Uno de los detenidos consiguió evadirse temporalmente durante el traslado hacia una prisión militar tras un enfrentamiento entre manifestantes ultraortodoxos y personal de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en las inmediaciones del cruce de Kfar Yona, en el centro del país. El medio Times of Israel consignó que el incidente se registró cuando cientos de manifestantes bloquearon la ruta del vehículo militar donde iban los arrestados, lo que derivó en una agresión al personal militar que escoltaba la unidad. Durante estos hechos, dos soldados israelíes resultaron heridos, según confirmaron fuentes oficiales.
De acuerdo con lo informado por las FDI a través de su canal de Telegram, la jornada comenzó con el arresto de varias personas identificadas como evadidas del servicio militar obligatorio. Estas personas atravesaron un procedimiento disciplinario antes de ser trasladadas en un vehículo militar hacia la prisión de Beit Lid. El mensaje del Ejército detalla que al llegar al cruce de Kfar Yona, la comitiva se encontró con una protesta masiva protagonizada por miembros de la comunidad ultraortodoxa haredí, quienes rechazan el reclutamiento por razones religiosas.
El comunicado militar indica que durante la manifestación se registraron lanzamientos de piedras y gas lacrimógeno contra el vehículo militar. Como resultado de la exposición al gas, dos efectivos de las FDI sufrieron lesiones leves y recibieron atención médica en el lugar, sin requerir hospitalización. Las fuerzas armadas señalaron que, en medio del caos, uno de los arrestados aprovechó el desconcierto para escapar de la custodia. Las mismas fuentes añadieron que posteriormente fue recapturado, permitiendo continuar con el traslado previsto de los detenidos.
Según detalló el diario Times of Israel, la comunidad haredí se movilizó con centenares de personas para rechazar la detención de quienes consideran exentos de servir en el ejército debido a la dedicación al estudio religioso. El conflicto por el reclutamiento de judíos ultraortodoxos, que tradicionalmente han estado exentos por motivos de fe y práctica religiosa, ha generado protestas repetidas en distintas localidades.
El ejército calificó el incidente como «grave» y expresó su rechazo a cualquier forma de agresión contra los integrantes de las FDI encargados de hacer cumplir la ley. El comunicado distribuido por las FDI recalcó que «seguiremos actuando conforme a la ley según corresponda». Además, la institución condenó de forma explícita los actos que atenten contra la integridad del personal militar en servicio.
A fines de julio, las FDI remitieron 54.000 órdenes de reclutamiento dirigidas a miembros de la comunidad ultraortodoxa haredí, según consignó Times of Israel. Esto intensificó las tensiones y desencadenó nuevas protestas en diferentes puntos del país, en una coyuntura en la que el debate sobre la obligatoriedad del servicio militar para este sector social ocupa un lugar central en la vida política y religiosa de Israel.
La raíz de la controversia se encuentra en la percepción de que los varones que dedican su vida al estudio de la Torá deben estar exentos del servicio, un privilegio que ha sido fuertemente cuestionado por otros segmentos de la sociedad israelí. Las autoridades militares han defendido la aplicación de la ley y el tratamiento igualitario para todos los ciudadanos, mientras que los líderes religiosos y comunitarios haredíes sostienen que la imposición del reclutamiento atenta contra la libertad religiosa y las tradiciones de su grupo.
El desarrollo de estos enfrentamientos refleja la magnitud del desacuerdo entre los sectores más conservadores y el Estado, y ha implicado riesgos para la seguridad y el orden público, como lo demuestran los incidentes ocurridos en Kfar Yona. Questionamientos hacia la actuación de ambas partes han surgido en medio de llamados a la moderación y la búsqueda de soluciones que permitan compatibilizar las obligaciones legales con el respeto a las creencias religiosas.
El episodio de esta jornada se suma a una larga serie de protestas y resistencias que han caracterizado la relación tensa entre el Estado y la comunidad haredí en torno al servicio militar. Según publicó Times of Israel, la política de las FDI ha reiterado su compromiso con el cumplimiento del marco legal vigente, mientras que organizaciones representativas de los religiosos expresaron su determinación de continuar con las manifestaciones para oponerse a lo que consideran una imposición injusta.