SPIELBERG, Austria.- Una gran carrera completó Franco Colapinto en el Gran Premio de Austria: se impuso a las adversidades y mostró su capacidad de gran corredor. El resultado, 15ª posición final, miente sobre el valor de su trabajo al volante, porque en todo momento este domingo superó el limitado rendimiento que le ofrecía su auto en la carrera a 71 vueltas. Y miente, también, sobre la garra que puso Franco en los momentos decisivos aunque rodara lejos de los puestos de cabeza.
Primero, el pilarense tuvo que sortear el caos de la largada en la que el novato Kimi Antonelli (Mercedes) sacó de pista y de la carrera al campeón Max Verstappen. Y después aguantó firme el embate del Haas de Oliver Bearman barriendo la pista para defender posición y aceleró decidido a construir su carrera. Hubo otros obstáculos que superar: en la 31ª vuelta, el japonés con tendencia “kamikaze” Yuki Tsunoda (Red Bull) le pegó de atrás y le provocó un trompo, felizmente sin consecuencias. Los 10 segundos de penalización a Tsunoda no le sirvieron de consuelo.
A remar de vuelta. Más adelante, en la 55ª ronda, ofuscado por el toque y recuperándose, trataba de superar al japonés, pero bloqueó involuntariamente a Oscar Piastri (McLaren), que le iba a descontar una vuelta. A Franco lo sancionaron con una penalización de 5 segundos, mientras que el australiano terminó segundo de su compañero de escudería, Lando Norris. Aun así, Colapinto concluyó recuperando gran parte del tiempo perdido en el trompo y compensando parcialmente el recargo que le esperaba al final.
La buena labor de Franco resalta aún más en función de lo realizado por su compañero, Pierre Gasly, la actual referencia del equipo. El francés partió desde la 10ª posición y se vio favorecido por los abandonos de Verstappen y Antonelli, girando por momentos en la sexta posición, pero comenzó a retrasarse. A través de las sucesivas paradas y secuencias de cambios de neumáticos, coches que hace tres carreras eran inferiores han superado a los Alpine de manera clara en rendimiento. Así, Gasly cedió ante el Sauber de Nico Hulkenberg (9º) y los Haas de Esteban Ocon (10º) y Oliver Bearman (11º). Resignado, Gasly finalizaría en la 13ª posición.
A pesar de sus esfuerzos, Colapinto también fue presa fácil de Bearman, que había largado 15º, de Lance Stroll (Aston Martin), que comenzó desde la 16ª posición, del ya mencionado Ocon y de Hulkenberg. Los dos llegaron a terminar en los puntos.
Tras la carrera, Franco hacía su balance: “No fue un día fácil en general. Creo que como equipo nos faltó ritmo. Es una lástima no haber podido concretar una buena carrera. Con el choque de Tsunoda me rompió el piso y el alerón delantero. Perdía mucha carga (aerodinámica). Me hizo perder mucho con las gomas y del daño al auto. Creo que como equipo no tuvimos un auto competitivo. Con Tsunoda estaba loco por pasarlo, con bronca y por eso, [concentrado en Yuki] no vi a Piastri”. Y agregó: “Con las gomas duras me sentí mejor. No teníamos ritmo y no sé qué estrategia hubiese ido mejor. Fue un poco caótica la segunda parte de la carrera, pero veníamos desde atrás intentando dar todo para avanzar, con algunos roces. Hay que trabajar en el auto para estar un poquito más cerca: es resetear y mejorar”.
Ambos Alpine iniciaron la carrera con las gomas blandas (banda roja), situación desfavorable porque habían utilizado todos los juegos de gomas medias (banda amarilla) y duras (banda blanca), menos uno de cada uno en los entrenamientos. Y esto los desfavoreció porque entraron prematuramente a cambiar neumáticos. Colapinto tuvo una fase media con el compuesto medio y acabó la carrera con su único juego de duros. Gasly lo hizo al revés, cerrando la prueba con medios. Y durante casi toda la carrera, lo más importante para Colapinto fue que mantuvo el ritmo de Gasly y superó repetidamente tiempos del francés. De hecho, su mejor registro con el compuesto duro fue medio segundo más rápido que el mejor de Gasly con compuesto más blando, teóricamente más veloz.
Por momentos Franco fue, inclusive, el sexto piloto más rápido del pelotón con un auto que ni se compara con los de los cinco mejores clasificados, los McLaren de Lando Norris, y Oscar Piastri, las Ferrari de Charles Leclerc, y Lewis Hamilton y el Mercedes de George Russell.
Tras una clasificación que se le había complicado el sábado por un error en su vuelta rápida, que le costó medio segundo y no le permitió pasar a la Q3, Franco tenía que resistir la presión otra vez, prueba de la que emergió airoso. A pesar de una crítica velada de su jefe el sábado, el argentino sabía lo que tenía que hacer.
Briatore crítico el sábado, callado el domingo…
El domingo por la mañana, Flavio Briatore, el jefe del equipo y momentáneo “team Principal” era consciente de los problemas del coche y de otros que tendrá complicado controlar. A Flavio le gusta tomar sol, su tez bronceada provoca contraste con su larga y raleada cabellera canosa de poeta o pintor italiano. El empresario camina despacio y encorvado. Su circulación sanguínea ya no es la misma de su juventud, cuando construía el imperio Benetton en Estados Unidos. Sus movimientos no se deben a su edad, sino al ritmo que vivió y a que tuvo que ser operado, hace poco más de un año de un tumor benigno en el corazón.
Sí, a Flavio, el jefe de equipo que decidirá el destino de Franco Colapinto como piloto, le gusta el sol y se quedó un rato largo charlando con un amigo italiano, pero no en la puerta del hospitality de su equipo, sino acodado sobre la barandilla de la amplia terraza exterior del equipo Mercedes. Toto Wolff, el jefe de ese equipo, no lo iba a expulsar: después de todo, Flavio será un cliente importante a partir de 2026 porque los Alpine llevarán los motores de esa marca alemana que, en realidad, se fabrican en Inglaterra.
Respecto de la situación del equipo Alpine, que está a la espera de saber quién será el máximo ejecutivo mundial del grupo Renault (poseedor del 76% del equipo) Briatore repitió algo que dijo el sábado y que involucraba a Colapinto: “Claramente teníamos auto para (estar en) la Q3… Franco pasó la Q1 pero quedó lejos de alcanzar la Q3. Necesitamos mejorar si queremos ponernos en una posición competitiva con ambos autos”
¿Pretendía acaso subir la presión para el argentino? Es cierto que en la Q2 Franco aceleró antes de tiempo en la curva 9 y tuvo que soltar el pedal un momento y ese desliz lo pagó caro al quedar en la 14ª posición de largada. Pero visto lo que dio de sí el auto el domingo, incluso dos o tres posiciones más adelante, tampoco habrían salvado la jornada. Lo sucedido con Gasly es prueba de ello. Aún así, Franco reconoce que le cuesta tener confianza en el chasis en curvas rápidas, allí donde justamente descollaba con el Williams el año pasado.
Alpine guarda celosamente la información sobre diferencias de puesta a punto entre los dos autos del equipo pero, en todo caso, debería entregarse en la medida de lo posible al piloto un coche que pueda manejar al límite no sólo una vuelta, sino durante toda una carrera.
La escudería rosa y celeste se va de Austria rumbo a Silverstone, donde se correrá el próximo domingo. Allí, Colapinto asombró con su desempeño en la primera práctica del viernes hace casi un año y con ello se ganó su debut en la Fórmula 1. Sin una subida en recta que pone en crisis al motor Renault, los Alpine podrían encontrarse más cómodos y Franco seguramente lo estará. Y aunque en caliente, apenas terminada la carrera de Austria, no reconocía el valor de su sólida labor cumplida, sí transmitía al equipo la sensación de que el examen en el Red Bull Ring quedaba aprobado.