
La amenaza de nuevos derrumbes se ha elevado tras las lluvias torrenciales que inundaron viviendas improvisadas y tiendas de campaña en Gaza, de acuerdo con información de la Defensa Civil recogida por diversos medios. En este contexto, según informó el diario Filastin y tal como consignaron fuentes palestinas y organismos humanitarios, los refugios donde viven cientos de familias desplazadas han quedado completamente anegados, lo que agrava la situación de emergencia en la Franja y eleva la preocupación de las autoridades y organizaciones sobre la seguridad física de quienes ocupan esas estructuras debilitadas.
El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) emitió una advertencia pública, reportada por Filastin y otros medios, respecto al impacto directo de las lluvias intensas sobre las condiciones de miles de desplazados internos. Hamás solicitó a la comunidad internacional que incremente la ayuda humanitaria y adopte medidas urgentes frente al deterioro de la situación, especialmente de cara a la temporada invernal, que podría intensificar el sufrimiento de la población civil. Hazem Qasem, portavoz del movimiento, expresó que existe una responsabilidad moral, humanitaria y legal para responder a lo que denominó una catástrofe que se profundiza con el actual contexto climático e institucional.
De acuerdo con información suministrada por diferentes voceros a medios locales, la necesidad de asistencia humanitaria básica se ha comprimido aún más por la falta de recursos, la saturación de los refugios de emergencia y la insuficiencia de suministros elementales. Mahmud Basal, vocero de la Defensa Civil de Gaza, explicó que alrededor de 450.000 tiendas de campaña adicionales serían necesarias para lograr una cobertura adecuada de los desplazados, cifra que revela la magnitud de la crisis y los desafíos para gestionar el alojamiento temporal bajo las actuales condiciones.
El mismo portavoz de la Defensa Civil detalló que el riesgo de colapso de viviendas temporales, muchas de ellas con graves daños estructurales a raíz de ataques previos y deterioro por exposición, se agrava con cada nuevo episodio de fuertes precipitaciones. A este riesgo se suma la creciente escasez de recursos, derivada de las restricciones impuestas al ingreso de ayuda humanitaria.
Según reportó Filastin, las autoridades bajo control de Hamás acusaron al Gobierno de Israel de mantener severas limitaciones a la entrada de suministros, a pesar de los acuerdos internacionales que estipulan el acceso a la asistencia para la población civil del enclave. El portavoz Hazem Qasem acusó que la falta de acción de la comunidad internacional y de los estados árabes e islámicos facilita el mantenimiento del asedio y empeora de forma crítica las condiciones en Gaza durante el invierno.
En cuanto al balance de víctimas desde la entrada en vigor del cese al fuego el 10 de octubre, las autoridades locales ubicaron en 260 la cifra de personas fallecidas en ataques israelíes posteriores. Además, según información presentada por los organismos del enclave, 632 habitantes resultaron heridos y 533 cuerpos fueron recuperados en áreas que antes resultaban inaccesibles debido a la presencia de tropas israelíes o la continuidad de la ofensiva militar.
Igualmente, se remarcó que el impacto de las lluvias no se ha limitado al deterioro de los refugios temporales. Falta de acceso a servicios básicos como agua potable, sistemas de saneamiento y alimentos, intensificada por los cortes y bloqueos recientes, se suman a los peligros de exposición a bajas temperaturas a medida que avanza el invierno, según coinciden diversas fuentes previsionales y humanitarias consultadas por Filastin.
En este contexto, la llamada de Hamás a la comunidad internacional busca presionar acciones inmediatas de asistencia, con la advertencia de que la continuidad de las restricciones podría conducir a consecuencias “catastróficas”, en palabras de sus representantes difundidas por Filastin, tanto para las condiciones sanitarias como para la estabilidad social en el enclave palestino.
