No hay otra forma de disfrutarlo mejor. Dicen que, cuando se sufre, se goza el doble. Gimnasia y Esgrima, de Mendoza, tenía perdida -otra vez- la final de la Primera Nacional ante Deportivo Madryn, pero al cuarto minuto de adición apareció el penal agónico que convirtió Facundo Lencioni para poner el 1-1 y mandar la infartante historia al tiempo suplementario y, posteriormente, a la serie desde los doce pasos. Ante la tribuna ocupada por el público Mensana en Vicente López, el show fue de César Rigamonti. “¡Confíen en mí!“, les dijo el experimentado arquero. Y se quedó con dos de los tres remates fallados por los chubutenses. Gimnasia se suma a Godoy Cruz e Independiente Rivadavia, los tres de Mendoza que ahora son parte de la máxima categoría.
¡GIMNASIA (M) ES DE PRIMERA!
Tras el 1-1 en el tiempo de juego, el Lobo mendocino se impuso 3-0 en los penales ante Dep. Madryn y jugará en la máxima categoría del fútbol argentino. pic.twitter.com/C17VCjAVYD
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La explosión del público no fue la deseada, aunque muestra la necesidad de ver al Lobo vestido de gloria después de tanto tiempo. Una gran cantidad de gente saltó al campo para pedirle la ropa a los héroes, pero también a generar problemas contra los jugadores y empleados del Aurinegro, a los que hasta increparon.
Las declaraciones de los protagonistas marcaron el significado del logro. “La verdad que, hablando en la semana, les dije que íbamos a empatar y en los penales iba a ser la figura. Es más, lo tengo anotado en un papel. Fue un año duro, me tocaron lesiones, momentos feos. Lo soñé, se lo dedico a mi viejo, que está ahí arriba”, reveló el arquero, todo un vidente.
🗣 «LE DIJE A LOS CHICOS QUE IBAMOS A IR A PENALES Y QUE IBA A SER LA FIGURA»
Tras el ascenso de Gimnasia de Mendoza a la Primera División del fútbol argentino, Rigamonti se refirió a la tanda de penales y al duro año que sufrió en lo personal. #NacionalEnTyCSports pic.twitter.com/AUO6WjDOON
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Un nuevo capítulo para la provincia cuyana y la máxima categoría. Para las nuevas generaciones puede significar todo un acontecimiento verlo en primera, pero debieron pasar 41 años para reencontrarlo entre los privilegiados de la primera división. El camino que diagramó Ezequiel Medrán recibió la estocada final de Ariel Broggi. La institución y varios jugadores tuvieron revancha diez meses después.
El sueño inició su construcción en 2014, cuando pasó por dos ascensos en seis meses, del Torneo Argentino B al Federal A y, rápido, al Nacional B. Aunque la gesta y ambición se consolidó en 2018, con el club afirmado en la segunda categoría. La frustrada final de diciembre pasado significó dolor, pero también fue entender que el sueño se podía cumplir manteniendo la estructura: en una campaña mal iniciada tanto por José María “Chaucha” Bianco como por Darío “Lechuga” Alaniz, que duraron escasos encuentros, apareció Medrán, aquel arquero rafaelino que perteneció a Boca.
Levantó al equipo, pero en la final del reducido no exhibió el mismo rendimiento y vio cómo San Martín, de San Juan, le borraba la ilusión. Fue un golpazo para el Lobo del Parque. Tanto que el presidente Fernando Porretta, cinco días después, llamó a una conferencia de prensa: “No pude volver a ver la final. No hay decepción, pero sí tristeza. Seguimos con el proyecto, que está más sólido que nunca, y ratificamos al cuerpo técnico. Trataremos de ver qué nos faltó y así lograr el objetivo”, fue certero tras noches en las que dijo no haber dormido.
Comenzaron el armado del plantel enseguida. Se fueron jugadores como el goleador Luis Silba, el exBoca Nazareno Solís y el colombiano Alejandro Gutiérrez Arango, que pasaron a vestir la camiseta de Madryn, su víctima de este sábado. El exarquero ideó el plan con jugadores de experiencia sin excesiva madurez (sólo dos superan los 30 años y son arqueros, como Rigamonti, el más longevo) para acompañar a otros jóvenes (ninguno menor de 20). Un promedio muy fresco y con la mira bien ajustada: Lencioni (desde Belgrano) y Brian Ferreyra (de Colegiales) llegaron a comienzo de año y fueron los goleadores del equipo, con nueve: el primero igualó la línea con el penal agónico en Platense para el 1-1.
Todo parecía marchar sobre ruedas, pero –de repente- todo se alteró. El ciclo se cortó en la fecha 22, con mismas victorias que empates (diez) y cayendo sólo en dos oportunidades. Sin embargo, la decisión de los directivos fue finalizar el vínculo con Gimnasia siendo escolta. ¿Qué ocurrió? “Tenía una forma algo particular, casi europea, se podría decir. Llegaba temprano, tenía su oficina, iba llamando de a uno a los futbolistas para mostrarles los videos individuales y, después, grupales”, iniciaron la descripción a LA NACION desde la cercanía al grupo.
“Medrán no quería celulares tras bajarse de los autos y, además, no emitía demasiadas sonrisas. No fue mala onda, pero sí seco en sus formas y poco empático”, revelaron ante este diario. Hasta que hubo un quiebre: “Se empezaron a marcar claramente los once titulares del resto de los suplentes: sentían que, aunque la rompieran y el otro bajara el nivel, no se ganarían el lugar. Y el equipo dejó de ser el mismo”, dieron la clave de la decisión. Con un agregado: los hinchas, aunque ganara, lo criticaban y hasta insultaban.
Entonces, apareció Broggi, que venía de una mala campaña en Banfield en su primera experiencia como técnico, hilvanando hasta su destitución trece encuentros sin triunfos en el Torneo Apertura. Sin embargo, generó otras sensaciones en Mendoza.
¡AGÓNICO EMPATE DE GIMNASIA (M)!
A los 90’+4 y de penal, Lencioni puso el 1-1 ante Dep. Madryn en la final por el ascenso a la primera división. #NacionalEnTyCSports pic.twitter.com/IxKKTijeVF
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“Se apostó por él a pesar de eso y demostró tener buena llegada al plantel y a la gente del club. La simpatía es otra y con él, también. Incluso, cuando el nivel futbolístico fue menos destacable, pero el hincha se entusiasmó”, agregaron, detallando que, al igual que en el Taladro, en el Mensana manejó cierta rotación permanente: la presencia indiscutida de los volantes Matías Muñoz, Ignacio Antonio y Fermín Antonini dejó de ser tal.
Justamente, Muñoz se acordó del exentrenador: “Ezequiel Medrán fue parte de esto, fue el que formó este equipo. Estuvo en gran parte del torneo, así que le agradezco a él también. Y Ariel hizo un laburo bárbaro con su cuerpo técnico y nos llevó a lograr el objetivo, que no se nos podía escapar”.
La fórmula, esta vez, le dio resultados al excolaborador de Eduardo Coudet: ganó los cinco encuentros que dirigió en condición de local y fue aceptado por el pueblo blanquinegro, aun cayendo en tres ocasiones (uno más que Medrán) en un período de 12 encuentros. Y esta tarde, en Vicente López, concretó la vuelta después de casi medio siglo de aquellos Torneos Nacionales en los que supo estar.
Fue furor en aquellas épocas, ya que jugó nueve ediciones: 1970, 1971, 1972, 1975, 1978, 1981, 1982, 1983 y 1984. Las primeras tres, marcadas por el “Toque, Lobo, toque”, el cántico y lema que la tribuna patentó para expresar su orgullo por el estilo prolijo, asociado y contundente. Equipos que lideró futbolísticamente Víctor Legrotaglie, su máximo ídolo: el estadio lleva su nombre.
“Fue una figura emblemática, parecido a Maradona o Messi. Zurdo, era descomunal cómo jugaba. Fue increíble que no jugara en River, Boca o en el exterior. Decís Gimnasia y Esgrima, de Mendoza, y es Legrotaglie”, aporta alguien que vio jugar al 10 que se vestía de ‘8’. Debutó allí con 16 años y, tres más tarde, lo salvó del descenso en la Liga Mendocina por su gol a Independiente Rivadavia, el máximo rival, con el que se reencontrarán desde 2026.
Con 20 fue buscado por Real Madrid. El cónsul de España habría actuado de representante ofreciéndole un reloj de oro y una valija llena de dinero, además de lo que el Merengue tenía pensado darle. El Víctor, como se lo conocía, rechazó la oportunidad: su nieto reveló que tenía un gran temor por los aviones luego de pasarla mal en uno que estuvo cerca de caer, más allá del argumento del ídolo: “¿Para qué ir? Acá ganaba bien, tenía a mi familia, mis afectos y era feliz”. Lo quiso Inter, de Italia, y Cosmos, de Estados Unidos: Mendoza era su debilidad, aunque pudiera jugar con Pelé y Franz Beckenbauer.
Sus 66 goles de tiro libre lo ponen en ciertos rankings como uno de los mejores ejecutores de la historia del fútbol: es el número que lo empareja con Ronaldinho y que Messi superó hace un tiempo. Además, 12 goles olímpicos. Toda una leyenda.
El decano del fútbol mendocino está de vuelta. El que aportó a la selección argentina el primer jugador de la provincia: Vicente González, en 1921. El que obtuvo el primer campeonato de la Liga Mendocina de Fútbol, en 1922, y el primer bicampeonato, al año siguiente: son 20 títulos regionales.
Los 6.600 socios registrados dan cuenta de que su popularidad bajó, pero la historia no se olvida y puede reavivar el fuego Mensana. Mientras que para algunos es una rareza, para otros es el retorno de un histórico de Mendoza: el proyecto de Gimnasia y Esgrima se cumplió y vuelve a codearse entre los grandes de la primera división.