Una avalancha de chicos lo rodeó para pedirle autógrafos. También fotos. Los más grandes lo felicitaron y gritaron con él. Newman vivió con euforia una noche que amenazó con una tormenta eléctrica, pero que terminó en una leve llovizna y un público ilusionado con levantar el primer trofeo en sus 50 años de historia. Parte de esa ilusión se apoya en la categoría del interminable Gonzalo Gutiérrez Taboada, el más requerido a la hora de los festejos. El símbolo de este Newman que quedó a 80 minutos de la gloria gracias al celebrado, y merecido, 41-24 sobre Belgrano en la primera semifinal del Top 12 de URBA, en la cancha de CASI.
“Finalmente se rompió la pared. Pero estoy feliz principalmente por el partido que hicimos. Más allá de esa famosa maldición de la que por ahí se hablaba, yo soy bastante crudo y siempre sentía que nos faltaba un poco en estos partidos”, admitió el 10, en diálogo para LA NACION. El back había sido titular en ocho de las diez semifinales que acumulaba Newman en su historia. El Cardenal perdió esos ocho compromisos. “Estas instancias son duras, crueles, y no importa como viene uno: tiene que jugar bien ese partido. Siempre nos faltaba algo y las [seis] últimas fueron todas por un punto. Este partido me encantó. Estuvimos sólidos en todo el segundo tiempo, aprovechamos las que tuvimos y el equipo entero jugó un partidazo”, señaló Scooby.

El rugby ha sido cruel con uno de los mejores jugadores de los últimos 20 años del rugby de Buenos Aires. Uno de esos jugadores que alegran y mejoran el espectáculo. Uno que debutó en el 2007 y suma más de 300 partidos en la primera división de su club. Que de un explosivo fullback se convirtió en un apertura cerebral, pero nunca perdió esa chispa que lo distingue. Ese pique corto para romper defensas y generar quiebres.
Belgrano lo sufrió en la semifinal y el 10 sacó a Newman de momentos complejos. En el primer tiempo rompió tackles de Theo Blaksley y Julián Rebusone y dejó solo a Jerónimo Ulloa para el primer try del Bordó en la noche. En la segunda etapa inventó un try donde no había aparente peligro. Amagó un kick, se filtró entre cuatro rivales y aceleró para asistir a Santiago Marolda, que apareció como una flecha y apoyó al lado de una bandera.

Newman construyó de menor a mayor y supo reponerse a cada golpe. “En el primer tiempo estuvimos incómodos y nos costó el territorio, pero aprovechamos: las pocas veces que pasamos nos volvimos con puntos. En el segundo jugamos bien el territorio, estuvimos firmes en defensa y concedimos menos penales”, analizó Gutiérrez Taboada, que se complementó muy bien con Lucas Marguery, la otra figura en la conducción.
Sus únicos puntos negativos fueron el tackle fallado en el try de Ignacio Díaz y su escasa puntería a los palos. Acertó un drop extraordinario a los tres minutos, pero falló cinco conversiones. “Venía pateando muy bien en la semana y hoy me costó. Pero estoy contento porque el equipo anduvo bien y ni siquiera hicieron falta esas patadas”, comentó. El año pasado falló un penal decisivo para acceder a la final, también frente a Belgrano. En esta ocasión los fantasmas fueron ahuyentados rápidamente, tras una actuación colectiva enorme de Newman, que se sacó una espina y logró rendir bajo presión. Incluso superar lo hecho durante gran parte de la etapa regular del certamen.

Con 177 puntos, Gutiérrez Taboada es el jugador más anotador en la historia de los playoffs de URBA. Los juega desde 2012. En el 2008, año en el que Newman protagonizó su única definición en la elite del rugby de Buenos Aires, no fue convocado. Con 21 años, solía ingresar desde el banco, pero quedó fuera del plantel finalista. Los 38 años lo encuentran como un líder indiscutido y Gonzalo sigue vigente, pleno. “Después de tanto tiempo, seguir acá es impresionante. Es una locura vivir esto. Es un premio a tanto esfuerzo, no solo mío sino también de un montón de gente que viene trabajando muchísimo. Queda un partido y vamos a ir por todo”, se esperanzó.
Newman tendrá una leve ventaja en la final, un día más de descanso que CASI o SIC, los archirrivales que este sábado sostendrán el clásico de San Isidro. Cuidadoso de su cuerpo, el apertura va a disfrutar desde fuera la otra semifinal. “Mañana toca descansar y voy a ver con un balde de pochoclos CASI-SIC, que va a ser un partidazo. Más allá del rival que venga, es un gran programa ver un clásico a esta altura”, enunció.
Compacto de Newman 41 vs. Belgrano 24
Terminó de charlar para LA NACION y continuaron los saludos, los festejos y las risas. Los chicos hacían fila para llevarse una firma, la voz del estadio pedía al público que desalojara el campo de juego para conservar el pasto en buenas condiciones para este sábado y la gente siguió celebrando. Por una semana más nadie le saca la ilusión a Newman.
