Los efectos del incremento en los aranceles a las importaciones en Estados Unidos también se percibieron en el movimiento de las principales divisas globales, con un caso particularmente llamativo: el euro.
Tras los anuncios de Donald Trump, que alcanzan a la mayoría de los países del mundo, la moneda de la Unión Europea aceleró la revalorización que venía mostrando desde el mes pasado y llegó a cotizar a una paridad de 1,10 dólares por euro. Se trata del valor más alto desde fines de septiembre de 2024.
Si bien se trata de una suba diaria de apenas 1,9%, la evolución el euro da cuenta de una revalorización de más del 6% en el último mes o, en términos inversos, una depreciación del dólar en la relación bilateral entre ambas monedas.
De esta manera, la divisa que hoy se aprecia revirtió el movimiento a la baja que había mostrado en el último trimestre de 2024. En aquel momento, el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y un temor a medidas proteccionistas que afectaran a la economía europea habían propiciado una devaluación del euro, que incluso había caído a un valor de 1,02 dólares por euro.
Pero si bien un escenario de guerra comercial abre interrogantes sobre el nivel de actividad en Europa, que se suman a las dificultades que muestra Alemania, principal potencia continental, para reencauzar su crecimiento, entre analistas e inversores crece la visión de que será la economía norteamericana la principal afectada por los aranceles, al menos en el corto plazo.
Y aun con la decisión de Trump de aplicar una alícuota del 25% a la importación de autos (y componentes) no fabricados en Estados Unidos, que golpea directamente al sector automotor europeo, en el mercado financiero se incrementan los temores de un impacto mayor sobre la economía estadounidense, la inflación, el ingreso de las familias, el consumo y el desempeño de las empresas de ese país.
Así lo reflejan los movimientos negativos en Wall Street en la jornada posterior a los anuncios: el S&P500, que reúne a las empresas más grandes que cotizan en Wall Street, retrocede 4%; el índice industrial Dow Jones cae 3,27%; y el tecnológico Nasdaq, un 5,2%.
Según Marcelo Elizondo, director de Consultora DNI, el factor detrás de estos movimientos financieros tiene que ver con un retroceso en el dólar. “Lo que está ocurriendo es que se deprecian las acciones de las empresas, por previsión de menores negocios, caen algunas divisas emergentes, y eso tiene que ver con que el dólar se devalúa. Y el dólar es la referencia de valor del euro”, dice el especialista en comercio internacional, en diálogo con LA NACION.
Así lo refleja también el movimiento del Índice Dólar (DXY), un indicador que mide diariamente la evolución del dólar frente a una canasta de seis monedas (euro -la de mayor peso en la canasta-, yen, libra, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo), y hoy refleja una caída de casi 1,6%, lo cual da cuenta de una depreciación de la divisa estadounidense.
“Lo que está ocurriendo en el mundo es que hay miedo a una guerra arancelaria, por retaliaciones posteriores a las decisiones de Trump, que genere una desaceleración en el comercio internacional, y eso genere una desaceleración de la economía mundial y se alimente la inflación. No olvidemos que las exportaciones equivalen al 31% del producto mundial”, completó Elizondo.
Ese escenario de debilidad en Estados Unidos se suma a iniciativas que avanzan en la Unión Europea, con medidas de impulso fiscal que apuntan a incrementar el gasto en defensa, ante el avance de Rusia y la retirada del apoyo estadounidense en la guerra, y la competitividad de su economía. El Parlamento alemán, por caso, decidió incrementar su gasto militar y votó por eliminar las restricciones de deuda que ponían un tope a estas partidas.
“El principal punto de compra para el euro es que es una alternativa grande y líquida al dólar, y que los problemas del dólar (consumo estadounidense más débil) son mayores que los del euro”, sostiene un informe del banco ING.