
En el panorama global de la salud, las enfermedades hepáticas atraen una creciente atención, especialmente la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), que afecta a millones y suele asociarse con la obesidad. Investigadores de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Naresuan han realizado un estudio en ratas obesas, explorando cómo la papaya puede contribuir a prevenir y tratar esta condición.
Dicho experimento se diseñó con un enfoque controlado. Los científicos seleccionaron ratas jóvenes y, tras una semana de adaptación, las dividieron en cuatro grupos. Un grupo siguió una dieta habitual, sin alteraciones. Otro grupo recibió una alta en grasas para inducir el hígado graso.
Los dos grupos restantes, aparte de la dieta rica en grasas, consumieron diferentes dosis de jugo de papaya: uno recibió 0.5 ml y el otro 1 ml por cada 100 gramos de peso corporal. El tratamiento se mantuvo durante 12 semanas.

La idea detrás de este diseño era observar si la papaya, consumida en medio de una alimentación poco saludable, podía ofrecer algún tipo de protección al hígado. Para analizar los efectos, al final del estudio se tomaron muestras de sangre y tejido de las ratas. Estos análisis permitieron evaluar desde cambios en el peso corporal hasta indicadores específicos de daño hepático y marcadores de inflamación.
El experimento tuvo resultados con diferencias notables. Las ratas que habían recibido la dosis más alta de jugo de papaya presentaron una disminución significativa de peso en comparación con aquellos que solo siguieron la dieta rica en grasas. Más allá del control de peso, en estos animales se observó una reducción de la acumulación de grasa en el hígado y una mejora general en los perfiles lipídicos, es decir, bajaron los niveles de colesterol y triglicéridos en el órgano.
No solo mejoraron los indicadores relacionados con la grasa, sino que también descendieron algunos de los principales marcadores de inflamación identificados en sangre. Entre ellos, se analizaron sustancias como la interleucina 6 y el factor de necrosis tumoral, que normalmente se elevan junto con el daño hepático. En los grupos tratados con papaya, especialmente con las dosis más altas, estas sustancias se encontraron en niveles inferiores, lo que refleja una reducción de la inflamación sistémica.

Otro punto importante del estudio estuvo en el análisis del estrés oxidativo. Las ratas que consumieron jugo de papaya mostraron un mejor equilibrio entre los compuestos que generan daño oxidativo y las enzimas protectoras que posee el organismo, como la catalasa y la superóxido dismutasa.
Un dato para destacar del experimento es que, aunque el peso absoluto del hígado no cambió significativamente entre los distintos grupos, su funcionamiento mejoraron notablemente con la inclusión de la papaya en la alimentación. Sin embargo, este proyecto solamente fue aplicado en ratas. Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.
