El girasol mostró un buen desempeño productivo y resultó un buen negocio en el ciclo 2024/25 para los productores argentinos. Sucede que, en el mundo, hay stocks ajustados de aceites y demanda en crecimiento, dos factores que podrían impulsar otra buena campaña para 2025/26. Hacia adelante habría que ver cómo evoluciona el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania -los dos principales productores y exportadores mundiales- porque la guerra condiciona la salida de girasol y de su aceite desde el Mar Negro, y podría generar una oportunidad para nuestro país, el tercer exportador mundial de dicho aceite.
Carlos Pouiller, director de AZ-Group, evaluó el mercado internacional e interno de esta oleaginosa y su potencial resultado económico “tranqueras adentro”. Inicialmente consideró los factores que están influyendo en el mercado de la oleaginosa. Destacó que actualmente “hay turbulencia geopolítica por varios conflictos en el mundo”. Obviamente, el que más influye es la guerra entre Rusia y Ucrania, porque de esa región sale el 75% de las exportaciones de aceite de girasol.
“Hoy hay interrogantes sobre si la contienda va a complicar la salida del producto de la zona; nadie sabe cuál es la respuesta a esa pregunta, pero puede generarse una oportunidad para el girasol argentino”, adelantó Pouiller. También influye la guerra entre Israel e Irán y los nuevos cortes de biodiésel que se establecieron en Estados Unidos, que impulsan el precio del aceite de soja, uno de los productos competidores.
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Por otro lado, mencionó que el dólar se debilita frente a otras monedas y esa es una buena noticia para el precio de los commodities incluyendo al girasol. También influye el presidente Donald Trump con la guerra de aranceles, que genera incertidumbre en los mercados internacionales y tendencia a retracción de precios. El líder de Estados Unidos busca equilibrar la balanza comercial de su país con China y quiere lograr que los productos americanos ganen mercado en el gigante asiático. “En el corto plazo se ha impuesto una tregua, pero el conflicto no está resuelto”, anticipó Pouiller.
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Por otro lado, mencionó que Estados Unidos viene reduciendo la tasa de interés, que había subido para controlar la inflación; con tasas bajas se fortalecen en los precios de los commodities.
Tirantez en el mercado
Al analizar el mercado mundial de aceites, el orador expresó que las proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos para el ciclo 2025/26 estiman que la relación stock/consumo de todos tiende a ajustarse, un comportamiento positivo para los precios. Muestra que el consumo mundial de aceites sube más que la producción. Este sería el primer dato alentador para los productores argentinos.
El segundo elemento positivo es que el aceite de palma también exhibe una baja de la relación stock/consumo, básicamente por una reducción de la producción en la campaña 2024/25 por cuestiones climáticas. No hay que olvidar que el de palma es el aceite más consumido en el mundo. Finalmente, también hay una reducción en la relación stock/consumo en el aceite de colza, a partir de problemas climáticos en Canadá.
Al analizar los precios internacionales de cada aceite, Pouiller dijo que el de palma se encuentra por encima de todos, una situación inusual. Sucede que el producto generado en Malasia e Indonesia sufrió los efectos de El Niño en la campaña pasada, que produjo lluvias menores a lo normal en esos países y se redujo la producción.
Caen los stocks de girasol
En otro tramo de la charla, Pouiller se enfocó en el mercado de aceite de girasol. Dijo que, “según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en el ciclo 2025/26, caerá la relación stock/consumo de 12,9 a 11,9%”. Ya se terminó la siembra en el hemisferio norte y habrá que ver qué pasa con el clima hasta la cosecha.
Particularmente, detalló que en Ucrania el área sembrada va a aumentar un 5%, pero la producción crecería 11% hasta 14,4 millones de toneladas, si se alcanzaran 2400 kilos por hectárea de rinde promedio. No obstante, este registro solo se podría obtener con una evolución muy favorable del clima, algo que está por verse, porque no todas las regiones productivas del país tienen la humedad adecuada.
Por su parte, Rusia repetiría el área implantada en la campaña pasada, pero aumentaría su producción 3,6% hasta 17,5 millones de toneladas, si supera algunos problemas de humedad que se observan en los suelos. “Habrá que ver cómo sigue la evolución de estos cultivos porque los pronósticos de lluvias dan probabilidades de registros por debajo del promedio”, alertó Pouiller.
Al analizar la demanda, Carlos dijo que “India viene comprando cada vez más aceite de girasol, con un buen ritmo de importaciones porque crece el consumo interno de este producto”. El país asiático se ha convertido en el principal importador mundial de aceites vegetales y supera ampliamente a la Unión Europea y a China.
El girasol que viene
En la campaña 2024/25, la producción nacional llegó a 4,9 millones de toneladas según la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y a 4,7 millones según las Bolsas de Cereales de Buenos Aires y de Comercio de Rosario. “Fue una producción mayor a la de los últimos años, que provocó una caída de precios en el momento de cosecha, tras lo cual hubo recuperación cumpliendo con la estacionalidad normal del cultivo”, ilustró Pouiller.
Los precios de girasol disponible a mediados de junio rondaron los 346 dólares por tonelada, muy cerca del valor de paridad, que era de 351 dólares, reduciendo el descuento que había en plena cosecha. Para la campaña 2025/26, encuestas internas preliminares de AZ-Group estiman un aumento de área del orden del 12% como promedio del país, lo que llevaría la superficie implantada a 2,5 millones de hectáreas, la más alta de los últimos 10 años, con buenas perspectivas de siembra en la región girasolera norte que tuvo inconvenientes serios en la campaña pasada.
El aumento de área vendría acompañado de un pronóstico de lluvias que se podrían ubicar en el promedio o por encima, según los últimos pronósticos. El análisis “micro” muestra que con un precio de US$330 por tonelada y un rinde de 26 quintales por hectárea para el sur de Córdoba se obtendría una rentabilidad interesante, competitiva con la del maíz.
Con estos datos, se entiende que “el girasol sería un negocio rentable en la campaña 2025/26 siempre y cuando se desarrollen modelos con tecnología para altos rendimientos”, aconseja el técnico. Esta alternativa se contrapone con el uso que a veces se da al girasol condenándolo a lotes de baja fertilidad o salinos donde no se puede hacer otro cultivo.
Si se cumplen los supuestos considerados en este análisis, “habría que esperar un volumen importante de girasol al momento de cosecha en otoño de 2026, por lo que sería necesario planificar ventas en precosecha, para no tener que vender con los peores precios, o diferirlas para el segundo semestre del año”, concluyó Pouiller.