Una nueva edición de Gran Hermano llega a su fin. Este martes, desde las 22.30, por Telefe, tres jugadores se disputarán el premio mayor. Ulises Apóstolo, Santiago “Tato” Algorta y Luz Tito son los “hermanitos” que buscarán la gloria en un certamen televisivo que llegó a los televidentes bajo la conducción de Santiago del Moro.
Este lunes, Eugenia Ruíz, al tener la menor cantidad de votos positivos en la placa, agarró su valija y abandonó la casa para darle lugar a los tres finalistas. Tras la decisión del público -comunicada por Del Moro-, Ulises, Tato y Luz gritaron desaforadamente y se lanzaron a la pileta a modo de desahogo.
La particularidad que une a los tres finalistas es que “son los originales” y están aislados desde el 2 de diciembre, el día que arrancó esta edición de Gran Hermano. Con seis meses y días de aislamiento, los participantes esperan a la noche de este martes, cuando finalmente deban abandonar la casa pero con un premio bajo el brazo.
Con una estrategia y personalidad particular, los cada uno reúne los condimentos necesarios para acaparar la atención del público.
Los perfiles y el camino de los finalistas
1. Ulises Apóstolo
Ulises Apóstolo Borleto tiene 27 años y es oriundo de la provincia de Córdoba. Estudió en la Universidad de Villa María y se recibió de politólogo. “Asesoro a un funcionario provincial en el área legal y técnica”, destacó en su presentación que representó el punto de partida a una estadía con luces y sombras.
Especialista en comunicación digital, Ulises adoptó las manías del oficio para saber qué contar y lo que no dentro de la casa. Integrante del grupo “Los causas” junto a Renato, Chiara, Jenifer y Giuliano, construyó un rol de líder silencioso e incómodo para el resto.
Una de sus principales virtudes fue crear un estado de conflicto permanente entre los participantes, que desgastaban sus energías, y él, impoluto, observaba desde el sillón tomando un mate, mientras se enrarecía el ambiente de una casa que implosionó en varias oportunidades con discusiones.
Escurridizo ante cualquier situación que lo vulnere dentro de las cuatro paredes, el participante cordobés entabló una relación muy cercana e inquebrantable con Chiara Mancuso. Con dos perfiles antagónicos, Ulises equilibró las energías y comenzó a surfear las placas de nominación que, en algunas ocasiones, lo tuvieron en la cornisa, mientras, su compañera-amiga-confidente se plantaba en el frente de batalla.
Entre el modelaje y la política, lo que calificó como “las dos caras de la moneda” de una misma persona, Ulises se mostró reacio a querer ventilar detalles de su vida privada. “Cuando me preguntan si tuve pareja o dejé de tener pareja… la verdad es que nunca presenté a nadie en casa”, indicó en la breve presentación, antes de entrar al reality, que llegó al público como una invitación a crear un fandom federal, aunque sus constantes intervenciones eran para venerar a su provincia natal.
Las últimas semanas en la casa lo mostraron más reflexivo. Capaz por estrategia o el mero hecho de saber que confrontar no le iba a dar resultado, Ulises entabló un diálogo apenas más cercano con Santiago “Tato” Algorta y Luz Tito, dos participantes con los que chocó ante la mínima rispidez que surgía en la convivencia diaria.
Con una impronta propia, el cordobés eligió minuciosamente qué look utilizar en cada gala. Atento a cada detalle, lo que lo llevó a ganar un auto 0 km en un desafío, Ulises usó, en reiteradas ocasiones, la palabra “show”, lo que lo llevó a empatizar con Santiago del Moro, conductor del programa, que lo acompañó en cada ocurrencia como, por ejemplo, desvestirse y tirarse a la pileta para desahogar las penas y festejar cada placa ganada.
A la espera del final, el jugador procedente “del interior del interior” aguarda la última palabra antes de cruzar la puerta y despedirse.
2. Santiago “Tato” Algorta
Conocido como “Tato” es oriundo de Montevideo, Uruguay, un país que ya sabe lo que es tener un ganador de Gran Hermano. Con un perfil alto, engreído y, por momentos, pacífico, Santiago Algorta generó mucho revuelo por su imagen, aunque también su carácter le jugó una mala pasada.
“Si entra gente más fachera que yo, va a ser un problema para mí, porque siempre quiero ser el más lindo”, reconoció en su presentación, mostrando sus credenciales y cartas sobre la mesa. En un juego donde la convivencia es indispensable para mantenerse, Tato se alineó con los pensamientos de Luciana Martínez y Luz Tito, la modelo jujeña que cautivó su corazón.
Desde un primer momento, Tato chocó con otros “hermanitos” como Claudio Di Lorenzo, a quien lo acusó de no ser “auténtico”. Eso abrió pequeños focos de discusión internos que lo pusieron en la mira y fortalecieron aún más el tridente conformado con Luciana y Luz.
Sin claudicar en sus intenciones, Tato se puso en la vereda de enfrente de Ulises y Chiara, dos de los participantes más “fuertes”. Esto resultó una poderosa grieta dentro del certamen, donde unos contra otros se desafiaban y medían día a día. Con poco espacio para las posiciones neutrales, los dos bandos perdieron piezas con la competencia ya avanzada, mientras, en el camino, quienes no tendían estrategias o no encontraban su rumbo, eran eyectados del certamen televisivo.
Uno de los puntos más débiles de Tato, que dejaron entrever sus costuras, fue el affaire con Luz dentro de la casa. Ante la negativa de ella por tener un novio fuera de la casa, el uruguayo no perdió la oportunidad de querer torcer la decisión.
Empeñado en su otro objetivo –además de ganar el reality-, mostró signos de debilidad al frustrarse una y otra vez y expuso su costado más vulnerable ante el resto de los competidores, quienes lo tuvieron siempre como un contrincante a vencer.
Notoriamente como uno de los grandes candidatos a ganar el certamen, Santiago alineó sus energías, se aferró a Luz como sobrevivientes y aguarda un nuevo guiño de su público, quien lo rescató en innumerables cantidades de veces de manera positiva o negativa.
Con más de 500 mil seguidores en su cuenta de Instagram, siendo el número más alto de los tres finalistas, Tato corre con una mínima ventaja, aunque deberá esperar a la apertura del sobre ganador para saber si se suma a la lista de los ganadores del reality.
3. Luz Tito
La personalidad y vivencias de Luz Tito podrían sumarle unos años más a su documento. Con tan solo 21 años, la oriunda de Jujuy pasó una innumerable cantidad de castings para ingresar a la casa de Gran Hermano. En una de las tantas aventuras de su corta vida, la mujer decidió anotarse y encarar un rumbo desconocido. Ponerse a prueba. Como aquel momento donde pateó el tablero, abandonó su provincia natal y se dirigió a Irlanda, un país que forjó su carácter.
Vendedora de boletos de colectivos de larga distancia, camarera, niñera y encargada de un guardarropa son los ítems que figuran en su currículum. La adaptación, claro está, es un requisito que cumple a la perfección.
Aislada del mundo desde el 2 de diciembre, Luz se apegó a “Tato” Algorta y Luciana Martínez, conocidos como el “tridente”. Como parte de un grupo que, por momentos, se desvió del ritmo normal de la convivencia, recibió una gran cantidad de críticas. Uno de sus hitos más importantes fue cuando eliminó a Chiara Mancuso, una de las participantes con más peso dentro de la casa, en un versus para el infarto.
Sin poder plasmar en el día a día lo que significó irse de Jujuy a una edad tan temprana, Luz eligió el tema “Yellow” de Coldplay para abrir su corazón ante sus compañeros. “No tuve una vida muy linda como dice la canción. En Jujuy sufrí mucho y la pasé mal casi todos los años de mi vida. Entendí que mi felicidad y mi tranquilidad mental está primero ante cualquier persona, incluso familia”, describió, con la voz quebrada, ante la vista de sus compañeros.
Su viaje a Irlanda, además de independizarla, también significó abrirse al amor. En Dublín conoció a Alberto “Pestañas” Murcia, su actual pareja, con quien siguió a la distancia una vez que debió regresar al país. Meses más tarde, ambos se verían nuevamente las caras dentro de la casa de Gran Hermano en el juego “Congelados” y, luego, en la convivencia diaria al ingresar durante varios días.
Tras superar cinco versus contra otros “hermanitos”, Luz se fortaleció, levantó su perfil y sumó nuevos integrantes a su fandom. Su cuenta de Instagram, con casi 400 mil seguidores, da a la cuenta de una persona que llegó silbando bajito y, a seis meses del arranque, dio un giro radical para imponerse desde un silencio incómodo.