a la CNV la empresa fundamentó que “el sector agropecuario está atravesando una crisis coyuntural marcada por un cúmulo de factores económicos, financieros y estructurales que se han agravado notoriamente en el último período debido a la evolución adversa de las variables macroeconómicas tanto locales como internacionales”.
Mencionó, por ejemplo, “el perjuicio generado por la severa sequía que afectó todo el ciclo 22/23, llevando a una caída interanual de la producción nacional de casi el 40%, siendo los productos más afectados el trigo y la soja”.
“El pasado ejercicio 2023/2024 puede dividirse en dos etapas: un primer semestre (junio a diciembre de 2023) de fuerte aceleración de la inflación acompañada de un significativo atraso del tipo de cambio oficial y un segundo semestre (enero de 2024 a junio 2024), marcado por el cambio de gobierno y la nueva política económica, signado por la instrumentación de una agresiva política de estabilización de las variables macroeconómicas, basada en el equilibrio fiscal, con un fuerte recorte del gasto público y una importante devaluación inicial del peso argentino frente al dólar provocando de manera inmediata un aumento descontrolado de los precios de bienes y servicios ocasionando una retracción de la demanda y posterior recesión económica”, apuntó.
Precisó que, “adicionalmente, debe considerarse el impacto negativo generado en las finanzas de la compañía por la reducción en la demanda de insumos agrícolas, pasando de US$4300 millones en 2023 a US$3150 millones en 2024, impactando en el volumen de ventas y en el flujo de caja de los canales de insumos de la sociedad, obligándola a vender productos a precios más bajos para cubrir sus compromisos”.
En contraste, los allegados a la firma destacan hoy tres activos importante: un aumento en la capacidad operativa, proveedores que entregan y obtienen un plus y el acuerdo con Amaggi.