García Cuerva apuntó al Gobierno por “el terrorismo en las redes” y pidió salir del “barro de la violencia y el odio”

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No habían pasado dos minutos desde que comenzara la homilía que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, leía con tono firme, cuando desde el sitial asignado al presidente Javier Milei y sus funcionarios comenzaron a verse movimientos de incomodidad y rostros serios.

“Venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, se está muriendo la tolerancia, se está muriendo el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos”, dijo García Cuerva en el inicio de su homilía, minutos después de que, en la entrada de la nave principal, el Presidente dejara desairado y con la mano tendida al jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, y caminara sin siquiera dirigir la mirada a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, invitada por la Iglesia al tradicional Tedeum del 25 de mayo.

El momento en que Milei le negó el saludo a Jorge Macri

Durante su mensaje, y ante la atenta mirada de los funcionarios nacionales y porteños, más diputados de Pro y la UCR cercanos al oficialismo, García Cuerva aludió en cuatro ocasiones al recientemente fallecido papa Francisco, acaso el respaldo que necesitaba para criticar la situación de “exclusión que viven tantos hermanos”.

Sin medias tintas, García Cuerva fustigó “el terrorismo en las redes” y “el barro de las descalificaciones, del odio y la violencia”, en lo que podría leerse como una referencia a la tarea de los trolls que, dentro y fuera de la Casa Rosada, transmiten el mensaje libertario a través de redes sociales y plataformas de streaming.

Hemos pasado todos los límites. La descalificación, la agresión constante, el destrato, la difamación, parecen moneda corriente”, dijo García Cuerva ante la mirada del Presidente, su gabinete en pleno, embajadores e invitados especiales, con el jefe de gobierno y la vicepresidenta sentados detrás del primer mandatario. En relación a los medios y otras fuentes de comunicación, García Cuerva destacó: “Nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación”. Y lo asoció con “el pan viejo de la indiferencia y la insensibilidad; estamos empachados de panes sin sabor, fruto de la intolerancia; el pan agrietado por el odio y la descalificación”.

El presidente Javier Milei en la Catedral Metropolitana durante el Tedeum del 25 de Mayo. Arzobispo Jorge Garcia Cuerva

Por si quedaban dudas del tono crítico de su mensaje, García Cuerva se refirió a los jubilados, que protagonizan cada miércoles su protesta frente al Congreso, con un oficialismo que, en Diputados, viene trabando iniciativas opositoras para recomponer sus asignaciones.

“Muchos podrán ser los responsables de esta triste situación, pero la oportunidad que tenemos nosotros de resolverla es hoy. ¿Cuántas generaciones más y hasta cuándo deberán reclamar por jubilaciones dignas?”, dijo monseñor García Cuerva, luego de enumerar “tantos hermanos que sufren la marginalidad y la exclusión; tantos adolescentes y jóvenes víctimas del narcotráfico que en algunos barrios es un estado paralelo; tantas personas que están en situación de calle; las familias que sufrieron las inundaciones; las personas con discapacidad; tantas madres que ya no saben qué hacer y cómo evitar que sus hijos caigan en las garras de la droga y el juego”.

La alta abstención electoral, reflejada en distintos comicios provinciales y recientemente en el escaso 53 por ciento de asistencia a las elecciones porteñas, también fue abordada por García Cuerva.

Cambio de guardia en Plaza de Mayo luego del Tedeum, durante la conmemoración del 25 de Mayo.

Años de promesas incumplidas y estafas electorales que nos hicieron perder las ganas de participar, nos hicieron perder el entusiasmo de involucrarnos, hasta de cumplir con el deber ciudadano de ir a votar, porque pensamos: ’otra vez lo mismo‘, ‘nada va a cambiar’; sentimientos e ideas que afloran cuando se experimenta que nos mintieron muchas veces”, sostuvo.

“Fue un fuerte reclamo a toda la clase política, nos interpeló a todos para que nos demos la mano”, dijo a LA NACION el senador macrista Alfredo De Angeli, uno de los dirigentes a quienes Milei dedicó un especial saludo a la salida de la Catedral. “¡Qué te puedo agregar! Ya lo vio todo el mundo!”, agregaba, apurando el paso, un ministro del gabinete porteño, sin atinar a afirmar nada más. “No tenemos nada para decir”, reiteraron a este diario muy cerca del jefe de gobierno porteño.

La respuesta presidencial

“Roma no paga traidores”, contestó el Presidente a través de las redes sociales. Y retuiteó un mensaje del usuario LiberGruñón, que expresaba: “Nunca, pero nunca, traicionen. Y si lo hacen… sepan que después de eso, ya no hay vuelta atrás. Abz!”, decía el mensaje, acompañado por una foto de Milei y Macri, en una reunión pasada en la Casa Rosada. Un rato después, el propio Milei amplió: “Si se es bueno con los malos (esto es con quienes traicionan, mienten, calumnian, injurian y ensucian por una mera ventajita) se termina siendo muy malo con los buenos. Fin. PD: saludos para chantalán [Antoni] Gutiérrez-Rubí y otras basuras varias”, en referencia al catalán que asesoró al jefe de gobierno porteño.

Milei no se refirió a la vicepresidenta, sonriente de a ratos a pesar de la indiferencia oficial, y quien se tomaría un rato para saludar a la multitud, cuando el automóvil presidencial aceleraba hacia la calle Rivadavia.

Jorge Macri, Javier Milei y Victoria Villarruel, durante el cambio de guardia en Plaza de Mayo luego del Tedeum del 25 de Mayo.

Llegado a la Casa Rosada minutos antes de las 8, Milei había llegado a la Catedral acompañado por su gabinete, en una recorrida de escasos doscientos metros, con rostro serio y sin los atributos de mando, saludando a algunas decenas de personas que le gritaban detrás del vallado, siempre seguido de cerca por el cineasta oficial Santiago Oría, responsable del documental en preparación sobre la vida y gestión del Presidente. El padre Alejandro Russo, a cargo de la Catedral, lo recibió en la entrada, para luego conducirlo hasta su sitial, previo paso por el mausoleo donde descansan los restos del general José de San Martín.

Un rato antes, en medio de una densa neblina y una tenue llovizna, constante durante toda la conmemoración, Macri y su gabinete habían izado la bandera nacional en Plaza de Mayo, sin presencia de funcionarios nacionales.

Luego del Tedeum, Milei y sus ministros cruzaron hacia la plaza de Mayo para el cambio de guardia del regimiento de Infantería Patricios. También allí el Presidente tuvo muy cerca a Macri y Villarruel, sin contactos ni intercambios verbales visibles. “¡Gracias Milei!”, gritaba la multitud, mientras el Presidente dejaba la plaza, cantando a viva voz la Marcha de San Lorenzo.

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