Antes de subir al ring, de ser ovacionado por miles y conquistar la televisión mexicana, hubo un joven que vendía hamburguesas para sobrevivir.
Su jornada comenzaba en la calle, frente a una plancha caliente, y terminaba en un antro, donde se ganaba la vida como stripper.
Hoy, ese mismo hombre es parte clave de una de las empresas de lucha libre más importantes del país y su historia es un testimonio brutal de trabajo, perseverancia y reinvención.
La suya no es una vida marcada por el privilegio, sino por las decisiones que nacen de la necesidad. Su camino comenzó sin saber exactamente a dónde lo llevaría, pero con una determinación que lo convirtió en una figura reconocida a nivel nacional.
¿Quién el luchador que tenía un puesto de hamburguesas?
Fue en su podcast Luchando por un sueño donde Víctor Manuel Reséndez Ruiz, mejor conocido como Latin Lover abrió el archivo personal de su pasado.
Sin rodeos, relató en un episodio: “Yo vendía hamburguesas y de ahí me iba a trabajar a los antros”. Esta frase, dicha con serenidad, no es solo una anécdota: es el resumen de una época en la que la prioridad era subsistir.
Aunque no profundizó en fechas o lugares, su tono evidenció que fueron años de esfuerzo silencioso. Según su propio testimonio, de lunes a viernes era entrenador en un gimnasio y él practicaba el fisicoculturismo.
Asimismo, los fines de semana se enfocaba en generar dinero desde su puesto de hamburguesas y, cerrar, bailaba como stripper en centros nocturnos.
“Eso hacía antes y no me da pena decirlo”, sentenció Latin Lover durante su plática con Rey Misterio.
Sin saberlo aún, su cuerpo —que moldeaba con disciplina— se convertiría en el vehículo que lo sacaría de ese entorno para llevarlo a los reflectores del espectáculo.
¿Por qué se retiró Latin Lover de luchar?
Durante una antigua entrevista con Infobae, el pugilista explicó que ya no está activo sobre el cuadrilátero debido a que priorizó su salud.
“Yo dejé ese trabajo porque la única manera que yo podía estar en casa era estando lastimado, me siento mal, porque todavía gente que dice que la lucha libre es una farsa y que no hay golpes, y lamentablemente yo sigo perdiendo amigos, como el ‘Perrito Aguayo’ y ‘Abismo Negro’“, dijo en aquel entonces.
A diferencia de muchos exluchadores que desaparecen del mapa al dejar el ring, él encontró una forma de mantenerse vigente, cercano al público y al deporte que le dio identidad.
Esa transición no parece haber sido fácil, pero sí fue consciente. No se trató de una despedida abrupta, sino de un giro que le permitió seguir ligado al mundo del entretenimiento.
Qué hace actualmente en la AAA
Actualmente, Latin Lover es director de talento en la Triple A y, ahora que la WWE adquirió la empresa, el famoso mexicano continúa creciendo dentro de la industria de la lucha libre como nunca se lo imaginó.
En esta nueva etapa, su figura funciona como un puente entre generaciones: alguien que vivió el éxito, que entendió el espectáculo, y que ahora impulsa a quienes comienzan a forjar su propio camino.
Ya no necesita portar mallas ni subirse al ring para brillar. Su presencia, carisma y experiencia lo mantienen como un rostro clave dentro de la AAA, con un legado que aún se está escribiendo.
La historia de este luchador no está hecha de casualidades, sino de resistencia.
Desde una parrilla callejera hasta los camerinos de la televisión y la lucha libre profesional, su trayecto es un ejemplo de cómo se puede transformar la adversidad en impulso y la necesidad en plataforma.