La identificación de Claudio Valente en una vivienda ubicada en Salem, New Hampshire, se produjo a partir del hallazgo de documentación personal y dos armas de fuego junto al cuerpo, lo que permitió a las autoridades esclarecer su relación con el tiroteo en la Universidad de Brown y cerrar la investigación tras cinco días de operativos de búsqueda interestatal. Según informó el medio original, la localización de Valente, de nacionalidad portuguesa y 48 años, acompañado de pruebas determinantes en la escena, excluyó la implicación de otras personas en el ataque registrado en Providence, Rhode Island, y puso fin a la persecución penal de eventuales cómplices.
Tal como detalló la fuente, el principal sospechoso del tiroteo, Claudio Valente, había cursado estudios en la Universidad de Brown entre septiembre de 2000 y abril de 2001, aunque su desvinculación formal con la institución aconteció en julio de 2003. Este dato histórico resultó relevante para orientar el trabajo de los investigadores, quienes, tras hallar documentación que lo identificaba y armas de fuego en el inmueble de Salem, cruzaron esos elementos con las pruebas balísticas y forenses recogidas en la escena del crimen en el campus universitario.
El operativo policial, desplegado gracias a la coordinación de cuerpos estatales y federales de Rhode Island y New Hampshire, alcanzó su objetivo después de varios días de labores interagenciales y permitió cerrar la hipótesis sobre la posible existencia de cómplices. Según reportó la fuente, tanto el jefe de la policía de Providence, Óscar Pérez, como el fiscal general de Rhode Island, Peter Neronha, coincidieron en señalar que la evidencia recabada apuntó de forma inequívoca a Valente como único responsable del ataque armado. Neronha añadió: «Estamos 100 por ciento seguros de que este es nuestro objetivo y de que este caso está cerrado desde la perspectiva de perseguir a las personas involucradas».
El ataque perpetrado dentro del campus universitario resultó en la muerte de dos estudiantes y lesionó a por lo menos diez personas más, según consignó la cobertura original. Tras el incidente, la Universidad de Brown implementó medidas inmediatas: suspensiones de actividades, activación de protocolos de emergencia y despliegue de servicios de apoyo psicológico para la comunidad educativa. Estos pasos buscaron aliviar el impacto emocional y atender las necesidades de los afectados directamente y de quienes participaron en la reacción institucional ante la crisis.
Según describió el medio, la fase técnica de la investigación permanece abierta. Los especialistas en balística y genética forense analizan actualmente la correspondencia entre las armas encontradas con Valente y las recogidas posteriormente en la escena del crimen. El informe final se centrará en establecer sin margen de duda la cronología y mecánica del ataque, así como la vinculación definitiva de las evidencias físicas con el desarrollo de los hechos.
Durante el proceso de localización del sospechoso, la policía de Providence y Salem contó con el apoyo de unidades forenses, patrullas y equipos de emergencia desplegados en distintas áreas, lo que optimizó la rastreabilidad del responsable y permitió triangular datos logísticos y de inteligencia, según relató el medio original. El hallazgo de objetos personales del fallecido en el inmueble de Salem constituyó un elemento clave que direccionó la parte final de la investigación.
La presidenta de la Universidad de Brown, Christina Hull Paxson, confirmó la inscripción y la breve trayectoria académica de Valente en la casa de estudios, respaldando información surgida durante la instrucción del caso. Posteriormente, la institución emitió mensajes oficiales donde expresó condolencias por las víctimas, repasó las medidas tomadas de refuerzo de seguridad en el campus y convocó a la comunidad universitaria a participar en revisiones de los protocolos preventivos.
Los comunicados institucionales señalaron el compromiso de prestar asistencia emocional y psicológica, e incluyeron llamados a reforzar la prevención y la vigilancia ante amenazas de violencia armada en centros educativos, informó la fuente. Tras la resolución penal que descartó la existencia de cómplices y definió el cierre del caso, se puso en marcha un debate sobre la vulnerabilidad de las universidades frente a episodios violentos y la calidad de la respuesta de las fuerzas de seguridad y las autoridades judiciales.
El medio consultado subrayó que la interacción fluida entre policías estatales, federales y la comunidad universitaria permitió encauzar la gestión de la crisis y agilizar la difusión de información relevante, manteniendo informados a estudiantes, familiares y residentes de Providence de forma constante. Cada fase del procedimiento —desde la búsqueda inicial de Valente hasta la confirmación final de su implicación— se comunicó abiertamente, con el objetivo de garantizar la transparencia y el acompañamiento a quienes padecieron las consecuencias directas e indirectas del ataque.
La investigación técnica en cuestión abarca todavía el análisis de la cadena de custodia de las evidencias materiales y la elaboración de una narrativa detallada de los acontecimientos, con vistas a entregar un reporte que precise la secuencia de hechos y establezca todos los vínculos materiales posibles. Según reportó el medio original, hasta el momento del cierre penal del caso, no existían registros recientes de antecedentes judiciales de Valente relacionados con incidentes en ambientes académicos.
La operación puesta en marcha para la búsqueda del sospechoso incluyó refuerzos policiales en los dos estados, coordinación de emergencias, consultas interdisciplinarias y la transmisión inmediata de cada novedad a la comunidad implicada. La cobertura añadió que las expresiones de pesar y los mensajes de apoyo inundaron los canales oficiales de la Universidad de Brown luego del desenlace de la investigación, acompañados de exhortos a robustecer las políticas de protección institucional y a repensar los mecanismos de prevención ante riesgos similares. La gestión de este caso pasó a convertirse en punto de referencia para el manejo de escenarios críticos en recintos universitarios estadounidenses, según lo documentado por la fuente.
