Guía para decidir qué conservar y qué no ante una reforma o una mudanza y cómo cuidarlo

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Tomemos esta nota como un momento de reflexión privada, lejos de los consejos más o menos insistentes de aquellos a quienes tirar un recuerdo no les mueve un pelo. Primero, tratemos de despejar por qué guardamos algo que, en el fondo, nos está complicando. Puede tratarse de un objeto de valor sentimental o de algo que se cree que se usará más adelante. En el primer caso, nadie más que uno puede determinar lo que ese objeto simboliza, pero siempre conviene evaluar su significado en relación con el lugar que ocupa y el esfuerzo que implica conservarlo.

Mudanza y reforma, momentos bisagra para soltar lo que no usamos y no le podemos dar el lugar que merece

Para meditar

  • Digitalizar los recuerdos: fotografiar o filmar objetos permite mantener viva su memoria sin que ocupen espacio físico.
  • Cuando se trata de cosas que se guardan “por si acaso”, la consigna es ser honestos: ¿realmente se van a usar con una frecuencia que justifique conservarlos?
  • Por supuesto, podemos donar lo que no usamos a ONGs, ferias solidarias o fundaciones, pero es cierto que, sin ayuda, a los que les cuesta soltar se les puede hacer cuesta arriba esa organización. A muchos los alivia pensar que algún amigo o familiar los tenga. Es cuestión de preguntar.
  • Rotar adornos u objetos guardados con los que están expuestos en la casa les da a todos un sentido, y ayuda a renovar los ambientes de manera sencilla.

Idealmente, no hay que llegar al momento de la mudanza sin haber tomado algunas decisiones difíciles

Cuidados para la mudanza

La mudanzas son grandes oportunidades para desprendernos de lo que ya no usamos. Una vez discriminado, vamos con consejos para evitar pérdidas o daños con lo que conservamos:

Una máxima: los objetos rotos ya no se trasladan, ni tampoco los obsoletos.

  • Rotular cada caja de forma clara y precisa, indicando no sólo el contenido sino también el ambiente de destino, lo que facilita acomodarlas rápidamente en el nuevo hogar.
  • No mezclar objetos frágiles con ropa: el tipo de trato es distinto y puede ocasionar roturas.
  • Usar papel de seda, cartón corrugado o incluso papel de diario para envolver lo frágil.
  • Enrollar y sujetar los cables de los equipos electrónicos, y reunir en un mismo recipiente los controles, transformadores y accesorios.
  • Al finalizar, controlar que la cantidad de cajas coincida con lo que salió y que ninguna quede olvidada.

Hay supermercados que reservan espacios para dejar cajas usadas y quienes las necesitan las tomen (pero no todas). La mañana es el momento indicado para encontrar las mejores.

Hoy, muchas empresas de mudanza ofrecen soluciones que simplifican enormemente el proceso:

  • Kits completos con cajas, cintas, etiquetas y papel de embalaje.
  • Percheros portátiles para trasladar la ropa colgada sin arrugas.
  • Personal especializado que se ocupa de embalar todo el contenido de la casa, lo que reduce tiempos y estrés en los días previos.
  • Servicio de retiro e instalación de cuadros, espejos, televisores y otros elementos amurados, evitando tener que contratar a un handyman en el nuevo hogar.
  • Limpieza de la propiedad entregada o de la vivienda recién reformada, para que la llegada al nuevo espacio sea más cómoda.

Tener bien identificadas una o dos cajas con artículos básicos para los primeros días: mudas de ropa, productos de higiene, sábanas, toallas, cargadores y algo de vajilla.

Datos de sentido común

  • Cuando nos vamos a menos metros, no es inteligente pensar nuestra nueva casa con los viejos muebles. Por ejemplo, trasladar un vajillero enorme y hacerlo izar tres pisos (con toda la energía y dinero que implica) para finalmente decidir que es demasiado grande, es una picardía.
  • Ir descolgando arañas, ventiladores, equipos de AC y desatornillar el ténder con tiempo. A veces, en el apuro y el agotamiento final, se terminan dejando atrás cosas que habrá que salir a comprar otra vez irremediablemente.
  • Las macetas, un gran tema. Podríamos decir que más que mudanza, ahí se está haciendo un movimiento de tierra. Si nos vamos a un lugar más chico, será cuestión de elegir las plantas más queridas.
  • Tener el celular en el bolsillo y las llaves colgadas del cuello nos ahorrará muchísimo tiempo y picos de estrés.

Embalaje de objetos delicados

Vivir en la reforma

Es difícil atravesar una obra mientras se habita la casa, pero a veces no queda otra solución. Un paliativo posible es organizar la reforma por etapas o ambientes: así los muebles y objetos pueden trasladarse dentro de la misma casa, evitando gastos extras en depósitos o mudanzas temporarias.

Cómo proteger lo que queda en uso

  • Reservar un ambiente “libre de obra” para los muebles y equipos electrónicos, y cubrirlos con plásticos resistentes. Si el espacio no alcanza, existen guardamuebles con vigilancia y embalaje especializado que resultan una buena inversión.
  • Sellar rendijas de puertas con trapos húmedos para reducir la entrada de polvo.
  • Usar percheros portátiles para la ropa y trasladar los cajones completos a un sector seguro, cubiertos con film o plástico.
  • Guardar en cajas todo lo que no se use a diario: así se protege del polvo y, además, queda listo para mover fácilmente de un ambiente a otro.
  • Buscar bolsas al vacío para ropa de cama y prendas voluminosas.

Algunos extras que simplifican la convivencia con la obra:

  • Kit de supervivencia: una caja o bolso con lo esencial (vajilla básica, productos de higiene, mudas de ropa, cargadores, botiquín).
  • Un rincón libre de obra: una mesa y sillas con cafetera o pava eléctrica, que funciona como refugio limpio y cómodo.
  • Cajas plásticas transparentes: permiten ver el contenido sin abrir y se limpian fácil, ideales para lo que se necesita tener más a mano.

Cajas transparentes y de cartón rotuladas con claridad para ayudar a ubicar rápidamente los objetos

Hay que establecer la curaduría o edición de nuestras posesiones como una rutina, pero estos momentos son geniales para empezar y salir de la inercia.

Si guardardamos ropa, hagámoslo bien

  • El cambio de temporada ayuda a arrancar, y revisar lo que no se usó en el ciclo anterior ayuda a decidir qué conservar y qué dejar ir.
  • La ropa debe estar limpia. A las prendas de lana o hilo es mejor embolsarlas, y las frazadas y abrigos se conservan muy bien en bolsas al vacío, que reducen volumen y evitan humedad.
  • Los zapatos, en sus cajas originales o en contenedores, para que no se deformen ni acumulen olor.
  • Los contenedores de plástico transparentes y etiquetados facilitan la visualización rápida de lo que se tiene.

Por supuesto, hay herramientas digitales para facilitar la tarea: desde listas de control en Google Keep o Notion, hasta aplicaciones específicas de inventario que permiten registrar, clasificar y hasta fotografiar las pertenencias.

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