Con una gran convocatoria —había decenas de personas—, Gabriel Di Meglio fue ovacionado al comenzar la charla que brindó esta tarde en el Parque Lezama, frente al Museo Histórico Nacional. El historiador tenía previsto realizar dentro de las salas del museo, a las 17, la visita guiada “La historia popular en el Museo Histórico Nacional”, pero su desplazamiento anticipado lo impidió. Ante esta situación, decidió transformar la actividad en una charla abierta al aire libre.
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“Estoy muy agradecido por toda la reacción y la solidaridad que he recibido. Quiero decir que esto es un trabajo colectivo, ¿no? Yo estoy en la cabeza, pero es un trabajo en equipo. Y no es un lugar común decirlo: es real”, expresó, visiblemente conmovido, al inicio del encuentro.
Su salida estaba prevista para el 1° de agosto, pero el gobierno nacional decidió acelerar la destitución: el martes 8 de julio, Di Meglio recibió una llamada de la subsecretaria de Patrimonio Cultural, la historiadora Liliana Barela, que le informó que debía dejar su puesto de forma inmediata. Será reemplazado por la actual directora nacional de Museos, María Inés Rodríguez Aguilar, que deberá dejar su cargo en la Subsecretaría de Patrimonio Cultural. Rodríguez había sido designada en 2001 como interventora del MHN.
La medida generó fuertes reacciones en el ámbito académico y cultural, y se interpretó como un gesto político en medio de crecientes tensiones entre el gobierno y parte del sector cultural. Durante los últimos meses, Di Meglio había cuestionado la falta de presupuesto, la escasa seguridad en el museo y la posible reubicación de piezas emblemáticas como el sable corvo de San Martín. Su salida se suma a una serie de cambios en organismos culturales y museos nacionales que marcan un giro en la política patrimonial del actual gobierno.
Durante la charla, Di Meglio repasó los ejes centrales de su gestión al frente del Museo Histórico Nacional. Uno de ellos fue la incorporación de una perspectiva de género: “Una palabra prohibida en este momento; literalmente hay museos que no la usan. Esto es un retroceso tremendo para la Argentina”, señaló. En ese marco, explicó una de las decisiones curatoriales que tomó junto a su equipo: “Aparece una discusión muy interesante, que no tiene una posición buena o mala, sino que uno toma una opción. Nosotros optamos por no hacer —salvo en algún caso especial— rincones de mujeres, como decir ‘acá va la historia de las mujeres, y en el resto la de los varones’. En cambio, tratamos de disponer los personajes femeninos —de los cuales tenemos muchísimo menos patrimonio— a lo largo de los temas políticos y culturales que abordamos en general”.
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Otro eje fue construir una “mirada policéntrica que incorporara la historia popular”. Según explicó: “¿Qué es lo que tratamos de hacer con esto? Bueno, por un lado, justamente tratar de corrernos de mirar solo desde un lugar. No mirar solo desde Buenos Aires o desde la región pampeana, porque se absolutizan cosas que son verdades para un lugar y no lo son para otros. Entonces, ahí el desafío es cómo incorporar esa diversidad”.
Di Meglio repasó algunas de las exhibiciones que se realizaron durante su gestión en el Museo Histórico Nacional, como Tiempo de revolución, donde “intentamos que el foco vaya cambiando”, explicó. Para él, incorporar nuevas miradas sobre hechos históricos no implica borrar lo anterior, sino ampliar la comprensión: “No es que anula lo anterior: se agrega. Y muestra que la Argentina no se puede definir tan sencillamente, que siempre exige un poco más”.
Al profundizar sobre la importancia de una mirada policéntrica, el historiador dio un ejemplo concreto: “Uno ve la foto que suelen usar los libros para ilustrar el centenario: la Avenida de Mayo iluminada, una imagen espectacular de la Plaza de Mayo colmada… y eso dice ‘la Argentina de la modernidad’. Pero a 20 cuadras de ahí también se podía sacar una foto del barrio de las Latas, donde la gente vivía en condiciones de precariedad. Era una época de mucho crecimiento económico, pero también de mucha desigualdad social. Y la desigualdad regional era enorme”. En esa línea, mencionó una imagen del Mercado de la Armonía en Santiago del Estero tomada en el mismo período: “Contrasta mucho con la imagen de la Avenida de Mayo. Ambas son Argentina. Por eso es importante que los museos tengan en cuenta esto: que este es un país con una enorme desigualdad regional”.
En otro tramo de la charla, Di Meglio manifestó su solidaridad con la historiadora Camila Perochena, quien esta semana fue atacada por el presidente Javier Milei tras debatir en televisión con el director de la Casa de Tucumán, José María Posse. “Hay grupos de ultraderecha en redes que tergiversan el pasado. El pasado se puede interpretar de distintas maneras, pero no se puede falsear”, dijo Di Meglio, en referencia a las discusiones sobre la ocupación territorial en el siglo XX. Y en este sentido, respaldó la afirmación de Perochena de que Argentina no fue una potencia mundial en 1910: “Es absurdo decir eso, es una mentira. No es lo mismo ser potencia que tener un gran crecimiento”.
Consultada por LA NACION, Camila Perochena explicó que no pudo asistir a la charla por un viaje previamente programado, pero expresó su apoyo “incondicional” a Gabriel Di Meglio.
Al cierre del encuentro, el historiador invitó a los asistentes a visitar el Museo Histórico Nacional, agradeció el acompañamiento recibido y se refirió a su salida: “Está perfecto que despidan a un funcionario designado, es parte de las reglas del juego. Lo que es complicado es el contexto: tiene que ver con este avance por parte del gobierno en contra de la cultura, en contra de la educación y de la salud”.
Su intervención concluyó con una fuerte crítica al gobierno de Javier Milei: “Nuestro patrimonio, nuestra historia, es algo que está en juego. El ataque es total. La idea de que el Estado no tiene que existir, el maltrato que han sufrido los empleados públicos este último tiempo… es muy difícil trabajar así. Todos los museos están desfinanciados, incluso el MHN, que funciona bien pese a todo. Todo ese palabrerío ‘eficientista’ es pura mentira: lo que hay es un deseo destructivo de que no funcione. De que nada funcione”.
Y cerró con un mensaje de aliento y organización colectiva: “Estamos en una situación tremenda. Y en este sentido, juntarse por fuera de las redes, organizarse, es algo fundamental. Como dice el Martín Fierro: ‘El fuego pa’ calentar debe ir siempre por abajo’. La historia nos da lecciones y nos enseña que siempre hay esperanzas”.