Un grupo de astrónomos detectó por primera vez silano (una molécula de silicio e hidrógeno) en la atmósfera de una antigua enana marrón apodada «El Accidente».
Esta molécula es clave en la formación de nubes en planetas gigantes gaseosos, pero hasta ahora había sido imposible de encontrar en lugares como Júpiter, Saturno u otras enanas marrones.
Este hallazgo fue posible gracias a observaciones combinadas del telescopio Gemini Sur en Chile y el Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA.
PARTICULARMENTE INUSUAL
Las enanas marrones son cuerpos celestes demasiado grandes para ser planetas, pero no lo suficiente como para iniciar la fusión nuclear como una estrella. «El Accidente» es particularmente inusual porque combina características tanto de enanas marrones jóvenes y cálidas como de las más frías y antiguas, lo que la hacía difícil de detectar por los métodos tradicionales.
Fue descubierta por casualidad en 2020 por un voluntario del proyecto de ciencia ciudadana Backyard Worlds: Planet 9, gracias a su extraña firma de luz. Intrigados, los astrónomos la estudiaron con telescopios de alta potencia para analizar su atmósfera.
La investigación arrancó con observaciones en infrarrojo cercano hechas por la astrónoma Sandy Leggett con el telescopio Gemini Sur. Estos datos permitieron al equipo, liderado por Aaron Meisner, planificar observaciones más profundas con el JWST.
Los datos del Webb confirmaron la presencia clara de silano. Aunque los científicos habían predicho esta molécula en gigantes gaseosos, nunca antes se había observado ni en Júpiter o Saturno ni en otros objetos fuera del Sistema Solar. Este es el primer hallazgo de silano en una atmósfera planetaria o subestelar.
CONDICIONES QUÍMICAS MUY ANTIGUAS
El hecho de que solo aparezca en «El Accidente» sugiere que su existencia depende de condiciones químicas muy antiguas. Según los investigadores, como Jackie Faherty, este tipo de objetos extremos ayudan a entender mejor los procesos que ocurren en cuerpos más comunes.
Se estima que «El Accidente» se formó entre 10 y 13 mil millones de años atrás, cuando el Universo apenas tenía elementos más allá del hidrógeno y el silicio. En esos tiempos, el silano podría formarse fácilmente. En cambio, en planetas más recientes como Júpiter, el silicio se une al oxígeno -más abundante- formando compuestos más pesados que se hunden en las profundidades atmosféricas y no son detectables.
Este descubrimiento no solo confirma teorías sobre la formación de nubes en atmósferas planetarias, sino que también ofrece una ventana a cómo la química primordial del Universo influye en los mundos que se formaron hace miles de millones de años.