Gobernabilidad: un bien que no pudo comprar la billetera de EE.UU. y que Milei ganó en las urnas

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Bill Gates, el creador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del planeta, hizo una referencia absolutamente simple, pero, de boca de uno de los más poderosos del mundo, tiene una lectura distinta. “El tiempo es el único bien que el dinero no puede comprar”, dijo.

En las últimas semanas, llegó a la Argentina la billetera feroz de los Estados Unidos para auxiliar a las finanzas y así darle un apoyo total al Gobierno del presidente Javier Milei. Sin embargo, el tipo de cambio no bajó y el mercado no se calmó. ¿Qué pasó? Así como Gates no pudo comprar tiempo, los dólares del Tesoro americano no pudieron hacer lo propio con la gobernabilidad. Para eso no hay dinero que alcance, sino que se necesitan votos. Y los votos llegaron.

Mañana, cuando la campana toque el inicio de la jornada en los mercados, por primera vez empezará a transitarse un camino de confluencia de expectativas. Será el turno de la mano del Gobierno para poder analizar y canalizar ese mandato popular, una tarea que Milei supo hacer perfectamente gran parte de su mandato.

Mientras la política daba los primeros números violeta con la aparición del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, los mercados hacían los suyos. La cotización del dólar crypto, el único que se puede transar en día inhábil, caía alrededor de 7% y la acción del Banco Galicia, por citar un activo argentino, subía el 12%. Se podría decir que eran los momentos previos a la euforia.

En Estados Unidos, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, seguramente sonrió satisfecho. En su currículum dice en letras enormes que es especialista en monedas y en administrar fondos de inversión con alto riesgo.

El funcionario podrá exhibir en horas una ganancia millonaria por su apuesta a la Argentina. El hombre compró pesos en soledad mientras la gran parte de los argentinos hacían cola para disputarse sus dólares. Pasó las peores semanas del Gobierno en pesos y se desprendió de millones de dólares. Los vendió caro y mañana, si quisiera, los podría comprar más baratos. Muchas voces que lo criticaron en Estados Unidos tendrán menos argumentos para mantener esa crítica.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el ministro de Economía, Luis Caputo.

Esa euforia en los mercados, que irremediablemente llegará, no es más que el telón de fondo, una escenografía nueva y violeta frente a la cual se moverá el Gobierno. Sin embargo, el libreto del segundo acto de la administración Milei seguramente irá mucho más allá que el descorche en los mercados. Por lo menos, ese parece ser el mandato de las urnas. Claro que en la Argentina pocos se puede proyectar si algunas variables no están ajustadas. Y esta vez, todo parece indicar que lo estarán.

Por un lado, las cuentas públicas. La libreta del almacenero donde se registran los ingresos y los gastos, desde el primer mes del mandato libertario, muestra superávit. Las exportaciones también han crecido y superado a las importaciones. De a poco, otro superávit se construye ahí. La inflación está en el rango de 2% mensual desde hace un tiempo y si bien no ha bajado de ese escalón, no ha mostrado los vaivenes del tipo de cambio.

Justamente ahí estaba el problema, en el tipo de cambio. Y ese renglón tan importante para el humor económico argentino tenderá a bajar en los próximos días, o al menos, a no subir.

Pero la tarea económica del Gobierno pasa por “los cambios que la Argentina pide a gritos”, tal como dijo el Presidente en el mesurado discurso de Milei cuando festejó el triunfo en el búnker oficial. Esos cambios son las llamadas reformas de segunda generación, de acuerdo con el vocabulario libertario.

Esas reformas son conocidas por todos y tienen, en líneas generales, tres grandes pilares: impositiva, previsional y laboral.

Pero, en el corto plazo, la gestión económica tiene un foco en estos días y que aún deberá convivir con el Congreso actual y no con el que se eligió y que recién asumirá el 10 de diciembre. La pelea allí tiene un nombre: ley de Presupuesto. La nueva etapa de la gestión libertaria debería empezar su camino con una “ley de leyes” realizada por el oficialismo y aprobada por el parlamento y no volver a transcurrir otro año con una prórroga de otras dos prórrogas.

Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside el diputado Bertie Benegas Lynch.

Es verdad que los instrumentos legales que tiene el Poder Ejecutivo le permiten modificar esa norma, pero aprobar un presupuesto no solo entrega un crédito concreto a cada repartición del Estado, sino que además, estima los gastos que se van a realizar. Pero por sobre todo, es un enorme espaldarazo de gobernabilidad, justamente lo que el mercado le pedía a Milei.

En el marco del debate en la Comisión de Presupuesto, ha sido emplazada por la mayoría kirchnerista a presentar el dictamen el 4 de noviembre, se presentarán varios funcionarios. Los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri pasarán en la semana y además, varios funcionarios del Ministerio de Economía. Entre ellos, estaba citado Pablo Quirno, que ahora asumirá como canciller.

Durante el último tiempo, el oficialismo ha estado apenas a la defensiva en el Congreso. El kirchnerismo y sus aliados fue el ofensivo y junto a manos aliadas, consiguió nueve leyes, además de llevar al Gobierno a un tratamiento muy duro de la ley de Presupuesto. Pero ahora, si bien la composición es la misma hasta diciembre, es probable que algunas manos ya no se levanten tan automáticas. El kirchnerismo ha sido el primer derrotado y como se sabe, gran parte de la clase política apuesta a ganador.

Mientras se da forma el nuevo Gabinete, seguramente empezará a prepararse el borrador de la Ley Bases II. Se trata de una iniciativa que esperaba el resultado electoral para saber qué tan reformista será. Allí volverán a insistir con varios artículos que quedaron en el camino cuando se aprobó la primera, además de varias cosas que se hicieron por decreto y que el Congreso se encargó de dejar sin efecto. Ahora se insistirá con una ley. El 15 de diciembre se presentará el documento del Consejo de Mayo y allí también habrá un compendio de recomendaciones de normas.

Finalmente, y lo más importante, empezará la discusión de la reforma impositiva. Eso sí que demandará cintura política, ya que con el nuevo sistema de IVA que se diagrama, las provincias tendrán un enorme protagonismo en la discusión, además de la cantidad de votos que tienen en el Congreso.

La enorme victoria del Gobierno cambió el escenario. Provincias Unidas difícilmente tenga músculo como para encolumnar una postura única de los gobernadores y el kirchnerismo siempre estuvo fuera de la discusión por la simple razón que no discute, sino que simplemente, se opone. Para todo se necesita poder de negociación y el Gobierno lo ganó en una noche de octubre. Se llama gobernabilidad, aquello que no se compra con dinero.

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