Larry Ellison, fundador de Oracle y figura central en el desarrollo de la industria del software a nivel global, superó a Elon Musk y encabeza el ranking de las personas más ricas del planeta. Con una participación cercana al 40% en la compañía que creó en 1977, su fortuna creció de manera exponencial al ritmo del auge de la inteligencia artificial, que empujó el valor bursátil de Oracle hasta ubicarse entre las empresas tecnológicas más valiosas del mercado.
Ellison construyó a lo largo de las décadas un universo personal de dimensiones sorprendentes. A su nombre figuran una isla entera en Hawái, una flota de autos deportivos, jets privados que él mismo pilota y una devoción por la cultura japonesa que impregna su estilo de vida y compras.

Detrás de la imagen sobria que proyecta en el mundo corporativo, cultiva una pasión intensa por los autos deportivos. Su colección, valuada en decenas de millones de dólares, es un recorrido por la ingeniería, el diseño y el rendimiento automotriz, a diferencia de otros millonarios que solo buscan la exclusividad en sus vehículos.
Uno de los vehículos que mejor expresa su personalidad es el Acura NSX-T de 1996. Fascinado por la combinación de confiabilidad, rendimiento y equilibrio de diseño que ofrecía el modelo japonés de los años noventa, Ellison lo adoptó como su preferido, al punto de comprar varios por año para obsequiarlos a su círculo cercano.

Dentro de su garaje también destaca un McLaren F1, modelo británico con motor BMW atmosférico que durante años ostentó el título del auto de producción más rápido del mundo y que hoy representa una de las piezas más valiosas de su colección.

La presencia de un Ferrari Enzo, con su motor V12 y su estética radical, señala su gusto por las ediciones limitadas de alto rendimiento, al igual que el Lamborghini Veneno, del que solo se fabricaron trece unidades en todo el mundo.


En otro homenaje a su afinidad con la tradición japonesa, Ellison también adquirió un Lexus LFA, modelo de motor V10 que se ganó el estatus de leyenda contemporánea por su sonido único y sus cualidades dinámicas. Más sobrio pero igualmente preciso, su Audi R8 V10 aporta una cuota de elegancia alemana dentro de la colección.


Entre las piezas más exclusivas figura un Ferrari Pininfarina Sergio, uno de los seis ejemplares construidos como homenaje al histórico diseñador italiano, así como un Ferrari Testarossa, símbolo indiscutido de los años ochenta que Ellison decidió conservar a pesar de sus desencuentros con la marca tras algunos inconvenientes.

Pero quizás el modelo que mejor sintetiza su visión mecánica es un Shelby Cobra All Billet Aluminum, una creación única fabricada especialmente para él por Kirkham Motorsports. Con una carrocería enteramente construida en aluminio macizo, paneles soldados a mano y detalles inspirados en la aviación, este auto fue concebido como una pieza artesanal antes que como un objeto de consumo, y representa de forma precisa la manera en que Ellison entiende su vínculo con los autos: no solo como espectáculo, sino también como arte funcional.

