El empresario aeronáutico, con prisión domiciliaria y pedido de extradición, aseguró que fue “usado como chivo expiatorio” y apuntó contra el sistema judicial norteamericano.

Federico “Fred” Machado, empresario argentino acusado de liderar una red de narcotráfico y lavado de dinero con ramificaciones internacionales, habló por primera vez desde su residencia en Viedma, donde cumple prisión domiciliaria. En una entrevista con la agencia NA, negó los cargos en su contra, denunció presiones y torturas por parte de agentes estadounidenses, y cuestionó el vínculo político que lo relaciona con el diputado José Luis Espert.
“No soy narco, soy un tipo que se equivocó”
Machado, de 57 años, enfrenta un pedido de extradición por parte de Estados Unidos, donde se lo investiga por facilitar aeronaves para el transporte de cocaína desde países de América Latina hacia territorio norteamericano. “Me convirtieron en radiactivo”, expresó, y aseguró que su historia fue “tergiversada hasta el absurdo”.
El empresario afirmó que nunca participó de actividades ilícitas vinculadas al narcotráfico y que fue víctima de una operación política y judicial. “Hicieron un personaje que no existe. Yo nunca fumé, nunca tomé, no ando en esos negocios”, sostuvo.
Denuncia de torturas y presiones
Machado relató que durante su detención en Estados Unidos fue sometido a presiones para delatar a sus inversores. “Fue una tortura. Me tuvieron cinco meses dando vueltas. Me presionaron, me amenazaron. Los gringos te pueden meter 30 años preso y después decir ‘nos equivocamos’”, denunció.
También señaló que su situación judicial se agravó por el vínculo con Debra Mercer-Erwin, condenada a 16 años de prisión por lavado de dinero y conspiración para distribuir cocaína. “Me arrastraron con ella por compartir un fideicomiso aeronáutico”, explicó.
Relación con José Luis Espert
Machado reconoció haber financiado parte de la campaña presidencial de Espert en 2019, incluyendo el préstamo de una camioneta blindada y un avión. “Lo ayudé por lástima. No era el Espert del ‘cárcel o bala’. Era otro tipo, más humano”, dijo. Aseguró que existió un contrato por más de 200 mil dólares, pero que el diputado “prefirió negarlo”, lo que —según su versión— aceleró el escándalo.
“Si hubiera dicho la verdad, que me conoció y que después me metí en problemas, no pasaba nada. Pero mintió. Hay fotos, vuelos, testigos”, agregó.
Mientras la Corte Suprema de Justicia de la Nación aún no se pronuncia sobre el pedido de extradición, Machado permanece bajo arresto domiciliario en Viedma. Desde allí, insiste en su inocencia y denuncia haber sido utilizado para encubrir una red más amplia. “Me usaron porque era extranjero y tenía plata”, concluyó.