Gabriela Guillén y Bertín Osborne han vuelto a estar en el foco mediático tras el posado publicado por la revista ¡Hola!, que ha servido de presentación oficial de su hijo David y ha marcado una nueva etapa en su relación personal y familiar. Este gesto, que buscaba «normalizar la situación» y demostrar cordialidad por el bien del menor, ha generado polémica y numerosas especulaciones sobre supuestos beneficios económicos vinculados a la exclusiva, absorbiendo la atención de programas y redes sociales en los últimos días. Bertín Osborne, tras meses de tensión y declaraciones cruzadas, ha querido dejar claro que su participación en el reportaje fue de buena fe y «sin pedir nada a cambio», defendiendo que lo único importante era el bienestar de su hijo y desmarcándose de cualquier interés propio en la publicación.
En medio de esta controversia, Gabriela se ha mostrado comprensiva ante el enfado de Bertín, señalando: «Me parece lógico que Bertín se enfade, porque siempre se lleva otra vez todo a lo malo, a lo económico. Él no ha cobrado absolutamente nada, todo es para el niño, pero no es ni para mí, es para el niño. Él lo ha hecho con el propósito para su hijo. Ya está, es que no voy a más decir nada, y lo siento por vosotros, pero no voy a más decir nada». Ha insistido en que la decisión de participar en la portada fue tomada entre ambos, como una forma de normalizar las cosas, y ha pedido respeto ante el acoso mediático: «No, no hemos hecho nada más que para normalizar las cosas. Es que no voy a más dar declaraciones, por favor». Sobre las críticas y comentarios de terceras personas, como Chabeli Navarro, ha sido tajante: «Sin comentarios».
Por su parte, tanto Bertín como Gabriela han hecho hincapié en que su relación es estrictamente cordial y centrada en el cuidado y bienestar de David, manteniendo vidas separadas y sin intención de reconciliación sentimental. El presentador ha reafirmado su compromiso como padre en esta etapa, asumiendo las responsabilidades y remarcando que el objetivo del posado fue dar visibilidad a la relación pero sin pretender aparentar una familia unida más allá de lo esencial para el menor.