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Muchas veces, antes de dar una charla, Victoria Zorraquín, especialista en educación, docente e investigadora, hace la siguiente pregunta: “¿Se acuerdan a qué edad aprendieron a leer y quién les enseñó a leer?“. “Surgen las historias más divinas y siempre me pasa que el 100% aprendió entre los 5, máximo 6 años. Entonces cuando me dicen eso digo: ‘Espérenme, cortemos la calle y avisemos a todo el pueblo que tenemos un grupo de superdotados en esta sala que aprendieron a leer y escribir en primer grado o antes’. ¿Por qué eso ahora en la Argentina, pareciera que no se da más?“, cuenta. Es su forma de poner énfasis en lo que cree que es la mayor crisis del sistema educativo, la forma en que se enseña a leer.
Zorraquín acaba de publicar un libro, No aprendimos nada, de Editorial El Ateneo, en el que da algunas claves de qué pasó en el camino entre una generación que se alfabetizó en primer grado y las siguientes, que egresan sin comprender lo que leen.
“Aprender parece una mala palabra. Tenemos dificultades en la comprensión de textos y últimos puestos en las pruebas internacionales de educación, abandono del sistema escolar y analfabetismo. La educación perdió el rumbo. ¿Es responsabilidad del Estado, de la escuela, de la familia, de los docentes? ¿O de todos?“, se plantea en la contratapa del libro y suma: ”¿Hay algo que podamos hacer?“.
-¿Por qué el libro se llama así?
-Hicimos un juego de palabras con esta frase tan argentina que usamos ante catástrofes y ante situaciones en las que nos damos cuenta que no evolucionamos y tropezamos varias veces con la misma piedra. Por ejemplo, cuando vemos que hay un accidente mortal en una ruta que está mal señalizada y a la semana siguiente se repite otro accidente peor, porque no aprendimos de los errores. Entonces nos miramos y decimos: “te das cuenta, no aprendimos nada”. En este caso, no aprendimos nada porque no nos hemos dejado influenciar por todos los avances de las neurociencias que confirman que no existe, tal cosa como el cerebro lector y que los humanos no nacemos con la condición natural de poder leer
– Usted plantea que los miembros de la generación X aprendieron en su mayoría a leer y a escribir en primer grado, sin ser prodigios y sin que fuera una experiencia traumática. En cambio, la generación actual, llega al ciclo superior de la primaria con una dificultosa alfabetización. ¿Qué hicimos mal?
-Nuestro cerebro no viene cableado para leer, sí para hablar pero no para leer y es por eso que los humanos necesitamos que se nos enseñe explícitamente el código, es decir las letras y su correspondencia con los sonidos. Si alguien no nos enseña esto explícitamente, sólo un 5% de los alumnos logra aprender a leer a tiempo. Argentina se enamoró y se casó con esa teoría que dice que vamos a aprender a leer del mismo modo que aprendemos a hablar, sólo porque nos sumerjan en un ambiente alfabetizador y como esto no ocurre. Es por eso que tenemos un 50% de analfabetos en tercer grado y lo mismo al final del de la primaria. Además, un 50% de alumnos que abandona la secundaria. ¡Son chicos que no pudieron aprender a leer!
-¿Cómo se instaló esta teoría?
-Viene de varios autores, la más conocida en Argentina fue Emilia Ferreiro, con su teoría de la psicogénesis, que otros llaman constructivismo y que tiene ese transfondo: asume que vamos a aprender a leer de un modo natural, cosa que ya ha demostrado la neurociencia que es imposible. Yo creo que esta idea se hizo fuerte con el regreso de la democracia. Había voces que decían que si enseñábamos explícitamente que la S se escribe así según ciertas reglas, a estamos siendo autoritarios. Y se creyó que teníamos que dejar que cada niño descubra, explore y le dé su sentido. Y así, después de años, hemos llegado al día de hoy con docentes en todo el país que por más que estén comprometidos con sus alumnos, no tienen las herramientas, la formación, ni los materiales para poder enseñar explícitamente.
– ¿Qué significa enseñar explícitamente a leer?
– Cuando decimos explícitamente, decimos que se hace partiendo de la conciencia fonológica, que es una habilidad que necesita desarrollar nuestro cerebro, que permite vincular los gramas fonemas, los sonidos y las letras. Necesitamos enseñarle eso al cerebro para que luego el cerebro con más enseñanza explícita, pueda leer, pueda transformar una zona del cerebro que en estado natural, desde que nacemos, es la que nos permite reconocer caras y objetos.
– ¿Qué necesita un chico para aprender a leer y escribir?
-Para poder lograr leer y escribir el cerebro hace una transformación gigante, gracias a lo que se denomina plasticidad cerebral. Modifica las áreas del reconocimiento para poder identificar, no solo una cara o un objeto, sino también una letra del lenguaje hablado que fue plasmada en un papel. Debe aprender que cuando alguien la lee, produce el mismo sonido que esa persona que estaba hablando. Ese proceso es increíble y ¡hay que enseñarlo! El niño no lo puede aprender solo. Hay que mostrarle, trabajando, para enseñarle código, todos los sonidos y su correspondencia con las letras en cada idioma.
– ¿Alfabetizarse es un punto de partida para aprender todo lo demás, que si se demora, empeora todo el pronóstico escolar?
– Alfabetizarse es la ventana hacia todos los aprendizajes que puede conseguir la escuela. Por eso, demorar el acceso a la alfabetización, pensando que los niños no están listos cuando tienen cinco o seis años y que pueden esperar hasta que tengan ocho o nueve es un disparate. No solo eso, sobre todo es una crueldad, porque esos niños que se alfabetizan tarde no van a poder seguir el ritmo escolar. Daña su autoestima, disminuye su interés por aprender y en muchísimos casos termina produciendo abandono escolar. A mí me gusta mucho la frase de que hay que aprender a leer para luego leer para aprender, toda la vida. No existe tal cosa como enseñar a leer y no enseñar a comprender. El que aprende a leer verdaderamente puede comprender. Y por eso, cada vez que en la escuela se dice que los niños no comprenden, en realidad el primer problema es que no están pudiendo leer.
– ¿Qué rol cumplen o podrían cumplir las familias en la alfabetización? Porque con los nuevos métodos, muchos padres terminaron creyendo que entorpecen el proceso si les enseñan como aprendieron ellos…
-La familias cumplen un rol clave y no existe tal cosa como nuevo método. Lo que yo te estoy contando ya lo hacían las maestras en tiempos de Sarmiento. Sin embargo, nos enamoramos de teorías infundadas y contrarias a la ciencia de la lectura. Es importante entender esto porque entonces la familia vuelve a cobrar el rol fundamental que jamás debería haber perdido en el libro. Yo hablo de tres llaves esenciales que tenemos en casa para encender el aprendizaje, que se inicia mucho antes de que los niños lleguen a la escuela. El aprendizaje se enciende de la mano de la familia, de los abuelos, de los tíos y esto no tiene nada que ver con la formación académica. Esto tiene que ver con el sentido común, con él sabernos humanos. Un ser humano le tiende la mano a la cría humana para ayudarlo a ingresar al “parque humano”. Parte de esa tarea es entender los principios del lenguaje escrito, para en casa trabajar con las rimas, con las canciones, con las poesías, para trabajar los precursores de la alfabetización. Esa es una llave esencial que tenemos en casa. La otra es la de fomentar el juego libre y alejar a los niños de las pantallas. La tercera llave es la conversación. Volver a conversar en casa. Es la forma en la que se generan los mejores aprendizajes.
– El plan de alfabetización nacional plantea cambios pero deja librado a la decisión de cada jurisdicción la elección del método estructurado o psicogénesis. ¿Sirve?
-Es cierto que somos un país libre, pero creo que así como tenemos un plan nacional de vacunación activo, del mismo modo tenemos que mostrar lo que dice la ciencia de la lectura y lograr que todos los docentes del país enseñen con los fundamentos de la ciencia. Debemos enseñar, primero la conciencia fonológica para luego pasar a la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura y, además enseñar a comprender. Son procesos simultáneos, no va uno primero y otro después
– En el libro plantea cómo puede ser que en el aula haya tantos chicos con Proyectos Pedagógicos de Integración. En cambio, muchos especialistas cuestionan que la escuela no está preparada para enseñar en la diversidad. Y que no todos los chicos aprenden todos juntos al mismo tiempo…
-Estoy convencida que muchos muchísimos de los mal llamados problemas de aprendizaje son problemas de enseñanza. Estoy convencida de que si se logra que todos los niños aprendan a leer en primer grado, la cantidad de chicos con problemas de aprendizaje, bajaría drásticamente. Tendremos otros problemas de los cuales habrá que ocuparse, pero no van a existir esa cantidad de problemas que tenemos hoy. con los consultorios psicológicos, psicopedagógicos, de psiquiatras infantiles, fonoaudiológicos y de terapias alternativas desbordados de alumnos con problemas en la escuela.