En Juan José Castelli, en el Chaco, Jorge y su esposa Graciela se apasionaron con el deporte. Una cancha pegada a su casa potenció ese fanatismo. Pero el pádel se pausó para ella cuando su panza comenzó a crecer y la llegada de Franco resultaba inminente. Y las casualidades, en esta historia, están claras que no existen, porque ese pequeño preció absorber cada momento de sus padres jugando juntos o enfrentados y lo transformó en una carrera deportiva, en su vida. Tanto que a los 8 años ya era campeón de la categoría Sub 12, a los 14 años se fue a vivir a Buenos Aires y a los 17, ya como número 1 de Argentina, tomó su valija para hacer buscar su futuro en España.
No fue fácil para Jorge y Graciela ver partir a Franco, pero cuando el apellido Stupaczuk comenzó a resonar valió cada esfuerzo, cada centavo invertido, porque ellos fueron los “patrocinadores” de su hijo. Y cuando en 2017, con apenas 19 años logró su primer título en World Padel Tour, todo cobró sentido. Por eso hoy disfrutan de saber que su hijo ocupa el quinto lugar del ranking internacional, que es parte de la elite de la disciplina y que es uno de los jugadores que luchará, junto a Juan Lebron, por tratar de arrebatarle el número 1 de Premier Padel a Agustín Tapia y Arturo Coello.
“Hay mucha ansiedad por jugar en la Argentina. La verdad que cada vez que el Premier va a nuestro país la locura es total. Y ahora estuvimos escuchando que se agotaron las entradas en varias jornadas”, cuenta Franco, de 29 años, en una charla con LA NACION, en la antesala de la cita en Parque Roca, que será desde el 26 de mayo al 1° de junio.
Y cuando habla se le advierte una naturalidad increíble, aunque se le mezcla su chaqueño natal y su acento madrileño por elección, y quizá eso sea porque en su tiempo fuera de la cancha es todo un streamer. Creó su canal de Youtube hace un puñado de meses (tiene casi 5 mil suscriptores) y en su descripción escribió: “Jugador profesional de pádel, competidor y streamer por diversión”. Una personalidad única, auténtica y explosiva.
-¿Estás ansioso por jugar en la Argentina?
-Muchísimo. Lamentablemente sólo hay una fecha, ojalá con el transcurso de los años podamos sumar alguna más. Así todo el público disfruta. Pasamos con el Premier por Mendoza, Mar del Plata y ahora vamos a Buenos Aires. Estoy muy ilusionado, el público es muy protagonista en Argentina y se hace sentir. Y no es solamente con los argentinos. Es un marco espectacular para el jugador, porque entrás muy motivado a cada partido.
-Este tipo de citas, jugar en tu país, ¿te hace pensar en todo lo que hiciste hasta el momento en el mundo del pádel?
-El deporte profesional no te da tiempo a parar y pensar. Quizás, cuando te lesionás, que estás obligado a frenar, es cuando empezás a valorar todos los torneos, la competición, llegar a una instancia de semifinales, jugar una final… Sos como una especie de máquina en las semanas de torneo. No tenés tiempo de pensar. Yo creo que el deportista, en general, le pasa lo mismo. Hace poco vi el documental de Alcaraz y él dice que necesita de esa vorágine para estar bien. Cada jugador obviamente tiene lo que necesita o busca lo que necesita para conseguir esa motivación diaria, porque el que te diga que que va todos los días contento a entrenar, te está mintiendo. Hay veces que vas a estar más cansado, que no vas a estar con tantas ganas y, sin embargo, yo creo que todo lo que he conseguido a lo largo de los años es por pasión al deporte, por la pasión al pádel. Yo amo el pádel, me gusta mucho el pádel, por eso juego. Una vez que yo entro a la cancha soy muy feliz ¿Viste que Facebook te recuerda cosas? Hace 10 años estaba jugando un torneo con Martín Dinenno, en Córdoba, y yo ni me acuerdo y digo, “¿Cuánto pasó de ahí hasta acá?” O sea, pasaron 10 años y hoy en día está Dinenno, está Chingotto, está Tello (Juan), está LeBron (Juan), toda la gente con la que yo compito desde que tengo tengo 8 o 10. El esfuerzo de cada uno es admirable.
-¿Imaginaste que ibas a poder vivir del pádel?
-Por suerte vengo de una familia en la que nunca faltó nada, a mí nunca me faltó nada, pudieron apoyarme, pudieron pagar mis viajes cuando era joven y iba a jugar los torneos de menores. Pero sinceramente yo nunca pensé que iba a vivir de esto. Quizás teníamos el espejo de muchos jugadores argentinos que se habían ido a vivir a España y entonces ahí le preguntábamos a ellos cómo era el tema. No sé, te puedo nombrar a Silingo (Agustín), Ramiro Mollano, Maxi Grabiel, que nos decían que se vivía bien, no como un futbolista o un tenista, pero se llegás a los 20 primeros podés vivir. Desde muy chico junto a Martín hemos tenido la suerte de ir ganando torneos en Argentina y ya ver que el dinero ingresaba. Y me acuerdo de ganar dos o tres torneos seguidos y con eso me fui a comprar un juego de sillones. Incluso, hasta me pude bancar el viaje de egresados a Bariloche. Es que a medida que ganás, los patrocinadores te llamaban, te dan una mano y vas creciendo. Después, obviamente llegó el crecimiento del pádel y eso ayudó más, porque hoy no te diría que los 100 primero pueden vivir, pero quizás hasta el 50 pueden vivir del pádel. Ni hablar del top 10. Sí que es muy difícil, pero bueno, se puede, se puede llegar.
-¿Qué te aporta este rubro de “Youtuber”, esta cuestión del stream? ¿Qué qué te suma en lo personal?
-Bueno, es un canal que creamos hace poco, te puedo nombrar jugadores como Arturo (Coello), Martín (Dinenno), el Lobo (Juan Lebroin) que tienen canales de YouTube. Y yo creo que en mi caso particular, streameo las veces juego a los videojuegos, muestro otra cara de lo que se suele verse en una cancha de pádel. Entonces, bueno, la gente que me apoya, que me sigue, se engancha con esto. Puedo interactuar y mostrar también que no es todo pádel, o sea, hay un momento en el que vos tenés que oxigenarte con otras cosas. La gente empieza a conocerte más, a ver cuáles son tus gustos, a compartir otras cosas. Porque yo creo que la gente no sigue sólo al jugador, sigue al jugador como persona. Entonces, creo que mostrar esa parte nos viene bien y en especial en un mundo que se basa prácticamente en las redes sociales. Y me sirve también para hablar cuando lo siento necesario.
-¿Cómo hacés para manejar tantas actividades y con las redes sociales?
-La mayoría de los jugadores tiene más o menos un equipo, pero yo particularmente tengo gente que se ocupa del contenido. Además, trabajo con una psicóloga deportiva y tengo, por ejemplo, a Maribel Nadal, la hermana de Rafa, y Antonio Arenas, que son parte de la Rafa Nadal Academy y yo soy embajador de ellos. Entonces, suelo contactarlos y me dan consejos, porque estuvieron a la par de Rafa Nadal toda su vida y lo siguen estando. Después, cuando estoy jugando, sinceramente ni pienso en las redes sociales, ni miro los comentarios, no me interesa. Quizás antes antes sí le echaba un ojo y estaba más pendiente, pero con el pasar de los años para nada. Ahí la verdad que hay poca gente que va de frente y eso a mí no me gusta, o sea, me gustan los que van de frente. Los que escriben a través de un anonimato en redes sociales no me interesan.
-¿Te ves haciendo algo que tenga que ver con la comunicación más allá del streaming?
-Miro muchos los programas de radio que a veces pasan por YouTube, escucho mucho la radio, veo mucho streaming para aprender, porque me gusta, pero de ahí a entrevistar todavía no. Quizás en un futuro me meta, pero de momento es como más un ida y vuelta, una diversión.
-Tanto vos como Juan Lebron son dos jugadores muy temperamentales y muy competitivos, ¿cómo conviven en el día a día y adentro de la cancha?
-Trabajamos mucho sobre ese punto. Seguimos haciéndolo, porque se presentan situaciones en los partidos, momentos muy picantes, toda la gente lo ve, en que nuestros bancos son un quilombo bárbaro. Pero sí, sí, lo trabajamos, pero cada uno por su lado. Él tiene su psicólogo, yo tengo mi psicóloga y lo vamos trabajando. Hemos tenido muchas charlas y las seguiremos teniendo acerca de cómo tenemos que mejorar, cómo tenemos que encarar algunas situaciones. Afuera de la cancha nos entendemos perfectamente, podemos hablarlo todo, pasa que después estás en un momento de competición donde las ganas están a full y hay un momento que salta la chispa, pero vamos en camino de seguir mejorando. Tenemos a Charly (Pozzoni) que también es otro que tiene la mecha corta. Entonces somos los tres, una bomba, así que lo intentamos a cada paso mejorar el temperamento.
-¿Cómo es tu relación con Ezequiel Garay? Muchas veces se lo vio cerca de tu banco. Además, te entrenás en el club de él. ¿Qué qué te aporta una persona que ha tenido tanta experiencia en el fútbol?
-Ezequiel es un grandísimo amigo, le tengo mucho aprecio. Sí, entrenamos en su club, que lo terminó ahora el año pasado, es un club impresionante. Siempre pienso que estar rodeado de deportistas te suma, sobre todo de esta clase de deportistas que han jugado en el Real Madrid, la selección argentina… Lo primero que hice fue preguntarle: “¿Cómo la pasaste en el penal que pateaste contra Holanda?“ (NdelaR: en la semifinal del Mundial de Brasil 2014) Para preguntarle a él cómo lo sintió y me dijo: “Amigo, fui muy tranquilo. Obviamente paté fuerte, pero estaba muy tranquilo”. Al final uno por ahí no dimensiona que para él era algo que hace todos los días. Entonces sí, hay más presión, menos presión, pero tenés que hacerlo. También intento ver documentales de deportistas, libros de deportistas. Todo lo que sea para sumar en mi aprendizaje es bienvenido.
-¿Por qué pensás que en el último tiempo hubo un boom en lo profesional, pero también en lo recreativo, en lo amateur, en este deporte?
-Es un deporte fácil de jugar, invita a quedarse después a tomar una cerveza, una gaseosa, comer un asado. Yo siempre me moví en el ambiente del pádel, iba a comer asado los viernes, jugaba martes y jueves, como la mayoría y es un deporte muy amigable para practicarlo. Además, se han sumado muchos exfutbolistas, extenistas. Entonces eso también ha ayudado a decir, “Che, juega Cristiano Ronaldo”. El Lobo (Juan Lebron), mi compañero, fue a jugar a la casa de Vinicius, que tiene una cancha en su casa. Messi creo que tiene una cancha en su casa. Entonces, todo eso ha ayudado al crecimiento. Además, me parece que es atractivo para ver, es dinámico y verlo en vivo permite dimensionar la velocidad de la pelota, lo cerca que pasa de la red, porque quizás por la tele se ve un poco lento.
-Además, del pádel, ¿Qué deportes te interesan?
-Fútbol sin duda, número uno. O sea, veo todo lo se haya de fútbol, de River, sé todos los jugadores de todos los equipos. Después, el tenis. El pádel tiene que copiar muchas cosas del tenis. Somos un deporte totalmente diferente, pero hay muchas cosas que podemos copiar. Además, me gusta el básquet, soy muy amigo del Colo Wolkowyski (Rubén), que vive en Marbella, siempre que voy para allá, vamos a comerme un asado.
-Cuando armaron la pareja con el Lobo planificaron estar la carrera por el número uno del ranking, pero ¿cómo se hace para competir cuando hay un equipo tan dominante como el de Tapia y Coello?
-Te podría decir que, en 2023 junto a Martín (Dinenno), que fue el año donde más cerca estuvimos, peleamos hasta el último torneo con ellos y no se nos dio. Galán (Alejandro) y Chingotto (Federico), el año pasado, pelearon hasta mitad de año. Creo que son rachas de deportistas. Ellos se conocen a la perfección, están con una confianza muy alta y por ahí cuando se generan dudas sacan lo mejor de sí y vuelven a retomar esa confianza. La realidad es que también hay muy pocas parejas que les ganen antes de una final o de una semi, entonces, decís, “Che, necesito la mano de algún jugador o de alguna pareja que les gane antes, porque si no vamos a recortar puntos nunca.” Yo ahora hice semifinales del Major de Doha y ahora me lesioné y perdí todos esos puntos que hice. Entonces, ¿Qué necesitamos? Que esta pareja caiga antes de semifinal o de final y es algo que no sucede. Está difícil la cosa, ahora Cardona y a Augsburger (Leonardo) les ganaron en cuartos de final, creo que en Chile y eso fue bueno, pero sucedió sólo esa vez. Pero necesitás eso, que alguien también te dé una mano. Esa sería una buena solución. Pero bueno, son rachas. Galán y Lebron también eran así, 3 años número uno y bueno, hay que pelear con las armas que tenemos y siempre estar ahí. No queda otra.